- La muestra estará abierta al público a partir del 13 de septiembre, a propósito de las fiestas patrias
- La propuesta es exponer la vida cotidiana de las poblaciones antiguas mostrando la evolución de las técnicas de moler, triturar y pulir en la época prehispánica
Karina de la Paz Reyes Díaz
Fotos: Luis Fernando Fernández Carrillo
28/08/2022, Xalapa, Ver.– Tortillas, chocolate, pinturas naturales, estucos, mejunjes de yerbas medicinales, esto y más fue posible en la época prehispánica gracias a metates y molcajetes. “Muchos fueron los usos”, explicó el director del Museo de Antropología de Xalapa (MAX) de la Universidad Veracruzana (UV), Alfredo Delgado Calderón.
En entrevista, habló de la exposición temporal que preparan y con la que rendirán homenaje a tales “instrumentos básicos para las culturas mesoamericanas”.
Los llamó “elementos identitarios” que, sin embargo, “normalmente no se ven en los museos”; tampoco abordan a “las mujeres que estaban detrás –estamos ignorando al 50 por ciento de la población–”.
Lo común es que se expongan piezas relacionadas con las deidades del maíz –como Xilonen y Chicomecóatl– o del agua –porque propiciaban las cosechas–, pero no de las herramientas.
“Como no son ‘espectaculares’ o no tienen un valor estético agregado, están ausentes en los museos, pese a ser elementos que los arqueólogos cotidianamente registramos en excavaciones”. Por si eso no fuera suficiente, su uso persiste en comunidades rurales y son “una cultura viva”.
De ahí que el MAX, la Facultad y el Instituto de Antropología colaboran en la curaduría de esta exposición, a propósito de su 65 aniversario como instituciones de la UV. Específicamente, las labores están a cargo del propio Alfredo Delgado y curadores del museo, Ponciano Ortiz Ceballos y Federico Colin Arámbula.
La muestra estará conformada por piezas de bodega del propio museo; tiene como título tentativo Moler y triturar, más allá del maíz; será inaugurada el 13 de septiembre, a propósito de las fiestas patrias y permanecerá abierta al público hasta octubre.
La propuesta es exponer la vida cotidiana de las poblaciones antiguas, esto es: mostrar la evolución de las técnicas de moler, triturar y pulir, en la época prehispánica; además, la transformación y/o evolución de estas herramientas, porque cada una implicó determinada técnica –y su respectivo mejoramiento– para el procesamiento de granos, plantas, tintes, estucos y más.
No se debe olvidar, por ejemplo, que “para llegar a las tortillas que actualmente se elaboran en máquina se tuvo que pasar un proceso”, remarcó el entrevistado; “son prácticamente cinco mil años de historia”, añadió.
Parte de esa historia son los metates y molcajetes, cuyo uso se extendió hasta Centroamérica –incluso en los mismos términos nahuas–.
Más allá del maíz
Delgado Calderón aclaró que la exposición busca ir más allá del maíz –de ahí el nombre–, porque las poblaciones antiguas domesticaron otras especies, que también procesaban en metates y molcajetes.
Aunque generalmente se piensa que la dieta mesoamericana estaba basada en maíz, frijol, calabaza y chiles, había un sinfín de elementos más, como la yuca y el cacao.
“Siempre pensamos que la yuca es caribeña, pero hubo grupos étnicos cuyo cultivo básico era este tubérculo –como los chinantecos; en general, la Costa del Golfo produjo mucho esta planta–. Es tan maleable y variable como el maíz. Con ella también podemos hacer atoles, tamales, tortillas, entre otros alimentos.”
Asimismo, se tiene la idea de que el mole lo inventaron las monjas de Puebla, cuando en realidad la palabra misma tiene su origen prehispánico, del náhuatl específicamente, y de ahí se deriva “molcajete”, es decir, “la vasija de los moles”, en referencia a que ahí se molían los chiles, refirió.
Hay un elemento más en el que pondrán énfasis en esta exposición: el cacao. “Se nos olvida que para convertirlo en chocolate se tiene que moler en metate, pero para esto, el metate se tiene que calentar, si no, no es posible que el grano suelte las grasas para apelmazarse”.
De paso, comentó que el chocolate más antiguo procede de la costa del Golfo; especificó que tales restos se encontraron en ofrendas del sitio El Manatí y en vasijas excavadas en San Lorenzo Tenochtitlan. “En ese sentido, el chocolate es 100 por ciento veracruzano”.
Como se citó antes, se trata de una “cultura originaria viva”, pues toda esa tradición no se perdió en el periodo de la Conquista o la Colonia, como podría creerse. Por el contrario, en tiempos de la Nueva España se adoptó la cocina mesoamericana.
“Los viajeros se sorprendían de que hasta en las casas más ricas, en los palacios de la Ciudad de México, siempre había metates y molcajetes; y cómo esta nueva clase dominante tenía de cocineras a negras y mulatas.”
Una vez más, salen a relucir las mujeres, porque ellas eran las encargadas de la labor de moler y las involucraban en el oficio desde niñas. “Son otros tiempos, otras épocas, otras costumbres, y queremos que eso quede reflejado”.
De esto y más será posible documentarse en Moler y triturar, más allá del maíz, a través de metates, molcajetes, metlapiles, tejolotes y otros objetos propios de la molienda en tiempos antiguos, que son de diversos estilos, tamaños, grosores y formas.
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