Ciencia

Saliva de monos araña les protege ante compuestos tóxicos de alimentos

 

  • La investigación del alumno del Doctorado en Neuroetología de la UV, Carlos Eduardo Ramírez, analiza dicha interacción 
  • Trabaja dentro de la línea de investigación de Laura Teresa Hernández, académica del Instituto de Neuroetología 

 

Laura Teresa Hernández Salazar, académica, y Carlos Eduardo Ramírez Torres, alumno del Doctorado en Neuroetología

 

David Sandoval Rodríguez 

Fotos: Omar Portilla Palacios y cortesía de Laura Teresa Hernández y Carlos Eduardo Ramírez 

10/02/2025, Xalapa, Ver.- Una investigación realizada desde el Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV) ha encontrado una relación entre las propiedades químicas de la saliva de los monos araña y la regulación de su alimentación al protegerlos de agentes tóxicos. 

Carlos Eduardo Ramírez Torres, alumno del Doctorado en Neuroetología, adscrito al Sistema Nacional de Posgrado de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), y Laura Teresa Hernández Salazar, académica del instituto y directora de la tesis, conversaron respecto a los resultados preliminares de dicha investigación. 

Hernández Salazar comentó que una de las líneas de investigación del instituto se denomina “Biología de la conducta”, enfocada al estudio de animales silvestres; particularmente, desarrolla trabajos en el área “Ecología o ecofisiología de vertebrados silvestres”. 

“En la línea de ecofisiología de vertebrados silvestres trabajamos con monos araña y una de las cosas que nos interesa es saber cómo los animales pueden obtener, seleccionar y entender mejor los mecanismos y procesos fisiológicos que realizan para su alimentación”, explicó la investigadora. 

Para el caso de los primates, hay alimentos que van predominando en su dieta, si son hojas se les denomina folívoros, si incluyen muchas semillas o granos se les conoce como granívoros o pueden ser omnívoros, y esto abarca desde dietas que tienen un porcentaje de materia animal y un porcentaje de materia vegetal. 

En el mono araña su dieta es predominantemente frugívora, es decir, consumen o llegan a consumir de 70 a 90% de frutos; seleccionan principalmente los frutos maduros, pero existen reportes actuales de que no solamente van hacia este tipo de frutos, sino que además incluyen hojas, algunos frutos que no están maduros y algunas hojas que pueden tener ciertos contenidos mayores de fibra, detalló. “Eso implica que el animal energéticamente requiere un esfuerzo mayor para poder procesar su alimento”. 

El primer proceso en cualquier individuo para su adecuada digestión es cuando pone alimento en su boca y empieza a tener contacto con la saliva y con todos los mecanismos de masticación, remoción y de todo lo que hará esta molienda de bolo alimenticio para que pueda ser procesada. 

Es en este punto donde se sitúa el trabajo que realiza Carlos Eduardo Ramírez para obtener su Doctorado en Neuroetología, quien analiza la saliva generada por los monos araña durante su alimentación para entender cómo interactúa con los compuestos de las plantas.

 

Carlos Ramírez alimentando a un mono araña en la UMA “Hilda Ávila O’Farrill”

 

Saliva: mecanismo de defensa ante agentes tóxicos 

“Sabemos que la saliva es un líquido complejo que está formado por múltiples compuestos y se usa para iniciar la digestión, auxiliando en descomponer los elementos del alimento para nutrirse de manera adecuada; en particular, hablando de los monos araña y otros primates –porque todos los primates en alguna proporción incluyen partes vegetales en su dieta–, hay algunos elementos en las plantas que no son nutritivos y disuaden el consumo porque en cierta concentración pueden ser tóxicos, son conocidos como metabolitos secundarios y tienen la función en las plantas de protegerlas contra diferentes factores”, detalló el entrevistado. 

Se ha observado que los primates tienen ciertos mecanismos de defensa en la saliva, unas proteínas específicas que son ricas en prolina, aunque hay otros grupos como las cistatinas, pero por la cantidad en las que están presentes no se consideran como el mecanismo principal; por otra parte, las ricas en prolina tienen la capacidad de interactuar con estos compuestos y evitar que hagan su función, lo cual nos permite nutrirnos de las partes vegetales a pesar de la presencia de estos. 

“Estas proteínas se han identificado en primates con dietas omnívoras, también en los macacos, en los papiones, en monos con dietas folívoras, principalmente de hojas, como los monos aulladores. Lo que nosotros hemos hecho es identificarlas en los monos araña, que tienen una dieta frugívora, pese a que los frutos tienen menor concentración, pero como lo mencionó la doctora Hernández Salazar, dependiendo de varias condiciones, el mono araña puede incorporar otros elementos a su dieta”, agregó. 

A partir de la investigación en campo y análisis de laboratorio en el que colaboran con la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) “Hilda Ávila O’Farril”, localizada a orillas de laguna de Catemaco, el Instituto de Química Aplicada (IQA) de la UV y el Laboratorio de Investigación Biotecnoambiental de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Ramírez Torres ha observado que cuando hay variaciones en los niveles de estos metabolitos secundarios en la dieta ocurre una modulación en la producción de estas proteínas. 

Asimismo, cuando aumenta el porcentaje de producción de las proteínas aumenta la concentración de estos compuestos en la dieta de los monos, lo que indica que es un buen mecanismo para amortiguar los efectos o los posibles efectos negativos que pueden generar estos elementos. 

“De estos compuestos hay una gran variedad e incluso nosotros tenemos algunos en nuestra dieta como los taninos, que son los compuestos que le dan el sabor amargo, la sensación de astringencia al café, al chocolate y al té, que en altas concentraciones pueden generar daño hepático, daño renal e incluso interactuar con proteínas importantes en la saliva y evitar que cuando uno los consume, si están presentes estos elementos, no nos nutramos de manera adecuada”. 

Con su proyecto fue posible observar que los primates detectan el sabor amargo, no obstante, algunos consumen los alimentos, posiblemente como un mecanismo de defensa. 

“A pesar de que estos compuestos producen el mismo sabor amargo, vimos que al darles diferentes compuestos que lo generan hay una respuesta diferencial en la producción de estas proteínas”, abundó; “entonces, a pesar de que sí son un mecanismo de defensa ante este tipo de compuestos, hay algún mecanismo fisiológico interno a los primates que les permite distinguir entre diferentes compuestos que pueden darles potenciales ganancias o efectos negativos.” 

Este resultado es relevante porque muestra cómo a través de la saliva es posible modular la actividad de los compuestos presentes en los alimentos, hasta dónde puede llegar a ser protección y hasta dónde puede llegar a favorecerle para obtener beneficios de compuestos que en altas concentraciones podrían resultar muy tóxicos. 

Al respecto, Laura Hernández enfatizó: “Hasta donde sabemos, esta es una de las primeras investigaciones en donde se está haciendo este tipo de mediciones con diferentes compuestos que causan un sabor amargo y que están obteniéndose a nivel salival, a nivel del análisis molecular de la saliva, pues estos mecanismos están promoviendo que puedan o no ser expresadas dichas proteínas y con ello modular la protección que tienen los monos araña”. 

Con investigaciones como la presente, tanto la UV como el instituto se convirtierten en referente al desarrollar esta área de estudio y “seguramente de muchas otras investigaciones que partirán a través de las bases que nosotros estamos planteando”, añadió. 

Los monos araña toleran algunos frutos, aunque no estén maduros y contengan compuestos tóxicos

Trabajo de recolección, alimentación y laboratorio 

El hecho de que los primates puedan de alguna manera tolerar ciertos frutos que no están totalmente maduros y que tampoco les van a causar daño para su consumo ocurre sobre todo en áreas donde la disponibilidad de alimento no es suficiente, ya sea que los frutos no están dispersos de manera homogénea en el ambiente ni que todos los árboles fructifican al mismo tiempo. 

“Estas variaciones en el ambiente tienen mucho que ver con la fragmentación, con la limitación de dónde están consumiendo, pues de alguna manera están brincando estas barreras que les permiten hasta cierto punto tolerar los compuestos y que su propio cuerpo genera respuestas que contrarrestan los potenciales efectos negativos, lo cual nos da pie a una explicación de cómo se contrarrestan las presiones ambientales tanto en plantas como en primates; en las primeras para evitar ser ingeridas, y en los segundos para obtener alimento”, dijo la investigadora. 

Para el consumo de los monos arañas se seleccionaron frutos y hojas de las que más consumen y están reportadas dentro de su dieta, “fuimos a la selva y estuvimos colectando frutos y hojas maduros e inmaduros; luego en laboratorio se hizo un análisis para ver metabolitos específicos de ciertos grupos y encontramos tres: la ruteína, el ácido tánico y la cafeína”. 

Con tal información y con trabajos previos que tiene la doctora Hernández Salazar, en donde se muestran los umbrales de percepción de los monos araña sobre estos compuestos y su sabor amargo, el estudiante dio concentraciones bajas, medias y altas dentro de su umbral a los monos araña y tomó muestras de saliva. 

“Posteriormente, en laboratorio analizamos cómo respondían estas características físico-químicas en la saliva, en particular medimos las proteínas que son de defensa, ricas en prolina, la modulación en el pH salival y la concentración de proteína total, para ver la respuesta ante compuestos que están presentes de manera natural en su dieta”. 

 

Los monos araña participan en la investigación entregando muestras de saliva

 

Monos araña donan su saliva para el estudio 

Como logros de la investigación todavía en curso, Laura Teresa Hernández comentó que se han publicado cuatro artículos de divulgación y se espera la publicación de dos artículos científicos ya aceptados por sus respectivos comités editoriales, a lo que se suma la participación como donadores de los monos araña. 

“A diferencia de otros estudios que se han hecho en los que anestesian a los animales para poder tomar la saliva, nosotros en la UMA tenemos colonias de monos araña, donde los animales nos donan la saliva”, precisó la académica. 

“Ellos mastican un trozo de algodón de manera voluntaria; nosotros damos directamente un estímulo y les damos este algodoncito, ellos lo mojan, nos lo dan y entonces ahí es donde obtenemos todo; no tenemos que dormir a los animales.” 

Recalcó su relevancia dado que no hay interferencia de la anestesia en las muestras que se obtuvieron dado que los monos han sido entrenados para entregar el algodón mojado y sobre todo destacan por la respuesta inmediata que se genera en la saliva cuando el animal está expuesto a un estímulo que está variando. 

“Eso ha sido lo que nos ha permitido que colonias de monos, bajo compromisos y supervisión de los comités de ética que lo ha aprobado, hace que realmente los animales estén donando la saliva”. 

En el mismo sentido, Carlos Eduardo Ramírez aclaró: “No son pruebas invasivas, no les estamos dando cosas que no encontrarían en su ambiente natural y están regulando su consumo y las concentraciones que pueden tener, lo cual nos da un factor más para saber cómo es que ellos hacen esta selección y luego cuáles son los factores fisiológicos y mecanismos internos que están haciendo todo este proceso químico para que ellos logren de alguna manera procesar este alimento”. 

Ambos investigadores agradecieron el apoyo de Remedios Mendoza López, del IQA, y Fabiola Espinosa Gómez, de la UPAEP, por los análisis de laboratorio. 

Agradecieron el apoyo de la UPAEP a través del Laboratorio de Investigación Biotecnoambiental