- Por ello, la organización civil Nosotrxs busca emprender una revolución de conciencias para generar cambios que beneficien a todos los ciudadanos
- Los principales desafíos que tiene el país son: la «elitización» de la vida política y la inequitativa distribución de la riqueza en México
Paola Cortés Pérez
01/12/2017, Xalapa, Ver.- México es uno de los países de América Latina que tiene lo peores niveles de participación ciudadana y, por lo mismo, no tiene una base social organizada y una conciencia social sólida, no sólo por la captura de los aparatos políticos, sino por la presencia de una obstinada retórica de la intransigencia para encontrar razones poderosas y no hacer lo que se debe, advirtió Mauricio Merino Huerta, investigador adscrito al Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE) y miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana (UV).
En entrevista, comentó que por ello buscan hacer una revolución de conciencia, es decir, generar en los ciudadanos la capacidad de entender el entorno en el que viven y la manera en qué pueden interactuar, para cambiarlo en pro de un beneficio colectivo.
“La conciencia significa estar advertidos del lugar en el que vivimos. Si estamos cegados y bloqueados por nuestros intereses personales y somos incapaces de entender lo que nos rodea, entonces seguiremos siendo víctimas de nuestra propia ceguera.
”Sabemos que es la revolución más difícil y es muy ambiciosa, pero no podemos pedir menos, tenemos que ser capaces de derrotar esa retórica de la intransigencia, si queremos cambiar el entorno en el que las iniciativas sociales habrán de producirse.”
A través de la organización civil Nosotrxs, comentó, se convoca a toda la ciudadanía a derrotar los espacios de privilegio de la clase política con la conciencia, una conciencia organizada.
“Hablamos de que tenemos que despertar para hacer valer las leyes y nuestros derechos, y hagamos nuestras las instituciones, con la finalidad de modificar las condiciones de sometimiento que vivimos.”
A partir de este despertar de conciencia, dijo que se puede construir la democracia de manera colectiva, que recupere las leyes y las instituciones que han sido capturadas por intermediarios políticos, quienes compiten entre sí para mantener sus espacios de privilegios.
“Nosotrxs entiende que el Estado es una organización política de la sociedad consciente de sus derechos, activa por defenderlos y con el ánimo de colaborar, de ayudarse, de imaginar un futuro colectivo igualitario, justo y pacífico. Es lo que queremos construir, pero no podemos hacerlo con intermediarios políticos corruptos, negligentes y que se adueñan del espacio público.”
Al preguntar a qué se refiere la organización cuando en su manifiesto dice: “No buscaremos el poder porque ya es nuestro”, Mauricio Merino explicó que se refieren al empoderamiento de los ciudadanos, al poder que nos dan los derechos para exigirlos a través de las leyes que garantizan esa posibilidad”.
Comentó que no cree en los puritanismos de organizaciones civiles y/o partidos políticos porque son inexistentes, sino en la capacidad de construir causas políticas con absoluta transparencia y con trabajo colectivo.
Son dos los desafíos que le preocupan: uno, la «elitización» de la vida política y del país en general; y dos, la inequitativa distribución de la riqueza en México, a esto se agregan las pésimas condiciones de vida de las personas.
“La gente pobre del país no sólo seguirá siendo pobre, sino que vivirá mal la mayor parte de su vida, porque el elevador de la movilidad social está atascado. Los únicos beneficiados con esta situación son los aparatos políticos.”
Con relación a la elección presidencial, Merino Huerta advirtió que quien gane la presidencia de la República, si no es acompañado por una sociedad organizada y el cumplimiento de las leyes en términos concretos y prácticos, el panorama difícilmente cambiará para el país.
Opinó que si gana Andrés Manuel López Obrador será un presidente muy acotado, no tendrá el control de los gobiernos estatales, además enfrentará a los aparatos políticos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) –que no cambiarán con la sola elección presidencial–, a los aparatos políticos locales, así como a las cúpulas empresariales, que no son una cosa menor.
“Tendrá que enfrentar a los poderes fácticos, él solo no podrá producir un cambio como el que requiere la democracia del país. Si gana Meade, será la continuación de la misma dinámica política que hemos vivido por años.”
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