• Reconocieron académicos de varios países durante su participación en la Conferencia de Líderes de la Red Talloires
• Presentaron resultados de su libro Perspectivas regionales sobre aprendizaje-servicio

Los panelistas de la mesa “Medios de subsistencia: aprendizaje por hacer: historias de universidades comprometidas en todo el mundo”

David Sandoval Rodríguez

Xalapa, Ver., 22/06/2017.- Las experiencias de vinculación con las comunidades deben considerar fundamental promover la resiliencia tanto en los ciudadanos como en los estudiantes universitarios, coincidieron en señalar especialistas participantes en la mesa “Medios de subsistencia: aprendizaje por hacer: historias de universidades comprometidas en todo el mundo”, dentro de la Conferencia de Líderes de la Red Talloires.

En el evento internacional que se celebra en la Universidad Veracruzana desde el miércoles 21 de junio, los académicos Ernesto Benavides Ornelas, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM); Nelly Corbel, de la Universidad Americana de El Cairo, Egipto; Hlekani Kabiti y Joseph Francis, de la Universidad de Venda, en Sudáfrica, y James Koh, de la Universidad Médica de Malasia, fueron moderados por Derek Barker, de la Fundación Kettering.

Los expertos hablaron sobre la experiencia de colaborar en el libro editado por dicha fundación y coordinado por el propio Barker, Perspectivas regionales sobre aprendizaje-servicio.

Entre los aspectos a considerar, Corbel mencionó la importancia que tiene establecer los límites de incidencia de los proyectos académicos, dado que en su caso el proceso de radicalización religiosa que sufre la región se convirtió también en un asunto delicado para los estudiantes.

Tanto Benavides como Kabiti y Francis resaltaron la importancia de elaborar proyectos en los que se establezca un impacto y resultados a largo plazo, pues es común que la compenetración de los estudiantes con las comunidades ocurre únicamente en su paso por el proyecto.

En ese sentido, Corbel y Francis recordaron que en las experiencias de cada uno de los participantes están las claves de aprendizaje de los profesores, que deben considerar en su balance final el impacto que tienen también en ellos.

“Muchas veces las comunidades creen que los académicos lo sabemos todo, que podemos llegar a resolver cualquier problema y en realidad lo que debemos de establecer claramente es nuestra disposición y confianza, comprometernos a hacer lo que podamos cuando requieran nuestra ayuda”, explicó Kabiti.

Lo más valioso de haber colaborado en el libro –que refleja las experiencias comunitarias en Australia, México, Malasia, Escocia, Egipto, Estados Unidos y Sudáfrica, destacaron los ponentes– es haber creado un préstamo intelectual, es decir, la capacidad de tomar las ideas de las demás experiencias para enriquecer los trabajos en cada uno de los proyectos.

No obstante, advirtieron, se debe ser crítico con los alcances de las estrategias vinculantes pues para muchos estudiantes participantes sucede un momento decisivo en que deben elegir entre finalizar su formación universitaria o continuar trabajando en los proyectos comunitarios, ya que por un lado se obtiene el diploma y por el otro se obtiene la experiencia de vida que otorga el servicio comunitario