- Mediante jornadas académicas y diversas actividades acercan sus productos y conocimientos a la sociedad
Carlos Hugo Hermida Rosales
Fotos: Omar Portilla Palacios
18/10/2022, Xalapa, Ver.- “Mi primera artesanía de barro fue una pequeña olla que hice con ayuda de mi tía, y aunque todo comenzó como un juego, tuve que venderla a los pocos días debido a las necesidades que teníamos en casa”, compartió Luisa Martínez, de la localidad Vista Hermosa, municipio de Atlahuilco, Veracruz.
Junto con otras artesanas, fue invitada por la Universidad Veracruzana (UV) a exponer sus productos en la Jornada por la Preservación y Difusión del Patrimonio Cultural de la Sierra de Zongolica, realizada a finales de agosto en el Museo de Antropología de Xalapa (MAX), una de las actividades impulsada por integrantes de esta casa de estudios para visibilizar los saberes y el trabajo de estas mujeres.
“Como mi mamá estaba ocupada cuidándonos a mí y mis ocho hermanos, fue mi tía quien me enseñó el oficio de la alfarería mientras la ayudaba a triturar mármol para añadirlo al barro”, prosiguió Luisa Martínez.
Aunque en su adolescencia tuvo apoyo para estudiar corte y confección, decidió retomar su labor de alfarera ya que es un trabajo que le encanta y es feliz de enseñar a otras personas.
Décadas después aún fabrica piezas, principalmente cántaros y ollas que son los artículos que más le piden y vende en sitios como Córdoba y la Ciudad de México.
“Mi tía falleció hace poco y seguiré esta labor en honor a ella; la recuerdo mucho cuando trituro el mármol en el metate”, mencionó.
La jornada fue organizada en conjunto por el MAX y la Facultad de Antropología, con el apoyo del Instituto Tecnológico Superior de Zongolica.
En el evento las artesanas tuvieron la oportunidad de comercializar sus productos y, sobre todo, compartir con el público lo que conlleva crearlos.
“Recolecto el barro en época de calor, así como la cáscara de pino que utilizo para prender el fogón y cocer mis piezas”, comentó Adelina Pérez, quien también crea artesanías de este material en la localidad de Atlihuayan, cuyos habitantes se dedican a la siembra de maíz, chícharo y frijol.
Aunque al principio sólo fabricaba ollas, después hizo jarras y distintas figuras de animales, que llaman mucho la atención al comprador; poder ofrecerlas en el MAX es algo que le reconoce a la UV y le motiva a continuar con su trabajo.
Anastasia Romero, oriunda de Tlaquilpa, aseguró que tuvo una niñez feliz cuidando borregos, actividad que le agradaba porque le permitía jugar en el monte con sus amigas que hacían lo mismo.
Aunque por el momento no posee ningún ejemplar de estos animalitos, compra la lana a quienes sí tienen, la limpia y la hila para crear prendas, con una técnica que le enseñó su mamá; al principio sólo tejía para uso doméstico, pero ahora las vende debido a que son muy apreciadas.
“Lo único que lamento es que no aprendí a leer, y no sé qué dicen los letreros de los lugares a los que voy a vender”, comentó con nostalgia.
Gertrudis Delgado se desempeña desde los 16 años como médico tradicional en la población de Xocotepec, perteneciente al municipio de Ayahualulco. Actualmente tiene 66, por lo que ha realizado esta labor a lo largo de medio siglo.
Su abuela era matrona y su papá huesero, de ellos heredó información sobre hierbas curativas que recolecta temprano cuando aún conservan el rocío de la noche, y que utiliza para tratar diversos males como el empacho, estreñimiento e incluso amenazas de aborto.
Hace uso de su conocimiento e intuición al preparar infusiones, pomadas, jarabes y champú, a partir de plantas como árnica, mejorana, mirto y albahaca.
“Me gusta compartir lo que sé, pero a las nuevas generaciones no les llama la atención conocer sobre este tema; de 48 médicos tradicionales que habíamos en la región, ahora sólo llegamos a una docena”, lamentó.
Agradeció a la UV por abrirle las puertas y dar a conocer su labor, porque con ello contacta a personas que desean aprender y se evita que el conocimiento herbolario quede en el olvido.
Al concluir la jornada, después de guardar sus piezas y despedirse de sus últimos clientes, las artesanas volvieron a sus lugares de origen a continuar con las actividades que han desarrollado durante toda su vida, ahora con la certeza de que la Universidad es una valiosa aliada para visibilizar su labor y perpetuar sus saberes.
Categorías: General