- Expuso Jonathan Cueto Escobedo
- Varios especialistas han optado por utilizarlos para observar trastornos emocionales que también se presentan en los seres humanos.
José Agustín castellanos Rodriguez
La crianza de peces en laboratorios se presenta como una alternativa vigente para la experimentación científica, una práctica con raíces inmemoriales, expresó Jonathan Cueto Escobedo, investigador del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV).
“La acuariofilia ha permitido el desarrollo de investigaciones en el área de la neurociencia”, agregó durante la conferencia “Cerebro de pez”, presentada el 8 de marzo en el marco de la Semana Mundial del Cerebro, convocada por el Centro de Investigaciones Biomédicas, el Instituto de Neuroetología y la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Veracruzana.
Cueto Escobedo, quien es doctor en Psicología y se ha especializado en el área de neurociencias, compartió que para los estudios de neuroetología varios especialistas han optado por usar peces en vez de mamíferos, pues son útiles para observar trastornos emocionales que también se presentan en los seres humanos.
Relató que en un principio la crianza de los peces sólo tenía fines recreativos, pero gracias a ello hubo quienes se empezaron a ocupar de su conducta: “El ser humano ha mantenido una relación estrecha con ciertas especies, determinando un carácter de compañía, sustento o inspiración científica”.
Agregó que en los estudios de Aristóteles, a esta especie se le otorgaba la menor cantidad de capacidades. Fue hasta las indagaciones de Darwin, enfocadas en las emociones, que se reconocieron sus cualidades básicas y se consideraron susceptibles de estudiarse.
“El repertorio de capacidades básicas únicamente varía entre especies en el nivel de complejidad de la expresión emocional, evidenciando la semejanza de emociones entre animales”, precisó. La identificación de características adaptativas en los peces, las cuales determinan un comportamiento, así como la expresión básica de emociones, permitieron la selección de ciertas razas para utilizarse con fines científicos.
El universitario compartió que el estudio de la relación entre ciertos estímulos y la producción de reacciones fisiológicas y conductuales permitió, en primer lugar, el desarrollo de investigaciones médicas sobre trastornos emocionales.
Conforme los estudios avanzaron surgieron nuevos mecanismos y utilidades médicas para los peces: “De manera paulatina se ha incrementando la cantidad de trabajos que hablan de emociones en especies. Hay que saber toda la historia natural de la raza para su adecuada adaptación en el laboratorio, de esta manera se obtendrán conductas naturales”.
El investigador dijo que si bien las emociones no son del todo comparables en la relación pez-humano, han servido para desarrollar modelos que estudien diferentes trastornos emocionales.
Añadió que los modelos conductuales permiten evaluar cómo reaccionaría cualquier animal ante un riesgo, exponiéndolos a situaciones de estrés. Ante la suministración de tratamientos para la depresión y la ansiedad, los peces han demostrado resultados exitosos.
“La suministración de fluoxetina (antidepresivo) en peces ha demostrado una rápida adaptación ante espacios desconocidos e iluminados, en la cual no se reduce la velocidad de nado, descartando estados de aletargamiento por el fármaco”.
Respecto a lo polémico que puede resultar la experimentación con animales, Cueto Escobedo dijo: “Podemos considerar poco ético la experimentación en animales a pesar de los logros que se han obtenido, sin embargo el uso de nuevas especies representa una alternativa a los mamíferos”.
El reemplazo y refinamiento de las técnicas representa una búsqueda de alternativas ante aspectos éticos, escapando al maltrato innecesario.
“Según la historia de la medicina, anteriormente se curaba en respuesta a las características de la enfermedad, suministrándole al paciente sustancias o alimentos, con base en las expresiones físicas de la enfermedad.”
En la actualidad, con el conocimiento de receptores -del sistema nervioso- específicos “podemos centrarnos en el objetivo molecular, una ventaja que ha resultado del estudio en peces”.
Por último, mencionó que los efectos en receptores pueden ser comprobados eficaz y completamente en un solo animal, extendiendo los resultados al descubrimiento de nuevos receptores celulares con similitud en los humanos. Tal es la primicia que justifica la experimentación en peces.
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