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México necesita aplicar la bioética en programas alimentarios

  • Deben ser con perspectiva multidisciplinaria si se desea cambiar y tener un mejor futuro: Antonio López Espinoza 

Antonio López Espinoza, director del Instituto de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición de la UdeG

José Luis Couttolenc Soto 

02/10/2019, Xalapa, Ver.- Si se desea cambiar y tener un mejor futuro, es necesario establecer a nivel nacional programas alimentarios basados en procesos educativos y con una perspectiva multidisciplinaria, además de aprovechar lo que tenemos y escuchar a los expertos, sostuvo Antonio López Espinoza, director del Instituto de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición de la Universidad de Guadalajara (UdeG). 

El investigador participó el viernes 27 de septiembre en la IV Jornada de Biotecnología organizada por la Universidad Veracruzana (UV), que tuvo lugar en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI). 

Ante investigadores, docentes y estudiantes universitarios, el conferencista desarrolló el tema “Abordaje ético de la investigación en comportamiento alimentario”; señaló que ésta tiene sus características particulares “porque mucho de lo que hacemos para alimentarnos tiene que considerar situaciones éticas, de bienestar, de respeto a la vida y a la biodiversidad”. 

Pidió que la bioética considere el comportamiento alimentario como un área especial de trato, “porque los seres humanos tenemos de repente la condición y el sentido de especie dominante y no respetamos la vida de los vegetales ni de los animales, aprovechamos y destruimos el medio, pero en aras de qué: ¿de alimentarnos mejor? 

El investigador de la UdeG explicó que uno de los elementos centrales del instituto a su cargo es el trabajo que realizan desde una perspectiva multidisciplinar para dar respuesta a la pregunta por qué comemos lo que comemos, que se correlaciona con un elemento multidisciplinar en el que existen factores sociales, biológicos y psicológicos que delimitan y determinan la selección, la preferencia, el consumo y el trato que se da a la alimentación. 

El primer elemento que se tiene, dijo, es la situación actual en el mundo que enfrenta una epidemia de obesidad; “por una parte tenemos un gran desperdicio de alimentos, pero también existen zonas en el planeta en donde la gente no tiene qué comer y entonces surge la dicotomía de comer o no comer”. 

Como resultado del trabajo de equipo, refirió que han encontrado que la alimentación en el mundo requiere de un ajuste en la distribución de recursos económicos y alimentarios para que la gente no sufra.Quienes coman de más dejen de hacerlo así, pero lo más importante es reconocer que nos alimentamos porque aprendemos a hacerlo de cierta manera y por ello la educación es el principal elemento que determina qué se come, con quién se come, dónde se come y cuánto se come; aspectos que quizá se hayan aprendido de la familia, del medio, de la sociedad y la publicidad”. 

Consideró que la manera más eficiente para atacar los problemas alimentarios, es teniendo un país con educación en alimentación y nutrición eficiente; “sin embargo, a través de tres sexenios, incluyendo el actual, pareciera que no les importa educar a la población en ese elemento tan esencial que es la educación en alimentación y nutrición”. 

A la pregunta de si México se puede considerar como un país nutrido o desnutrido, opinó que la palabra desnutrición tiene que ver con la falta de aportes esenciales para el cuerpo, y nuestro país tiene el primer lugar en obesidad infantil porque se ha distorsionado la alimentación a través de un bombardeo que ha cambiado la forma de alimentarse, “somos un país desnutrido porque ser obeso es estar desnutrido, porque no se tienen los alimentos y elementos esenciales para mantener la salud”. 

Señaló que la obesidad no es resultado de falta de cultura sobre alimentación, sino falta de educación de cómo alimentarse de manera adecuada, y de ello existen evidencias en países que tienen mejores programas educativos y menos obesidad y menos de todos los padecimientos. 

Es aquí en donde las universidades tienen un papel importante para producir conocimiento y que éste se aplique en beneficio de toda la comunidad, deben de pugnar porque en los planes y programas institucionales de las escuelas primarias tengan un psicólogo que sepa modificar la conducta; un nutriólogo que conozca de los procesos alimentarios, y un experto en educación física para que las cosas cambien. Pero para eso se requiere de mucho dinero y lo invertimos en otras cosas”, concluyó.

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