- Juan Pedro Viqueira Alban charló sobre su obra El arte de contar tributarios. Provincia de Chiapas, 1560-1821
- Era un impuesto muy injusto, porque lo pagaban los más pobres
- Los encargados de cobrar el tributo recaudaban más de lo establecido y se embolsaban la diferencia
Karina de la Paz Reyes Díaz
18/02/2020, Xalapa, Ver.- El libro El arte de contar tributarios. Provincia de Chiapas, 1560-1821, de Tadashi Obara-Saeki y Juan Pedro Viqueira Alba, documenta los complejos mecanismos burocráticos de la Corona española, diseñados para la recaudación.
Juan Pedro Viqueira, profesor-investigador del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, conversó acerca de su libro el 14 de febrero en el Taller de Historiografía Contemporánea que forma parte del cuerpo académico (CA) Espacio, Tiempo, Cultura, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV).
“Lo que buscamos es, partiendo de lo que se llamaban Las relaciones de los tributarios, entender todo el mecanismo administrativo.”
El también autor de ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la Ciudad de México durante el Siglo de las Luces, explicó que primeramente se contabilizaba a los tributarios, se les tasaba, cobraba el tributo y después se informaba de éste.
En pocas palabras, en El arte de contar tributarios se analiza el proceso administrativo que está detrás de la expresión “los indios tenían que pagar tributo”.
“Cuando iniciamos el libro no nos imaginábamos la complejidad del aparato administrativo, también notamos cómo a lo largo de casi tres siglos ese aparato se va refinando con altibajos –hay momento en que las cosas no funcionan bien y hay muchos indios que no logran pagar el tributo y otros en que sí les obligan a pagar más.”
También citan el caos que reinaba en la administración de Guatemala –porque Chiapas dependía de ésta. Y un dato más del que tenían una clara sospecha y lograron confirmar: los fraudes y corrupción que había entre los encargados de cobrar el tributo, pues a los indios les recaudaban más de lo establecido y se embolsaban la diferencia.
Según lo establecido, dos veces al año uno de los funcionarios iba a cobrar, pero la investigación también permitió saber que esto era “una ficción”, pues al ser cantidades considerables, los tributarios nunca pagaban en una emisión –ya fuera en dinero o productos, según correspondía– sino poco a poco.
El investigador de El Colegio de México hizo hincapié en que es necesario tener en cuenta que en esa época hay poco circulante y no era nada sencillo para un indio conseguirlo para pagar el tributo.
“Era un impuesto muy injusto, desde nuestros términos, porque lo pagaban los más pobres. En aquel entonces se suponía que lo pagan como reconocimiento a la protección que recibían del Rey de España”, dijo el también autor de María de la Candelaria, india natural de Cancuc.
El periodo analizado (1560-1821) también permite saber cómo fue variando el tributo desde el inicio de la Colonia hasta el fin: primero era en especie (maíz, frijol, chile, mantas de algodón y otros productos locales considerados de gran valor como la grana cochinilla y el cacao) y sólo era un pequeña parte la que se pagana en efectivo, el llamado “tostón real”.
Más adelante, se determinó que el pago sólo sería en efectivo, pero en Chiapas, en un primer momento, el cambio se hizo de manera fraudulenta, lo cual terminó con una gran rebelión india, de la que el entrevistado tiene una obra: Une rébelion indienne au Chiapas, 1712.
“En ese momento se descubre lo que llaman ‘El fraude en el remate de los tributos’, y la solución que encuentran es que todos paguen su tributo en dinero y ése es otro cambio importante (del cual también se habla en el libro).”
También varió la definición de lo que era un tributario; por ejemplo, al principio sólo consideraban a los hombres adultos casados, después incluyeron a los viudos, posteriormente a los solteros.
Más adelante, también se contempló a las mujeres (primero las viudas y después las solteras). No obstante, citó el historiador, “hay un momento muy curioso: a mediados del siglo XVIII deciden que las mujeres están exentas del pago; ahí disminuye radicalmente la carga de los pueblos”.
De alguna manera, lo que aparece en El arte de contar tributarios. Provincia de Chiapas, 1560-1821 es el intento de crear un Estado y las dificultades que eso conlleva; luego hay un retroceso con la Independencia, pues se vino abajo todo el aparato administrativo, mismo que en el siglo XIX cuesta echar andar, bajo la tesis de que ya no hay diferencia entre los ciudadanos mexicanos.
Para concluir, Juan Pedro Viqueira remarcó que Las relaciones de tributarios es la única fuente demográfica que hay de ese periodo; es decir, “es lo único que nos permite estimar la población y ver cómo evoluciona durante el periodo colonial”.
Éstas le permiten explicar que en el siglo XVII se produjeron epidemias en la Depresión Central de Chiapas, la zona que estaba más densamente poblada y que a partir de ese momento algunas zonas son abandonadas.
“Eso explica la peculiaridad de la distribución de la población en Chiapas hoy en día: el hecho de que se tengan altas densidades de población en una zona de montañas con pocos recursos naturales y que, en cambio, la zona donde están las mejores tierras agrícolas, en la Depresión Central, están todavía poco pobladas.”
El libro está disponible en: https://bit.ly/37vkWFS.
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