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La gula nace de las relaciones que hemos creado con los alimentos

  • Inició el III Coloquio “Las bajas pasiones frente al espejo. Hambre y gula. Estudios clínicos y humanísticos de las emociones” 
  • Se realiza en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales 
  • Karine Tinat, de El Colegio de México, dictó la ponencia “El hambre y la gula: ¿dos caras de la misma moneda?” 

 

En el IIH-S inició el III Coloquio “Las bajas pasiones frente al espejo. Hambre y gula”

 

Claudia Peralta Vázquez 

Fotos: IIH-S 

 

17/10/2024, Xalapa, Ver.- Al reflexionar sobre el hambre y la gula, Karine Tinat, investigadora de El Colegio de México, expresó que esta última nace de las relaciones que se han creado con los alimentos, los platillos, las recetas y los recuerdos de la vida, como el rostro de la infancia o las manos arrugadas de la abuela cocinando. 

Su participación abrió las actividades del III Coloquio “Las bajas pasiones frente al espejo. Hambre y gula. Estudios clínicos y humanísticos de las emociones”, organizado por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV). 

Posterior a la inauguración del foro, que estuvo a cargo de autoridades del IIH-S y del Instituto de Neuroetología de esta casa de estudios, Karine Tinat ofreció la ponencia “El hambre y la gula: ¿dos caras de la misma moneda?”. 

Expuso que si bien el hambre y la gula son dos términos que remiten a un impulso y pulsión hacia la comida y su ingesta, las sensaciones corporales que involucra son muy diferentes. 

En el Auditorio “Gonzalo Aguirre Beltrán” del IIHS, subrayó que el hambre es una señal enviada por el organismo para expresar que pronto va a faltar energía, pues la proporcionada por la última comida terminó de utilizarse. 

“Es un mecanismo fisiológico que regula de forma natural nuestro consumo de alimentos a lo largo del día. Tener hambre es muy diferente a tener antojo de comer, este último responde a otra necesidad como la de reparar el aburrimiento, contrarrestar el estrés, el cansancio o la depresión, buscar el consuelo.”

 

Las actividades del coloquio se desarrollan del 16 al 18 de octubre, en el auditorio del IIH-S

 

Aseveró que la gula no es comparable con la sensación de hambre, se puede vincular con el apetito o ganas de comer, pues suele despertarse con un olor, la visión o representación mental de un alimento apreciado particularmente. 

Tanto la gula como el antojo de comer se generan en nuestras cabezas, más que a partir de un estómago vacío, porque las papilas gustativas se hacen agua con sólo pensar en el alimento deseado, “rara vez hacen salivar los alimentos más sanos, casi siempre atrae lo grasoso o dulce”. 

Es así que la gula se sitúa del lado del placer porque no es siempre controlable, además tiene mala fama al ser considerada desde hace muchos siglos como uno de los siete pecados capitales que la Iglesia católica ha condenado en sus prácticas y enseñanzas. 

En la ponencia, moderada por Magali Velasco Vargas, académica de la Facultad de Letras Españolas, dejó en claro la relación intrínseca entre ambos conceptos que pueden formar parte de una misma realidad, más allá del simple acto de comer y de hacerlo con cierta voracidad, a pesar de que remiten a sensaciones y manifestaciones corporales diferentes. 

La Doctora en Estudios Hispánicos y Ciencias de la Información y Comunicación por la Universidad de Borgoña, en Francia, también reflexionó en torno a la bulimia y anorexia, temas de sus estudios de investigación y que relacionó con el hambre y la gula. 

En el acto inaugural, a cargo de Jorge Morales Mávil, director del Instituto de Neuroetología, estuvieron Guadalupe Vargas Montero y Ernesto Treviño Ronzón, investigadores del IIH-S; y Tamara Cibrián Llanderal, del Instituto de Neuroetología.

 

Karine Tinat, investigadora de El Colegio de México, abrió las actividades del foro centrado en el hambre y la gula

 

Guadalupe Vargas mencionó que esta actividad inició hace algunos años a propuesta del cuerpo académico (CA) Historia y Cultura, del IIH-S, con el acuerdo y visión de colegas de diversas disciplinas, institutos, facultades, universidades y centros de educación superior para explorar la posibilidad de un proyecto de investigación conjunto. 

Los especialistas de humanidades, ciencias de la salud y neurociencias discutieron qué aspectos del ser humano podían abordar, y llegaron a la conclusión de que el estudio de las emociones podía ser el punto ideal de convergencia. 

“Surgió la idea de hacerlo a través de algunos de los siete pecados capitales, considerados inherentes a la naturaleza humana: lujuria, envidia, avaricia, pereza, ira, soberbia y gula.” 

De esta forma, en 2019 se organizó el primer coloquio dedicado a la envidia y a los celos; en 2022, al sexo y lujuria; y en esta ocasión al hambre y gula, iniciando actividades en el marco del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el 16 de octubre.