- Yunuen Cecilia Manjarrez cursa el Doctorado en Investigación Educativa; su investigación se deriva de la investigación internacional “Sendas y trayectorias indígenas en la educación superior mexicana”
- Ha encontrado que los estudiantes de pueblos originarios no quieren migrar a otros lugares para ejercer su profesión, por el contrario, ven la posibilidad de volver y aportar a su comunidad
Paola Cortés Pérez
Fotos: Cortesía Gunther Dietz
30/10/2024, Xalapa, Ver.- Las nuevas generaciones de estudiantes indígenas ven la posibilidad de regresar a sus comunidades de origen a ejercer su profesión porque se sienten con la capacidad de aportar y cambiar esquemas de género, apuntó Yunuen Cecilia Manjarrez Martínez, estudiante del Doctorado en Investigación Educativa que imparte el Instituto de Investigaciones en Educación (IIE) de la Universidad Veracruzana (UV).
La universitaria desarrolla el proyecto “Trayectorias de formación de jóvenes de pueblos originarios en dos instituciones de educación superior en el estado de Puebla: identificaciones, género y compromiso comunitario”, que deriva del proyecto internacional “Sendas y trayectorias indígenas en la educación superior mexicana”.
El objetivo de su investigación es brindar una mirada comparativa de cómo el cursar un programa educativo en una universidad intercultural, convencional, comunitaria o tecnológica, impacta en las identidades de los jóvenes, sus trayectorias y sus competencias académicas.
En 2020, Yunuen Manjarrez se integró a este trabajo en el que participan 18 instituciones de educación superior del país, así como investigadoras e investigadores mexicanos y extranjeros.
Su tesis doctoral, dirigida por Gunther Dietz, investigador del IIE, la desarrolla en el estado de Puebla, específicamente en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y en el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural, este último es una universidad comunitaria ubicada en la región serrana.
“Nuestro proyecto se enfoca en visibilizar la presencia y los aportes de las y los estudiantes indígenas. Entre las respuestas que nos dieron en los Talleres de Diálogos Intersaberes fue que están dejando huella en las universidades donde asisten porque lo aprendido lo devolverán a sus comunidades, lo que tendrá un impacto positivo.”
Es importante mencionar que los Talleres de Diálogos Intersaberes son la última etapa de la investigación internacional.
La estudiante agregó: “Este proyecto visibiliza el proceso que se da en diferentes regiones y universidades, por lo que es una oportunidad de aprender, compartir y tener lecciones entre las instituciones de educación superior y los estudiantes, siendo ésta una posibilidad de retribuir un poco a la deuda histórica que tenemos con los pueblos originarios”.
Dijo que la totalidad de los universitarios entrevistados son los primeros en sus familias en estudiar una carrera profesional, esto les ha abierto un panorama totalmente distinto: no quieren migrar a otros lugares para ejercer su profesión, por el contrario, ven la posibilidad de volver y aportar al crecimiento de sus comunidades. En el caso de las mujeres, tienen la oportunidad de cambiar los esquemas de género.
“Ahora intervienen en el rescate de los conocimientos tradicionales a través de la articulación con los conocimientos tecno-científicos; acercan técnicas apropiadas para hacer un mejor aprovechamiento de los recursos; documentan las formas de producción, conservación y tratamiento de la naturaleza; visibilizan los aportes de la familia, no sólo la parte productiva de los varones, también de las mujeres, jóvenes, niños y ancianos; colaboran en el rescate de las lenguas originarias, al darles una vitalidad académica.”
Además, los proyectos que desarrollan se vinculan directamente con las comunidades: anteriormente eran apoyados por organizaciones sociales, pero con el cambio de las políticas gubernamentales ahora son impulsados por sus familias y los pobladores.
Yunuen Manjarrez comentó que los Talleres de Diálogos Intersaberes fueron una especie de encuentro de experiencias, de saberes y de diferentes perspectivas, de cómo estos jóvenes viven y experimentan la universidad, de tal manera que los alumnos los consideraron un espacio privilegiado para la expresión.
Los temas abordados fueron: la transición a la educación superior; las experiencias dentro de la universidad; el capital lingüístico cultural, familiar y comunitario; la percepción de la función social de la universidad; las transformaciones comunitarias; sus expectativas a futuro; sus experiencias tras el egreso a sus comunidades y también lo que se vivió durante la pandemia.
Durante estos encuentros se planteó la posibilidad de construir una red de universitarios indígenas que les permita generar su propia agenda educativa y académica, y que sea considerada en los planes de estudios de las instituciones de educación superior.
Por su parte, el investigador Gunther Dietz dijo que los talleres funcionan como una especie de espejo, es decir, se les muestra a los docentes y funcionarios de las universidades participantes lo expresado por su alumnado y egresados. Además, ayuda a compartir las experiencias positivas en el tema de la interculturalización de la educación superior, a sabiendas de que no existen recetas.
Cambios en el imaginario futuro de universitarios
A lo largo de los casi cinco años que ha durado el proyecto “Sendas y trayectorias indígenas en la educación superior mexicana”, Gunther Dietz comentó que han encontrado convergencias y divergencias. Lo que más destaca es el impacto que deja en los jóvenes el cursar estudios universitarios, hay transformaciones identitarias y cambios en el imaginario sobre el futuro.
Después de realizar más de un centenar de entrevistas, encontraron que los alumnos de pueblos originarios requieren de mayores apoyos económicos, no es suficiente la beca que se les da pues cubre lo mínimo de transporte y manutención; esto los obliga a compaginar los estudios con algún trabajo, además de que algunos de ellos ya son madres o padres de familia.
Las divergencias halladas en las universidades convencionales, indicó, son que al migrar a las ciudades de alguna forma los desarraiga no sólo de su familia, también de sus lazos comunitarios, lo que propicia una especie de choque cultural al no contar con redes de apoyo. A esto se agregan las vivencias de discriminación, que son una combinación entre racismo y sexismo, por ser pobre, foráneo y rural.
En tanto, en las universidades interculturales y comunitarias se destaca el provenir de una comunidad y hablar una lengua indígena, se valora redactar una tesis de licenciatura en su propia lengua. Las familias también juegan un papel relevante –especialmente las madres– como apoyo moral para que accedan y se mantengan exitosamente en la universidad.
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