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En México, 64 por ciento de viviendas son construidas por sus habitantes

  • En América Latina siguen siendo funcionales las cooperativas de vivienda
  • Dentro del Coloquio “El derecho a la ciudad. Medio siglo de una idea revolucionaria”, expertos reflexionaron sobre el derecho a habitar

 

En el IIH-S tuvo lugar la mesa “El derecho a habitar”, dentro del Coloquio “El derecho a la ciudad. Medio siglo de una idea revolucionaria”

 

Claudia Peralta Vázquez

28/08/18, Xalapa, Ver.- En México, el 64 por ciento de las viviendas fueron construidas por sus habitantes y con sus propios medios, contrario a lo que ocurre en Uruguay donde las clases obreras adoptaron un modelo de producción social, refirió Jerónimo Díaz Marielle, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Azcapotzalco.

En la Mesa 2 “El derecho a habitar”, del Coloquio “El derecho a la ciudad. Medio siglo de una idea revolucionaria”, que se desarrolló el viernes 24 de agosto, expertos de la Universidad Veracruzana (UV), de la UAM, El Colegio de Michoacán y la Universidad de Colima, reflexionaron en torno a este tema a propósito del libro de Henri Lefebvre.

Jerónimo Díaz comentó que el cooperativismo de vivienda por ayuda mutua es una expresión latinoamericana de la lucha por el derecho a la ciudad.

Cuando en Europa son la empresa y el Estado los que construyen viviendas, en América Latina (AL) un censo de 2015 indica que la construcción del 64 por ciento de las viviendas en México recayó en sus propios habitantes.

Durante el abordaje del tema “Si Lefebvre viviera, con las cooperativas anduviera”, el geógrafo dio a conocer que en AL los conjuntos habitacionales y cooperativas construidas por los habitantes siguen siendo funcionales, pues gestionan servicios para la comunidad.

En ese sentido, habló del caso de la Federación Uruguaya y Cooperativas de Vivienda, lo cual es una excepción en un contexto de Estado debilitado y urbanización dependiente; es decir, cuando ni el gobierno ni las empresas privadas podían ofrecer viviendas a la población, ésta se puso a construir de forma organizada.

Esto se logró con una ley de vivienda surgida en 1968 que pasó desapercibida, aunque ciertos grupos lograron ingresar la iniciativa que se vio frenada por la dictadura para posteriormente despuntar entre 1990 y el 2000.

Actualmente, 22 mil familias –lo cual representa el dos por ciento de la población uruguaya– vive en cooperativas adheridas a la Federación Uruguaya y Cooperativas de Vivienda.

En México, dijo, sí existen cooperativas de vivienda, y desde la UAM se impulsan alrededor de cuatro experiencias del Movimiento Urbano Popular con muchas dificultades, al igual que en Argentina y en muchos otros países donde no hay un marco claro ni experiencias en torno a esto.

En el Auditorio “Gonzalo Aguirre Beltrán” del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S), donde tuvo lugar el evento organizado por el grupo de colaboración “Espacio, tiempo, cultura”, con el apoyo de la Maestría en Ciencias Sociales y el Doctorado en Historia y Estudios Regionales, también intervino Dora Cecilia Sánchez Hidalgo.

La investigadora del IIH-S habló sobre “El ideal urbano ante el derecho a la ciudad: una visión global desde la década de 1930” y destacó su intención de mirar y buscar lo específico durante ese periodo y la diferencia de la Ciudad de México desde procesos globales a diferentes escalas.

Dejó en claro que si algo caracteriza a esta época fue el establecimiento de colonias obreras, donde se construyeron cientos de casas mínimas para los trabajadores, con lo que se buscaba resolver el viejo problema de vivienda y responder a las demandas sociales emanadas de la Revolución.

“Si bien estos procesos económicos, sociales, políticos y culturales reconfiguraron el espacio urbano, Lefebvre advierte que la actividad creadora no deriva deductivamente de éstos.”

La Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Chicago, indicó que los procesos globales pactaron el espacio urbano donde los trabajadores, migrantes, desplazados, recién llegados y los habitantes de las vecindades, barrios, colonias y fraccionamientos se apropiaron de las ciudades para comprenderlas de otra manera.

No se trata de ubicar a la ciudad en un tiempo progresivo dividido por etapas de desarrollo, sino de cómo estas mediaciones articulan estructuras sociales que se materializan en sistema para dar forma a la ciudad, agregó.

Rihan Yeh, doctora en Antropología Sociocultural e investigadora del Centro de Estudios Antropológicos de El Colegio de Michoacán, disertó sobre “El derecho a la garita”.

El trabajo de la especialista explora los efectos de la frontera México-Estados Unidos en la vida pública de Tijuana, Baja California, a través del análisis detallado de interacciones específicas.

Su ponencia se enfocó a este tema como punto de partida para explorar la íntima relación de la frontera y el urbanismo.

“Los habitantes como patrimonio en la ciudad tradicional: el caso del barrio El Carmen”, fue abordado por Laura Elisa Varela Cabral, de la Universidad de Colima.

En dicho espacio social creado a partir de varios elementos, existen casas de los siglos XVI al XX y creció hacia el sur del centro histórico de la ciudad de Puebla.

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