- Fue condecorado por sus aportaciones al estudio de la psicología
- Privatizar la universidad es cancelar la posibilidad de que sea un espacio de conocimiento autónomo, crítico y riguroso; al convertirla en maquiladora y reproductora del conocimiento
Paola Cortés Pérez
(Fotos: UASLP)
Xalapa, Ver. 11/10/2016.- Emilio Ribes Iñesta, académico e integrante del Centro de Estudios e Investigaciones en Conocimiento y Aprendizaje Humano (CEICAH) de la Universidad Veracruzana (UV), recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), por sus importantes aportaciones en el estudio del comportamiento humano y de la psicología, a nivel nacional e internacional.
El reconocimiento fue entregado en el marco de la sesión solemne del Consejo Directivo Universitario, el pasado viernes 7 de octubre, por el rector de la UASLP, Manuel Fermín Villar Rubio.
“Con su ejemplo nos hace reflexionar sobre el quehacer y objetivos de la universidad pública. Es un gran ejemplo para todas las personas que trabajan y trabajaron por una educación superior de calidad”, expresó.
En tanto, Agustín Zárate Loyola, presidente del Jurado de Honor, externó que Ribes Iñesta es una de las personalidades más importantes en el área de la psicología. “Es un referente de la psicología en México y en el mundo por su trabajo constante que ha impactado en cada una de las áreas de esta disciplina.”
Al tomar la palabra, Ribes Iñesta habló sobre la privatización de la educación superior en el país, que a su parecer inició a partir de 1988 con la adopción de criterios de planeación y administración de la educación, la investigación, la ciencia y la tecnología, impulsadas e impuestas por las corporaciones financieras, industriales y comerciales, nacionales e internacionales.
“La educación en general, principalmente la educación superior, así como la investigación científica y tecnológica, son apetecibles presas para el sistema capitalista, este sistema predador donde las universidades son vistas como empresas que forman parte de la estructura productiva.”
Estas nuevas políticas, expuso, han derivado en la creación de formatos evaluativos y requerimientos administrativos que se han apropiado de la gobernanza, organización y funcionamiento de las universidades.
“La llamada cultura de evaluación ha resultado ser un gran panóptico (arquitectura carcelaria diseñada para vigilar a los reclusos de una prisión desde cualquier punto en el que estuvieran), donde se deben rendir informes permanentemente, justificar cualquier solicitud, presentar comprobantes de cualquier actividad o resultado, ser auditado in situ para el cumplimiento de las tareas académicas, el académico debe dedicar parte de su tiempo a cumplir tareas del proceso de evaluación y otro para ser evaluado.”
En este mercado del conocimiento también participan los programas de posgrado, que a cambio de becas para sus estudiantes se ven obligados a cumplir con criterios de eficiencia productiva en términos de número y proporción de egresados, así como la incorporación a la red internacional de la producción del conocimiento, resaltó.
“Nunca se evalúa la calidad, originalidad y relevancia del conocimiento adquirido y generado. A las licenciaturas se les ha desvinculado de toda relación con la investigación para que formen parte del ejército de reserva del sistema.”
El también fundador de la Facultad de Psicología de la UV afirmó que el futuro para las universidades públicas no es nada halagüeño, ejemplo de ello es la propuesta de nueva Ley de Educación Superior elaborada por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), en la cual se establece la creación de un nuevo organismo evaluador de la educación superior.
Además, “incluye a las universidades privadas como parte del sistema nacional de educación superior, por lo que tendrían los mismos derechos y apoyos estatales y federales.
”Esta idea no es propia de la ANUIES, sino de una imposición desde el poder, ya que no ha sido consultada, discutida o informada a los miembros de las universidades, los académicos y a los estudiantes, representados en este organismo, al ser un paso adicional hacia la privatización.”
Sostuvo que privatizar a la universidad significa la privatización del conocimiento, de los criterios de generación y aplicación, así como del acotamiento y restricción del mismo.
“Privatizar la universidad es individualizar lo que por naturaleza es colectivo, es cancelar la posibilidad de que sea un espacio de conocimiento autónomo, crítico y riguroso; para transformarla en un conjunto segregado de realidades articuladas con y por las demandas del sector productivo y de la clase en el poder.”
Esta visión, reiteró Ribes Iñesta, condena a las instituciones de educación superior públicas a un papel periférico en la generación, transmisión y aplicación del conocimiento, a sólo ser maquiladoras y reproductoras del conocimiento.
Indicó que la siguiente fase del proceso ya inició con los programas de vinculación e internacionalización que buscan articular a los académicos y a los proyectos destacados con instituciones, organizaciones y empresas, de los países capitalistas avanzados.
Por último, puntualizó que está en manos de los universitarios revertir este proceso, para ello primero deben ser conscientes de las funciones a las que se deben, de las condiciones que las coartan y de la necesidad de ser congruentes con la responsabilidad que tienen con un país doliente y saqueado, como ha sido México.
Emilio Ribes Iñesta es maestro en Psicología Experimental por la Universidad de Toronto y doctor en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido distinguido con el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Veracruzana y es miembro emérito del Sistema Nacional de Investigadores.
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