- Estudios en neurociencias lo demuestran, explicó Anthony Brandt
- Nuestros cerebros están programados para aprender desde que nacemos hasta que morimos, expresó el compositor y académico de la Universidad de Rice
David Sandoval Rodríguez
28/09/2017, Xalapa, Ver.- La sorpresa y lo novedoso producen químicos en nuestro cerebro que lo estimulan para el aprendizaje, esto ha sido importante en la evolución de los humanos porque les ha permitido socializar y crear el lenguaje, expresó el académico de la Universidad de Rice en Texas, Estados Unidos, Anthony Brandt, en el auditorio de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana (UV).
Como parte de las actividades del Festival Internacional Camerata 21, el músico, compositor y director, dictó la conferencia “Cómo la creatividad humana reconstruye al mundo”, en donde presentó los resultados de su próximo libro The Runaway Species. How human creativity remakes the world, escrito en colaboración con el neurocientífico David Eagleman.
“Si fuéramos predecibles nos volveríamos aburridos para los demás y no nos pondrían atención, por lo que constantemente debemos sorprendernos para mantenernos relacionados”, dijo.
Refirió que el cerebro humano tiene la capacidad de contener 86 billones de neuronas, en comparación con el del macaco que alberga ocho billones.
Las neuronas están conectadas en redes predefinidas que son estimuladas por la sorpresa y lo nuevo, por un lado, así como por la familiaridad y la repetición, por el otro, en una dinámica constante entre ambos aspectos, que convierten a lo recién aprendido en algo que puede llegar a ser un hábito o una costumbre.
“Es este ciclo entre la novedad y lo habitual lo que nos mantiene creativos porque la creatividad no surge de la nada, parte de la observación de distintos elementos que están presentes a nuestro alrededor.”
La tensión entre lo familiar y lo singular –en su acepción de extraño– es lo que lleva a las personas a imaginar, crear o plantear un cambio; es en este punto donde surge la creatividad, como una respuesta distinta a las condiciones de siempre.
Las formas en las cuales se manifiesta la creatividad son más evidentes en las artes, pero existen en una amplia variedad de situaciones, desde las matemáticas y la física hasta sucesos de la vida diaria, planteó el ponente.
Con ejemplos de las artes plásticas y la música, Brandt demostró que el cerebro puede recurrir a tres procesos diferentes para generar una respuesta creativa: doblar, romper y mezclar.
Doblar se refiere a tomar una idea y “torcerla” hasta que sea algo diferente; para ello ejemplificó la evolución de un grabado de Rafael: El juicio de París, que Edouard Manet retomó para su famoso cuadro El baño y posteriormente retomaría Picasso para crear su propia versión cubista del mismo.
Para explicar el proceso de romper, citó el tema principal de la 8ª sinfonía de Beethoven y a continuación una variante que está inmersa en la misma sinfonía, pero con mayor extensión y recursos compositivos.
Finalmente, para ejemplificar el proceso de mezclar, expuso dos canciones del musical Chitty-Chitty Bang Bang: Truly scrumptious y Doll song, que escuchadas por separado tienen cadencias y ritmos distintos, no obstante, en el mismo musical se entrelazan en una de las canciones finales.
De acuerdo con las investigaciones neuronales realizadas por Eagleman, estas capacidades están instaladas en todos los seres humanos desde el nacimiento hasta la muerte.
“La plasticidad neuronal, es decir, la capacidad del cerebro para modificar sus patrones de relación y generar ideas, está activa desde que nacemos hasta que morimos y por ello podemos seguir aprendiendo a lo largo de la vida”, precisó el ponente.
La conferencia contó con la traducción simultánea a cargo de Emil Awad Abed, académico de la Facultad de Música.
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