- Guadalupe Tzopitl abordó este tema dentro de la International Summer School de la Universidad Veracruzana (ISSUV) 2018
David Sandoval Rodríguez
15/07/18, Xalapa, Ver.- Las tecnologías pueden facilitar el acceso al conocimiento y, en consecuencia, generar opciones para elegir cómo se quiere vivir en las comunidades indígenas, señaló Guadalupe Tzopitl Montalvo, estudiante de la Maestría en Investigación Educativa de la Universidad Veracruzana (UV), al participar en la International Summer School (ISSUV) 2018 de esta casa de estudios.
Con la ponencia “Mujeres indígenas, tecnología y riqueza cultural”, la universitaria conversó con los asistentes a la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) sobre sus experiencias en la sierra de Zongolica, de donde es originaria, y cómo la tecnología puede reducir la brecha de género, así como la supremacía del modelo neoliberal en contraposición con la cultura y conocimientos locales.
“Pienso que las tecnologías sí se pueden utilizar en las comunidades para reconocer lo que tenemos y así indagar más pistas y posibilidades de elección respecto a cómo queremos vivir”, expresó.
En la sierra de Zongolica las mujeres padecen los mismos problemas que en otras comunidades indígenas de México y, al igual que las comunidades marginadas, en las zonas urbanas tienen como una de sus características la fragmentación de los conocimientos.
La ponente afirmó que las investigaciones que se realizan en zonas indígenas deben difundir sus resultados atendiendo al interés comunitario y social, porque ha ocurrido en múltiples ocasiones que éstos se entregan a empresas, a particulares y a veces incluso no se difunden o los investigadores son limitados en la utilización de resultados.
“El problema de las investigaciones está en quién las acapara, quién las posee, quién las compra, y entonces el investigador a veces hasta pierde su crédito.”
Ello se hace evidente con el caso de las investigaciones que se realizan sobre enfermedades y medicina, las cuales son numerosas pero no tienen un gran impacto en las condiciones de marginación, particularmente en las comunidades, que no han sido beneficiadas con los resultados obtenidos.
“Por eso las personas que viven en las periferias de las zonas indígenas y de las zonas marginadas no cuentan con un sistema de salud adecuado, lo único con lo que se cuenta es paracetamol y las radiografías se hacen con equipo obsoleto que dificulta a los médicos hacer diagnósticos, pues carecen de herramientas adecuadas”.
Comentó que una tecnología de uso tan común como el Facebookpuede utilizarse para reivindicar los conocimientos y la cultura locales pues está constatado que las tecnologías que algunos podrían considerar rudimentarias sí han funcionado; tal es el caso de la agricultura, una forma de tecnología con la cual se trabaja al día de hoy en la región, que evita el uso de pesticidas y agroquímicos, los cuales pueden provocar enfermedades en las personas.
Sin embargo, el conocimiento sigue siendo un elemento privilegiado y no sólo en las comunidades rurales o indígenas, es un fenómeno que también ocurre con los académicos que deben pagar para acceder al conocimiento que se publica en las revistas especializadas, puntualizó.
Por ello, planteó la importancia de crear espacios comunes donde se pueda socializar y compartir el conocimiento, no sólo en las zonas indígenas sino a través de la comunicación que permiten las plataformas electrónicas para integrar los conocimientos generados en dichas poblaciones con los que se obtienen en instituciones como las universidades y centros de investigación.
“Tenemos que ver las cosas desde un punto de vista holístico para hacer unidad y así exigir políticas públicas, que tampoco es una cuestión aislada sino que nos debe mover para trabajar todos juntos y exigir, escribir las complicaciones que enfrentamos para después encontrarnos en este tipo de foros y proponer qué podemos hacer”, aseveró.
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