Miguel Ángel Casillas participó en taller de saberes digitales dirigido a académicos del Área Técnica

David Sandoval Rodríguez

31/01/2018, Xalapa, Ver.- Las instituciones de educación superior (IES) deben establecer planes de desarrollo tecnológico con un sustento académico consensuado que se adapte a la cultura digital que estamos viviendo, señaló Miguel Ángel Casillas Alvarado, investigador adscrito al Programa de Investigación e Innovación en Educación Superior (PIIES) de la Universidad Veracruzana (UV).

El martes 23 de enero el investigador impartió la conferencia “Cultura digital y cambio institucional de las universidades” dentro del taller de saberes digitales al que asistieron profesores e investigadores del Área Académica Técnica y que se realizó en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI).

“La incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la educación superior ha estado basada en las ocurrencias y en la buena voluntad y creo que tendríamos que avanzar hacia la toma de decisiones informadas, legítimas, transparentes y sujetas a evaluación”, aseveró Casillas Alvarado.

Estos talleres son la base para fomentar la toma de decisiones generadas desde la academia, dijo, “necesitamos caminar con pies de plomo pero con acuerdos colectivamente construidos”.

Se debe generar una política con base académica que oriente la transformación tecnológica de la universidad, porque en los últimos 50 años ha ocurrido una impresionante revolución tecnológica a nivel global que ha implicado el uso de las computadoras.

Las TIC han venido a cambiar todos los oficios y las profesiones, transformando las formas de la vida en general, “nos interesa reconocer esta transformación porque es la base del cambio social frente al cual la universidad no puede permanecer impasible”.

Esta revolución dio lugar a la cultura digital donde la revolución tecnológica ha creado un mundo simbólico que comprende los nuevos modos de pensamiento de las personas y los grupos sociales, el cual abarca el conjunto de referentes desde los cuales se mira y se interpretan los usos de las TIC, comprende la ampliación del dominio técnico, los usos, prácticas, actitudes y representaciones sociales y valores que se desarrollan en torno al ciberespacio y al uso masivo de las computadoras.

Las transformaciones sociales a partir de la cultura digital son palpables y abarcan desde la realidad virtual y aumentada; la información es ampliamente accesible, existe aceleramiento del tiempo histórico y redimensionamiento del mundo, emergen las redes sociales y el consumo de ideologías dominantes dan lugar a dinámicas sociales estandarizadas a nivel global, a pesar de que se han diversificado las formas de encuentro e interacción, cambiando la comunicación humana y las prácticas de las interacciones sociales cotidianas.

Ello ha provocado además una homogeneización de la cultura planetaria, que ha mostrado también elementos negativos como la vigilancia y la censura informática de gobiernos que controlan las redes.

Esto ha tenido un impacto específico sobre la educación, que se está transformando en todos los niveles: gestión, administración, enseñanza, investigación y difusión. La enseñanza se modifica con la utilización de simuladores y el estudio con libros en formato digital; los nuevos modelos de producción del conocimiento tienen una base tecnológica desarrollada, sin embargo “los cambios han ocurrido de manera improvisada, escasamente regulada, sin conocimiento de cuánto saben nuestros alumnos cuando ingresan y sin precisión sobre cuánto queremos que sepan al egresar”, advirtió.

“La apuesta conceptual que desarrollamos para este taller se basa en que las universidades tienen que trascender la idea de tener el mismo equipo y ancho de banda para todos, compras estandarizadas, que pasemos del software de Office porque ha ocurrido una explosión de software especializado dependiendo de cada una de las disciplinas.”

Por tales razones, el plan de desarrollo tecnológico debe tener una base académica y se tiene que pasar de políticas generales a políticas disciplinares y específicas, transitando de una política de compras basada en criterios comerciales o en decisiones personales, a compras fundamentadas en términos académicos y procesos de licitación transparentes.