- “No sólo la caracterizó su amor a la literatura, sino al ser humano a través de la literatura”: José Luis Martínez Morales
- El académico de la UV participó en el conversatorio “Esther Hernández Palacios, vocación y escrituras”
- Junto con Quetzalli Domínguez Sánchez, egresada UV, y el historiador Héctor González Aguilar
Claudia Peralta Vázquez
Fotos: Omar Portilla Palacios
13/05/2023, Xalapa, Ver.- “María Esther Hernández Palacios fue una mujer de fe, a quien no sólo la caracterizó su amor por la literatura, sino por el ser humano a través de la literatura”.
Con esas palabras, recordó José Luis Martínez Morales a su compañera, amiga, colega y contemporánea fallecida el pasado 12 de marzo del presente año, durante el conversatorio “Esther Hernández Palacios, vocación y escrituras”.
En el encuentro realizado en el Foro al Aire Libre “Miguel Vélez Arceo” de la Casa del Lago de la Universidad Veracruzana (UV), y como parte de las actividades de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU), también participó Quetzalli Domínguez Sánchez, coordinadora del Colectivo Palabras de Alumbre, y el historiador Héctor González Aguilar.
A Martínez Morales, estudioso de la obra de Sergio Galindo, lo vincula una sólida y larga amistad con la escritora, poetisa y ensayista, quien también fue investigadora del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL-L) y académica de la Facultad de Letras Españolas de esta casa de estudios.
Sobre su vida consagrada al estudio de la poesía, dijo que Hernández Palacios fue formada con una educación católica profunda, pero en su etapa de estudiante tuvo sus crisis de fe y de duda.
No obstante, los momentos difíciles por los que ella atravesó la hacían regresar a la presencia de la divinidad, lo cual proyectó de algún modo en sus obras.
“Las adversidades que enfrentó la hicieron ser una mujer aún más humana.”
Quetzalli Domínguez compartió con los asistentes el contacto y relación que las unió como maestra-alumna en la Facultad de Letras Españolas, donde Hernández Palacios le impartió la experiencia educativa (EE) Mitos y Cosmogonías.
Más adelante, Quetzalli decidió hacer su tesis de Licenciatura sobre el libro Diario de una madre mutilada, autoría de la académica en un proceso de catarsis y liberación por la muerte de su hija Irene, en un hecho violento que conmocionó a la ciudad de Xalapa el 8 de junio de 2010, y por el cual recibió el Premio Bellas Artes de Testimonio “Carlos Montemayor”.
Recordó el apoyo que la escritora le brindó para el desarrollo de su trabajo recepcional, que incluyó un análisis grafológico basado en las formas del manuscrito, pues pudo acceder al texto original escrito a mano. Lo anterior, con el afán de determinar la psique de la autora.
El resultado arrojó que la escritura ágil, rápida y en letra cursiva denotaba una alteración en el sistema nervioso central que disminuyó al paso de un mes, tiempo en que dejó de escribir el texto.
Es decir, lo inició con una letra agresiva, temblorosa y pequeña, y al final era más neutral, lo cual significó que ya era más consciente de lo que escribía.
Por su parte, Héctor González también hizo hincapié en la parte humana y solidaria de Esther Hernández Palacios, cuando tuvo la oportunidad de ser su alumno en la Maestría en Literatura Mexicana del IIL-L.
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