- Interviene la Universidad de Costa Rica, Universidad Nacional de Costa Rica y Universidad Pontificia de Salamanca, así lo dio a conocer el profesor de esta última, Andrés Sánchez Prada
- Lo que se busca es explorar el territorio de los prejuicios, actitudes prejuiciadas hacia las personas con condición de discapacidad en el ámbito universitario
Claudia Peralta Vázquez
09/12/2021, Xalapa, Ver.- La Universidad Veracruzana (UV) participa actualmente en un estudio para medir el prejuicio hacia las personas con discapacidad en las instituciones de educación superior (IES), con base en tres dimensiones teóricas: hostil, benevolente y sexista.
Lo anterior fue detallado por Andrés Sánchez Prada, profesor e investigador de la Universidad Pontificia de Salamanca (Upsa), España, al dictar la conferencia “Evaluación psicométrica del prejuicio hacia la discapacidad en universidades: un modelo multidimensional”, el viernes 3 de diciembre, en el marco del 2º Foro Internacional de Inclusión en Educación Superior.
En el segundo y último día de actividades del evento virtual, cuyo propósito fue fomentar la educación inclusiva en las IES por medio de la sensibilización y promoción de los derechos de las personas con discapacidad, el especialista mostró algunos resultados preliminares de dicho proyecto de investigación.
Éste se realiza de manera conjunta con la Universidad de Costa Rica, Universidad Nacional de Costa Rica, Upsa y UV.
Sánchez Prada, docente de la Facultad de Psicología de la Upsa, perteneciente al grupo de investigación “Psicología, género y salud”, comentó que el territorio a explorar no se muestra a simple vista, sino a partir de manifestaciones externas como conductas y lenguajes en un nivel superficial.
Lo que se busca, externó, es explorar el territorio de los prejuicios, actitudes prejuiciadas hacia las personas con condición de discapacidad en el ámbito universitario. “Un prejuicio que no siempre se identifica y no siempre se reconoce como tal, incluso por las propias personas prejuiciadas”; no obstante, permanece en el imaginario colectivo y en determinados sectores de la población.
Ante esta situación, es necesario identificarlos con un cierto grado de calidad y de precisión, con el fin de proponer y llevar a cabo acciones preventivas y de intervención, ya sea en el nivel de formación, curricular, sensibilización y de corrección.
Dio a conocer que dichos prejuicios han evolucionado, pues de aquellas manifestaciones burdas, agresivas y hostiles, basadas en la inferioridad o en el déficit de hace unas décadas, ahora las manifestaciones son más sutiles que entrarían dentro del terreno de lo socialmente aceptable, pero no por ello dejan de ser menos prejuiciosas.
Aunado a lo anterior, se encuentran también nuevos mapas y modelos: prejuicio sutil, ambivalente y sexista. Esta última sería la que enfrentan las mujeres con discapacidad.
Explicó que desde una perspectiva construccionista, la discapacidad nace de las características de las personas y de las barreras que se encuentran en el entorno y en el medio, tales como: físicas, arquitectónicas, sociales y mentales, dentro de las cuales las creencias estereotipadas y los prejuicios juegan un papel fundamental.
En el estudio piloto se sometió a prueba el modelo de 24 temas, agrupados en torno a cuatro factores o dimensiones empíricas (exceso de demandas, evitación del contacto, idealización benevolente y amplificación sexista), relacionadas con las tres de tipo teóricas.
En total, participaron 551 personas, 407 mujeres (74 por ciento) y 144 hombres (26 por ciento).
De la Universidad de Costa Rica y Universidad Nacional de Costa Rica se contabilizaron 342 participantes, 69.6 por ciento mujeres y 30.4 por ciento hombres. Mientras que de la Upsa fueron 209, 80.9 por ciento mujeres y 19.1 por ciento hombres.
El estudio actual, dijo, representa una ampliación de los primeros, y se ha aplicado a población mexicana, concretamente de la UV. En total son 549 participantes, 53.4 por ciento mujeres y 44.8 por ciento, hombres.
Los resultados de la aplicación del modelo resultaron estables, consistentes y prometedores en este intento por ampliar el rango de aplicabilidad de la escala.
Expresó que les gustaría recabar más datos de otros países y culturas. Por eso, el proceso lo han continuado en Venezuela y Guatemala, y en breve, en Uruguay.
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