Francisco Javier Chain Revuelta
Orizaba, Ver, 19/09/ 2017.- José Antonio Márquez González, académico del Sistema de Enseñanza Abierta de la Universidad Veracruzana (UV) y Premio al Decano 2017 en el Área Académica de Humanidades, destacó las posibilidades que esta casa de estudio brinda a quienes forman parte de ella, pues antes se perpetuaban sin remedio estratos sociales inalterables: el nieto estaba condenado a seguir la misma suerte de sus padres, y sus padres la misma suerte que sus abuelos.
En el marco del 73 aniversario de la UV, el catedrático dijo que “la única alternativa a esta situación miserable era la emigración, con todos los inconvenientes que ella supone, o sacarse la lotería”.
La Universidad Veracruzana es una instancia universal, creadora y redistribuidora del conocimiento humano y, con ello, factor de capilaridad social. Los números lo dicen: más de 78 mil alumnos, más de seis mil profesores, 74 facultades, seis centros de idiomas, 41 centros de investigación, 174 programas de licenciatura y más de 130 de posgrado.
José Antonio Márquez agregó que ante la escasez de recursos que enfrenta la Universidad, se debe hacer frente a la alta demanda de una sociedad absolutamente dinámica y que exige cada vez mayor conocimiento y una mejor distribución del mismo.
Así, en la UV se vive una esperanza renovada, un afán de competitividad que propicia un acervo de conocimientos sólidos, científicamente valorados y de comprobada utilidad social que proporcionan la única salida a las condiciones económicas de pobreza de más de la mitad de la población en Veracruz, consideró.
Al preguntarle sobre el futuro de la máxima casa de estudio del estado dijo: “La perspectiva es halagüeña. Imagino una universidad grande, poderosa y dinámica al servicio de los veracruzanos y del país en general; imagino una universidad alejada del concepto de las universidades medievales que reducían su enseñanza a las asignaturas que formaban parte del trivium (gramática, dialéctica y retórica) y del quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música).
”Imagino una universidad absolutamente especializada en novedosas materias científicas y tecnológicas como las de inteligencia artificial, robótica y medicina nuclear; problemas de medio ambiente, recursos no renovables, sustentabilidad, sanidad y cambio climático; eliminación de la corrupción y de la pobreza, lucha contra el narcotráfico; eliminación del tráfico de armas; turismo, mayor eficiencia gubernamental y gobierno electrónico; protección de datos personales, seguridad en la red y negocios electrónicos; propiedad intelectual y derechos de marca; movilidad internacional, negocios globales, generación de inversiones y educación flexible a distancia; encuestas, numeralia y estadísticas de todo tipo, y más, mucho más.”
Añadió que también imagina una pulverización del conocimiento y de la ciencia que ya se adivina desde ahora, no sólo por la marcada estrechez de las actuales áreas científicas y humanísticas, sino incluso por la oferta económica coyuntural de instituciones que se pregonan a sí mismas como universidades.
“No es que la utilidad de estas instituciones sea desdeñable; al contrario, satisfacen carencias acusadas en nichos específicos de la ciencia y de la tecnología que requieren de personal precisamente calificado. Pero hay sin duda algo de nostalgia en la imagen, ahora brumosa, de la universidad medieval europea (humanística, artística) que, por lo visto, está cada día más alejada de las murallas del medievo, al igual que sus tres fundamentos ideológicos: el latín, el cristianismo y el derecho romano.”
José Antonio Márquez González es profesor con perfil del Programa para el Desarrollo Profesional Docente (Prodep) y es Nivel 1 del Sistema Nacional de Investigadores. Egresó de la UV como licenciado en Derecho con mención honorífica. Realizó la especialidad en Derecho Privado y obtuvo el grado de doctor en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, también con mención honorífica.
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