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Estudiante UV trabaja en proyecto educativo propio de las mujeres afroveracruzanas

  • En el marco de la investigación doctoral de María Concepción Patraca Rueda, se desarrolló el Primer Encuentro de Mujeres Afroveracruzanas

 

En el marco de la tesis doctoral se realizó el Primer Encuentro de Mujeres Afroveracruzanas “Otra educación es posible”

En el marco de la tesis doctoral se realizó el Primer Encuentro de Mujeres Afroveracruzanas “Otra educación es posible”

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

Fotos: Juan Carlos Sandoval (1), Guadalupe Mendoza (2), María de los Ángeles Luis (3)

05/07/2022, Xalapa, Ver.- María de la Concepción Patraca Rueda, estudiante del Doctorado en Investigación Educativa (DIE) del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE) de la Universidad Veracruzana (UV), desarrolla el proyecto “Experiencias socio-ecológicas de mujeres afroveracruzanas: hacia la construcción de un proyecto educativo propio”.

Lo hace desde su posición como mujer afroveracruzana, con y para la población de estas comunidades, cuyo propósito es contribuir a la justicia social, ambiental y epistémica.

La investigación se enmarca en el proyecto CARE, coordinado en México por los académicos del IIE de la UV, Guadalupe Mendoza Zuany y Juan Carlos Sandoval Rivera.

En términos generales, el proyecto CARE inició en Sudáfrica y posteriormente se sumaron Alemania, India y la República Mexicana –específicamente se desarrolla en Veracruz, Hidalgo, Yucatán y la Ciudad de México–.

Mendoza Zuany explicó que en el mismo colabora alumnado de la Maestría y del Doctorado en Investigación Educativa, posgrados del IIE, y cuyo propósito no está en el “extractivismo académico”, sino en colaborar y contribuir a procesos educativos y aprendizajes que partan desde lo local.

No hay un sólo tipo de mujer afrodescendiente
“Experiencias socio-ecológicas de mujeres afroveracruzanas: hacia la construcción de un proyecto educativo propio”, es un trabajo que intenta que la comunidad y las mujeres afrodescendientes alimenten los procesos educativos de las escuelas y de sus entornos.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las personas afromexicanas o afrodescendientes son quienes descienden de las provenientes del continente africano que llegaron a México durante el periodo colonial, en épocas posteriores o en la actualidad, y se autorreconocen como tal por su cultura, costumbres y tradiciones.

El Inegi por primera vez incluyó una pregunta acerca de la autoadscripción en el Censo de Población y Vivienda 2020 (Censo 2020), y se reportó a un total de dos millones 576 mil 213 afrodescendientes, el 2.04 por ciento del total de la población mexicana.

Las entidades que aparecen con más población afrodescendiente son: Guerrero (8.58 por ciento), Oaxaca (4.71 por ciento), Baja California Sur (3.3 por ciento), Yucatán (3.0 por ciento) y Veracruz (2.67 por ciento).

La investigación se enfoca, específicamente, en dos vertientes: con estudiantado y docentes de la Telesecundaria de Chacalapa, municipio de Chinameca, para que en su proceso de aprendizaje puedan reflexionar sobre su comunidad afrodescendiente.

A la par, con mujeres que se autoadscriben como afrodescendientes o afroveracruzanas, con quienes la universitaria elabora una agenda de temas, preocupaciones, demandas y conocimientos que consideran deben valorarse y posicionarse, tanto en la comunidad como en las escuelas.

Concepción Patraca aclaró que no hay un sólo tipo de mujer afrodescendiente y enlistó algunos elementos que reconocen como valiosos las participantes del proyecto, y son los que están inmersos en lo que ha llamado “proyecto educativo propio”.

El primero, la gastronomía; el segundo, está abocado al fenotipo y destacó el cabello rizado, que si bien no es el único distintivo, ha tomado un sentido más que estético, político.

En esta investigación participa alumnado y docentes de la Telesecundaria de Chacalapa

En esta investigación participa alumnado y docentes de la Telesecundaria de Chacalapa

 

“Es un elemento fuerte para muchas mujeres. Han aprendido a amar su cabello, rompiendo cánones de belleza estandarizados de que sólo el lacio es bonito.”

Otros elementos que están reivindicando son la danza, la música y la poesía; por ejemplo, el son jarocho.

Cabe decir que en esta investigación doctoral, las mujeres no son vistas como víctimas; si bien se reconoce el papel de supervivencia, el interés está en colocarlas como sabedoras y partícipes, por derecho, en un proyecto educativo propio.

Encuentro de mujeres
Como parte de este trabajo se realizó el “Primer Encuentro de Mujeres Afroveracruzanas “Otra educación es posible”, del 21 al 24 de junio, en la comunidad de Chacalapa.

Ahí se dieron cita 30 mujeres, 20 de la comunidad anfitriona y el resto de Coyolillo –ambas comunidades con población que se reconoce como afrodescendiente–. Se trató de autoridades locales, docentes de educación básica y superior, artesanas, amas de casa y estudiantes; resultó un evento intergeneracional, porque participaron desde una estudiante de 15 años hasta una cocinera tradicional de 65.

También asistieron Guadalupe Mendoza, Juan Carlos Sandoval y la estudiante de la Maestría en Investigación Educativa, María de los Ángeles Luis Cruz.

Tanto en Chacalapa como en Coyolillo, Concepción Patraca ha desarrollado trabajo de campo durante los últimos dos años, en un principio en modalidad virtual y después híbrida, en atención a las medidas sanitarias por la COVID-19–; finalmente, fue posible reunirse con las mujeres de ambas comunidades y trabajar presencialmente.

Se trató de colocar al centro las experiencias vividas de estas 30 mujeres, con el propósito de construir otra educación, propia y desde los ámbitos educativo, social y ecológico.

Algunos de los objetivos fueron: conocerse y reconocerse personalmente, en un espacio donde pudieran sentirse seguras y cuidadas –elemento central tanto del proyecto CARE como de la investigación doctoral en mención–.

Asimismo, intercambiar experiencias acerca del cuidado, pero también de las preocupaciones socioecológicas y de los sentidos de pertenencia e identidad, como mujeres afrodescendientes; abonar a una agenda educativa, desde los principios de la dignidad y la justicia.

“Construir desde la esperanza hacia la transformación de aquello que también creemos necesario transformar”, subrayó Concepción Patraca.

También, reflexionaron y revisaron cómo se imaginan y quieren verse representadas, desde su experiencia vivida, en este proyecto educativo propio; incluso, cómo concretarlo.

Mujeres de Coyolillo y Chacalapa aportan significativamente a esta propuesta

Mujeres de Coyolillo y Chacalapa aportan significativamente a esta propuesta

 

“Estos espacios autogestivos son necesarios, porque también son desahogos y escenarios en los que es posible expresar demandas, desde el dolor y para la sanación, entre mujeres”, remarcó la estudiante del Doctorado en Investigación Educativa.

“Tanto el encuentro como la investigación en general es un proceso siempre hacia la colaboración, con mucho compromiso y amor; aunque a veces eso pareciera que le reste a la llamada ‘rigurosidad’ que se pide en los trabajos de doctorado, creo que el amor y la sanación han sido una vía importante para construir estos lazos entre las colaboradoras”, añadió Concepción Patraca.

Identidades borradas
La población afrodescendiente ha estado invisibilizada históricamente, destacó Mendoza Zuany. En la actualidad, han iniciado los procesos de reconocimiento constitucional, como en el Censo 2020, “pero en el ámbito educativo ha sido casi nulo, no hay procesos de política educativa donde estos derechos y reivindicaciones se atiendan”.

En ese tenor, expuso que el encuentro fue significativo porque “son identidades borradas, discriminadas, que han estado escondidas, afectadas por el racismo en todos los ámbitos”.

La investigación, en general, la ve como una oportunidad de trabajar en una educación que visibilice que existen y tienen mucho que aportar como comunidades afrodescendientes y como mujeres.

Añadió que el encuentro fue un ejemplo de que hay métodos no convencionales para investigar en colaboración; más allá de ir a entrevistar, observar o hacer encuestas.

“Hay otras formas de dialogar y colaborar con las personas y los grupos que aceptan ser parte de este proceso, y se sienten identificadas e interpeladas con el objetivo de la investigación”.

Dejó en claro que el corazón del proyecto de Concepción Patraca no es de carácter antropológico, sino educativo. De cómo ellas quieren ser representadas, nombradas; de cómo quieren que los conocimientos y prácticas que poseen se incorporen a la reflexión y deliberación de los planes de estudio de las escuelas.

El proyecto, en general, pretende ir más allá y que la presente tesis doctoral sea la detonadora de procesos de largo aliento.