- Pareciera que en nuestro país se viven varios mundos paralelos, consideró la investigadora Ana Gamboa de Trejo
- Se estima que en México 3.2 millones de niñas, niños y adolescentes han realizado algún trabajo
José Luis Couttolenc Soto
Fotos: César Pisil Ramos
12/06/2023, Xalapa, Ver.- El trabajo forzoso u obligatorio de niñas, niños y adolescentes constituye una de las graves expresiones de violencia y discriminación al que son sometidos alrededor de 160 millones en el mundo, impidiéndoles ejercer a plenitud sus derechos; sin embargo, es este un problema que la sociedad se niega a visibilizar.
Para abordar esta situación, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) instituyó el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, con la finalidad de generar conciencia sobre la magnitud del fenómeno y hacer un llamado a sumar esfuerzos para erradicarlo.
Al respecto, Ana Gamboa de Trejo, investigadora y coordinadora del Centro de Estudios sobre Derecho, Globalización y Seguridad (Cedegs) de la Universidad Veracruzana (UV), ha realizado diversos estudios de los que se desprende su colaboración en el libro Grupos vulnerables: Los trabajadores, en el que aporta el capítulo “Trabajo infantil: trabajo forzado”.
Plantea que pareciera que en México se viven dos mundos paralelos: en uno, la población infantil tiene personas que les cuidan, acompañan y procuran tanto su bienestar como su felicidad; en otro, los pequeños son obligados a levantarse al alba para cumplir con alguna tarea o trabajar como cualquier adulto, a fin de obtener algunos pesos, ya sea llevando mercancía, labrando la tierra, cortando caña, pescando o empacando víveres en algún supermercado.
Este panorama, dijo la investigadora, lleva a cuestionar si la niña o el niño es capaz de preguntarse por qué le tocó ser parte de la estadística de los que tienen que trabajar.
Quizá entre las respuestas esté que el trabajo infantil es causado por la pobreza y la exclusión, o por ser hijos de familias numerosas y de escasos recursos económicos, lo cual los priva de llevar una vida digna y recibir educación que les permita acceder a oportunidades de trabajo cuando sean adultos.
La Coordinadora del Cedegs recordó que en 2014 en México se reformó la Constitución Política para elevar en un año la edad mínima para trabajar, pasando de 14 a 15 años; sin embargo, el Módulo de Trabajo Infantil 2017 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala que a nivel nacional 3.2 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años de edad, realizaron trabajo infantil.
Gamboa de Trejo opinó que este problema permanece y crece, por lo que es necesario que se instrumenten políticas gubernamentales dirigidas específicamente a este sector, que se vaya en búsqueda de los niños trabajadores, se les ubique en dónde se encuentran cuando salen de su casa, y esta acción no sea sólo en zonas urbanas, sino que se extienda a las comunidades, que es en donde más se necesita de una política de protección a los menores para que no queden en el olvido.
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