- La memoria y el conocimiento son formas de contrarrestar el dolor, la parálisis y el miedo
- En México el periodismo se ha burocratizado
Paola Cortés Pérez
Xalapa, Ver. 03/10/2016.- El periodista es el historiador del presente porque es testigo y relator de los hechos cotidianos, por ello tiene la obligación y responsabilidad de recordar todos los acontecimientos para contrarrestar el silencio y el miedo, afirmó el escritor Sergio González Rodríguez durante la conferencia “México: mitos y realidades” que dictó en el marco de los Diálogos Interdisciplinarios por la Paz 2016.
La charla tuvo lugar en el Auditorio “Jesús Morales Fernández” de la Unidad de Humanidades, el lunes 26 de septiembre; asistieron el director general de Desarrollo Académico e Innovación Educativa, José Antonio Hernanz Moral, y la directora general de Difusión Cultural, Esther Hernández Palacios Mirón.
Sergio González enfatizó que la memoria y el conocimiento son formas de contrarrestar el dolor, la parálisis y el miedo, pero sobre todo de oposición a la normalidad de la barbarie que se vive en los últimos años en el país.
“No podemos considerar que sea normal el asesinato de mujeres, la ejecución, el desmembramiento de cuerpos, la desaparición de personas. No es normal que en este país las personas que exigen justicia desaparezcan o mueran, tenemos que buscar nuevos cauces de participación ciudadana.”
Entonces, los periodistas no sólo tienen que trabajar en condiciones peligrosas por la violencia que se vive de manera cotidiana, también tienen que desarrollarse profesionalmente en un contexto nacional donde la libertad de expresión es acotada, las instituciones de protección a periodistas son ineficientes y en los medios de comunicación domina la versión oficial.
Este panorama, indicó, ha propiciado que en México el periodismo se haya burocratizado: la investigación periodística se basa y sustenta en documentos oficiales; los reporteros carecen de una visión amplia sobre lo que investigan, sólo repiten, transmiten o reportan lo dicho por las fuentes oficiales; y las leyes son más restrictivas sobre los datos de funcionarios públicos.
Lo anterior, mencionó, ha traído consigo efectos perversos como el predominio de la versión oficial; los medios reducen su capacidad de investigar; los directivos de los medios entran en el mercado discrecional de la información; hay un intercambio de “fuentes” a cambio de trato privilegiado.
Así como los medios y los periodistas se apropian del consecuente impacto emotivo en disfavor de la crítica y la reflexión, los medios reemplazan al Poder Judicial ante carencias institucionales; lo periodístico se vuelve policiaco-judicial, es decir, los periodistas se vuelven detectives; crean sus propias normas éticas, en lugar de respetar principios constitucionales, entre otros.
El también columnista de Reforma, planteó que lo deseable periodísticamente hablando sería tener una seguridad efectiva para los medios y periodistas; una reforma legislativa sobre la publicidad oficial contra la censura indirecta; reducción de la autocensura y estimular la investigación rigurosa; reforma legislativa contra la publicidad engañosa de carácter político.
González Rodríguez destacó que especialmente debe existir una auténtica solidaridad gremial entre los periodistas, un cambio profundo de las prácticas, mayor capacitación para el trabajo de campo y buscar nuevas formas de narrar, tomando como base los estudios interdisciplinarios.
“En estos momentos en que trabajar como periodista en el país y en el estado es lo mismo que estar en una zona de guerra, es fundamental la unidad y el trabajo en equipo, de lo contrario difícilmente sobrevivirán”, advirtió el escritor de Huesos en el desierto.
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