Colaboración

En pos de la recuperación de los sueños del movimiento estudiantil de 1968

 

El 2 de octubre de 1968 el Estado inició una serie de estrategias de represión contra diversos movimientos sociales y organizaciones políticas disidentes

 

Dora Cecilia Sánchez Hidalgo 

Foto: Archivo Universo 

 

02/10/2024, Xalapa, Ver.- Ante la solidaridad de buena parte de la sociedad con el movimiento estudiantil, el 30 de septiembre de 1968, después de poco más de dos meses de asesinatos, hostigamiento, acoso, golpes, desapariciones e intervención a los espacios estudiantiles, el ejército desocupó Ciudad Universitaria (CU). 

Ese mismo día, sin embargo, hubo actos de represión en Santo Tomás contra los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Mientras tanto, miles de madres y familiares de estudiantes marcharon del Monumento a la Madre hacia la Cámara de Diputados para exigir que las fuerzas represoras del gobierno detuvieran la persecución y aceptaran el pliego petitorio presentado por el Consejo Nacional de Huelga (CNH). Como una muestra del compromiso por llegar a solucionar la confrontación y resolver las demandas estudiantiles, el CNH reiteró que “El Movimiento no boicotea la Olimpiada, pero ésta no puede mediatizarlo ni postergar sus demandas. […] informó que 24 alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), IPN y Chapingo formaron un Comité de Recepción para colaborar con el Comité Olímpico y mostrar el deseo de contribuir al mejor desarrollo de los Juegos”.¹

Con este posicionamiento los estudiantes dejaron en claro que era el gobierno quien tomaba de pretexto la presión de los Juegos Olímpicos para acallar las demandas del movimiento y mantener a los grupos de granaderos en las calles de la ciudad.  

En este contexto, el presidente Gustavo Díaz Ordaz no tuvo más alternativa que sentarse a negociar con el CNH y en la tarde del 1 de octubre nombró una comisión para iniciar el diálogo. La primera entrevista con los representantes del CNH tuvo lugar en la casa del rector de la UNAM, el Dr. Javier Barros Sierra, el 2 de octubre a las 9:00 de la mañana. Ahí, los estudiantes plantearon tres puntos a resolver antes de iniciar un diálogo: la “desocupación inmediata de los planteles, libertad de los detenidos con motivo del desarrollo del movimiento y cese absoluto de la represión”.² 

Animados después de este primer encuentro, en sesión de asamblea en Zacatenco (IPN) los estudiantes y el CNH acordaron organizar un mitin en la plaza de las Tres Culturas esa misma tarde a las 14:30 horas, una vez que concluyera la reunión con los representantes del gobierno. 

Si bien no era la primera vez que los estudiantes se manifestaban en dicha plaza, el peso simbólico de la elección de ese espacio representaba una tregua con el gobierno. Ese lugar albergaba ocho mil 830 hogares en la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco con una capacidad de aproximadamente 27 mil 600 habitantes. Era, pues, el sitio ideal para celebrar un mitin desde donde los estudiantes le hablarían al pueblo; a esas familias de trabajadores que disfrutaban de derechos laborales y sociales de vivienda, educación y salud, gracias a las luchas sociales del México revolucionario. En las capas más profundas de la plaza se encuentran también los sedimentos del altépetl de México-Tlatelolco, el templo católico de Santiago y el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco. Sobre este territorio, construido a una velocidad que sólo fue posible gracias a las modernas técnicas arquitectónicas de las vanguardias, se elevaba la recién inaugurada Torre de Tlatelolco como el edificio más alto del país. Fue en esa plaza donde, en la tarde del 2 de octubre, el aparato represor del Estado se dio cita para asesinar a cientos de estudiantes con la más llana cobardía. Con ello, el Estado cometía un violento acto de traición a la confianza resultado de las negociaciones con el presidente. 

El 24 de septiembre del presente año, la Comisión para el acceso a la verdad, el esclarecimiento histórico y el impulso a la justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidos de 1965 a 1990, publicó el “Informe final 2024. Resumen ejecutivo de los reportes de los cinco instrumentos de la Comisión”.³ 

Con esta publicación se culmina una lucha por recuperar la memoria histórica de uno de los hechos más dolorosos de nuestra historia contemporánea. La evidencia presentada demuestra cómo, después de la noche de Tlatelolco, el Estado inició una serie de estrategias de represión contra diversos movimientos sociales y organizaciones políticas disidentes que cuestionaran la violencia y los atropellos del poder. Esta valiosa evidencia recuperada por la memoria debe ahora ser analizada para esclarecer la complejidad de los eventos, dimensionar las acciones y desenmascarar a los actores concretos de la matanza.  

La Universidad Veracruzana, sus académicos, estudiantes y su comunidad toda, refrenda su compromiso social para mantener las voces críticas y, desde el conocimiento, aportar información que permita a las víctimas obtener justicia. Es necesario volver a los documentos para explicar las razones del descontento y los cuestionamientos que los estudiantes de aquel entonces hicieron a las autoridades de sus instituciones. Entender sus propuestas para cambiar las estructuras educativas y actualizar los planes y programas de estudio de manera congruente con una nueva era, ayudará a recuperar los sueños de aquellos estudiantes, su lucha por un país diferente y, por qué no, hacerlos realidad.


1. UNAM. Dirección General de Bibliotecas. M68: Distintas Miradas, consultada el 30 de septiembre de 2024, disponible en: https://m68.dgb.unam.mx/index.php/cronologia
2. “El Instituto Politécnico Nacional y el Movimiento Estudiantil del 68”, en El Cronista politécnico, Nueva época, no. 79, octubre-diciembre 2018, p.18.
3. Gobierno de México. Comisión para la Verdad. Informe final (2024). Consultado el 30 de septiembre de 2024, disponible en: https://comisionverdadyjusticia.segob.gob.mx/work/models/ComisionVerdadyJusticia/Documentos/Informe2024/20240909_Informe_COVEH.pdf