- “Apadrina una carta” y “Dona un juguete” llegaron a las comunidades de Nueva Villa, Xivizil, Comalixhuatla y Tepictla
- Es difícil que los Reyes Magos arriben a esas localidades; los habitantes enfrentan una difícil situación económica
- La población infantil apenas concluye su educación secundaria, hay altos índices de migración
Claudia Peralta Vázquez
24/01/2018, Ixhuacán de los Reyes, Ver.- Los deseos de 160 niños de educación primaria y preescolar de las comunidades de Nueva Villa, Xivizil, Comalixhuatla y Tepictla se hicieron realidad gracias al apoyo de integrantes de la comunidad universitaria y de la sociedad civil que se sumaron a las acciones del Voluntariado de la Universidad Veracruzana (UV), a través de las campañas “Apadrina una carta” y “Dona un juguete”.
El martes 23 de enero, un contingente encabezado por Elia Beltrán Coronel, coordinadora del Voluntariado UV, partió a temprana hora desde la ciudad de Xalapa rumbo a estas localidades de Ixhuacán de los Reyes, situadas a escasos kilómetros de los límites con el estado de Puebla.
A las 11:00 horas, este grupo conformado en su mayoría por jóvenes voluntarios arribó a la comunidad de Nueva Villa, donde 22 niños de la Escuela Primaria “Josefa Ortiz de Domínguez” esperaban ansiosos los regalos enviados por los Reyes Magos.
Para esto, dada la lejanía de la localidad donde habitan alrededor de 60 familias, los pequeños junto con sus padres y maestros caminaron aproximadamente un kilómetro hasta llegar al entronque de la carretera que conduce hacia Cosautlán de Carvajal.
En ese lugar, de inmediato se empezaron a descargar las camionetas que trasladaban los juguetes, chamarras y zapatos tan esperados por los niños, quienes a la cuenta regresiva del 10 al cero abrieron sus regalos para descubrir un sinfín de sorpresas.
Tras escuchar las porras entonadas por los beneficiarios y el agradecimiento a cada uno de sus padrinos por hacer realidad sus sueños, el Voluntariado UV se trasladó hacia la localidad de Xivizil, luego de atravesar un río caudaloso y adentrarse a una zona montañosa en la que el frío recrudece con la llegada del invierno.
Ahí, impacientes, ya esperaban los alumnos de las escuelas primarias “Juan Sánchez Peredo”, “José María Morelos y Pavón” y “Juan de la Luz Enríquez”, de Comalixhuatla, Tepictla y Xivizil; y de los jardines de niños “Emiliano Zapata”, “María Enriqueta” e “Ignacio Allende”, también de las mismas comunidades, respectivamente.
“Gracias Voluntariado UV por los juguetes y por el tiempo que nos dedican a nosotros, por eso les damos las gracias”, se leía en una de las cartulinas portada por los menores.
Tras la presentación del payaso Pelón Pelo Riko, que hizo bailar y reír a los 140 niños, inició la cuenta regresiva del 10 al cero para que todos abrieran sus obsequios. De ahí sólo porras, gritos, risas, cantos y alegría predominaron en el ambiente.
Sara León Argüello, de seis años de edad, recibió con gran emoción un osito de peluche, un juego de té, una chamarra y unos zapatos, por lo que aseguró que estudiará mucho para que el próximo año los Reyes Magos no se olviden de ella.
Rodolfo Rodríguez Hernández, alumno de la Escuela “José María Morelos y Pavón”, se sentía triste y desilusionado porque fue el último en recibir su obsequio, pensaba que esta vez Melchor, Gaspar y Baltasar no se habían acordado de él.
Grande fue su sorpresa cuando de una de las camionetas bajaron una bicicleta, un balón, ropa y zapatos. “Me siento muy feliz porque me trajeron todo lo que pedí, gracias a mis padrinos por enviarme mis regalos”.
Fernanda Castillo Vargas, de 10 años de edad y originaria de Tepictla, expresó que todo el año se portó muy bien y sacó muy buenas calificaciones precisamente para que en esta ocasión disfrutara de sus obsequios.
“Llevo promedio de nueve y soy muy buena para las matemáticas, cuando sea grande me gustaría ser maestra para enseñar a niños como yo.”
“A estas comunidades es muy difícil que lleguen los Reyes Magos, no hay obsequios para nadie; por lo tanto, este apoyo es una alegría para los niños”, comentó María Jazmín Hernández Hernández, originaria de Tepictla y madre de uno de los menores beneficiados.
Comentó que mientras las mujeres se dedican a las labores del hogar, los hombres trabajan diariamente en el campo, en el corte del café y en la albañilería.
Es por eso que las condiciones laborales, aunado a la lejanía y la precaria situación del camino, les impide complacer a sus pequeños.
Situación económica merma posibilidades de estudiar
Ariana Hernández Domínguez, directora de la Escuela Primaria “Juan de la Luz Enríquez”, resaltó las necesidades que enfrentan las familias de estas comunidades, en materia económica, educativa y de salud.
Por ejemplo, hacen faltas más aulas para garantizar una mejor educación a los menores, quienes también sufren por la falta de útiles escolares ante la difícil situación económica por la que atraviesan sus padres.
“Siempre tenemos que hacer campañas para dotar a todos los niños de útiles escolares y les sirvan para todo el ciclo escolar”.
En materia alimentaria, comentó que muchos pequeños presentan cuadros de desnutrición pues su peso no es el indicado respecto a su edad y altura.
“Los caminos son muy sinuosos, inclusive hay tres niñas que viven en medio de un cerro, a media hora de aquí, y diariamente deben caminar alrededor de 30 minutos para llegar a la escuela, pese a las lluvias y al mal tiempo que prevalece en esta temporada.”
Agregó que desafortunadamente los niños por lo mucho concluyen el nivel primario, pues al llegar a la secundaria desertan ante los gastos para comprar uniformes y todo lo que implica estudiar.
“De todos los que ahorita cursan primaria, por lo mucho uno cursará el nivel preparatorio”, lamentó.
Asimismo, la falta de trabajo es un motivo por el cual muchos jóvenes emigran a otras poblaciones. En materia de salud, el hospital más cercano se encuentra a 20 minutos, en el municipio de Quimixtlán, Puebla.
“Por lo mismo, hay muchas epidemias y diarreas, no llegan campañas que conciencien a los varones sobre la violencia intrafamiliar, peligros del alcohol y las drogas.”
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