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Evocan legado político e intelectual de Antonio Gramsci

  • En el seminario de Historia Intelectual y Cultural del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales (IIHS) de la UV, a 80 años de su muerte
  • Académicos e investigadores destacaron su ideología, espíritu revolucionario y militante del personaje italiano

 

En el IIHS-UV se realizó el Seminario “Antonio Gramsci, a 80 años de su muerte: Los intelectuales y la organización de la cultura”

 

Claudia Peralta Vázquez

 

05/12/2017, Xalapa, Ver.- A 80 años de su muerte, el legado político, filosófico e intelectual de Antonio Gramsci fue rememorado el jueves 30 de noviembre por académicos e investigadores de la Universidad Veracruzana (UV), como parte del Seminario de Historia Intelectual/ Historia Cultural, organizado por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S).

El italiano nacido en 1891 y quien odiaba la indiferencia, fue un revolucionario excepcional seguidor de las causas justas, un militante que quería transformar el sentido común de la sociedad y para quien la cultura desempeña un papel fundamental.

Rogelio de la Mora Valencia, investigador del IIH-S, destacó que para Gramsci el pensamiento y la intelectualidad eran una manera de transformar la realidad en que vivimos. Asimismo, la función del intelectual era educar proponiendo temas que no proponía el Estado, “y no tomar crédito pedante de un saber erudito que sirve de manera acrítica”.

Desde la ideología del teórico marxista, todos somos intelectuales y ejercemos esta actividad, lo cual representa ser una persona comprometida, dijo el Doctor en Historia Comparada de las Sociedades Contemporáneas.

También desarrolló el periodismo como sinónimo de educación de una sociedad.

En su discurso, Mora Valencia reveló algunos datos de la trayectoria de Gramsci, cofundador del Partido Comunista Italiano y detenido en 1926 por el régimen del dictador Benito Mussolini.

Ante los asistentes al foro, narró aspectos sobre su muerte en 1937, a causa del encarcelamiento y aquejado por la tuberculosis que frenó la producción de escritos intelectuales.

Después de su deceso, su cuñada fue quien rescató clandestinamente un trabajo de tres mil páginas, lo que es la suma magistral de temas variados, entre filosofía, historia y literatura.

“El periodismo es un momento que cruza toda la obra del comunista.”

Marcelino Arias Sandí, doctor en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y profesor de tiempo completo en la Facultad de Filosofía de la UV, replanteó uno de los conceptos más populares de Gramsci: el intelectual orgánico.

Esta idea establece que cada grupo social al nacer crea conjunta y orgánicamente en el terreno originario uno de los rangos intelectuales que le dan homogeneidad y conciencia a la propia función, tanto en lo económico, social y político.

En una de las citas aseveró que la posición asumida por el complejo social de los intelectuales los hace creerse independientes, autónomos e investidos de caracteres propios.

Al trasladar este concepto a la época moderna, expresó lo siguiente: “Nos volvemos profundos críticos de la sociedad cuando el intelectual orgánico ayuda al funcionamiento de la misma, lo cual es paradójico, aunque fuera de la universidad también representamos una parte fundamental del funcionamiento de una sociedad”.

Sobre la herencia intelectual de Gramsci, Mayabel Ranero Castro, profesora de tiempo de completo en la Facultad de Sociología de la UV, precisó que perteneció a un estrato paupérrimo, ni siquiera de la Italia peninsular sino de una isla.

La relación con el aparato de la cultura que la universidad supone fue algo que discutió toda su vida.

“Su propia pertenencia a una segunda generación alfabetizada a él le hizo mucho ruido, a partir de ahí es tan consistente su reflexión de la baja y alta cultura.”

Otra teoría gramsciana es la filosofía de la praxis, concerniente a las reflexiones de la propia vida, de la experiencia individual con la experiencia colectiva.

“Es decir, proyectar un futuro desde una acción política tan fuerte y complicada como la que Gramsci vivió.”

Narró que este personaje estudió la carrera de Filología –que es una rama de la literatura– con muchos problemas, con becas con las que apenas soportaba el hambre.

En fin, hay un Gramsci sumamente político que discute la alta cultura como un saber que, a la vez, es un poder para repensar el momento en el que se vive, describió Ranero Castro.

 

 

 

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