Principales

Académicas UV ayudaron a contar la historia de Coyolillo

  • De mi Coyolillo les voy a contar: historias del pueblo y su gente, es el título de la obra
  • El primer autor es don Octavio, maestro mascarero; las coautoras son: María Cristina Núñez Madrazo, Adriana Duch Carvallo y Zulma Vianey Amador Rodríguez

 

“Si Dios me lo permite, voy a escribir la historia mía”

“Si Dios me lo permite, voy a escribir la historia mía”

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

18/03/2022, Xalapa, Ver.- Octavio López Zaragoza es maestro mascarero, versador, improvisador, compositor, también hace trabajos de herrería, instalaciones eléctricas, hace años fue chofer, cortador de caña y agricultor, pero antes de todo, es originario de Coyolillo, localidad situada en el valle de Actopan, Veracruz, y entre los propósitos de su vida estaba contar “la verdadera historia” de su pueblo en un libro, misión que ya fue cumplida. De mi Coyolillo les voy a contar: historias del pueblo y su gente, es el título de la obra que en sí tiene su propia historia y también la detonó él, cuando externó tal inquietud a académicas de la Universidad Veracruzana (UV). Se trató, en palabras de una de ellas, de “un desafío”.

“Mientras exponía sus máscaras nos expresó su interés por hacer un libro para hacer visible ‘la verdadera historia de Coyolillo’, y nos solicitó explícitamente apoyo y acompañamiento para escribirlo.

”Nos dijo que era un proyecto muy importante, dado que ya se habían escrito varios textos sobre Coyolillo, pero era necesario crear un testimonio con la voz de los pobladores originarios, y que a él le interesaba mucho plasmar esa historia en un libro para dejar un testimonio vivo a las futuras generaciones”, exponen las coautoras en la Introducción de la obra, María Cristina Núñez Madrazo, Adriana Duch Carvallo y Zulma Vianey Amador Rodríguez, quienes comparten créditos con el primer autor, don Octavio.

Éste, en entrevista, aclara que tiene mucho más por contar, de su vida, y de los versos y canciones que escribe, pero primero se enfocó en su comunidad.

El libro lo conforman 16 historias de Coyolillo

El libro lo conforman 16 historias de Coyolillo

 

“Primero la historia de aquí, de la comunidad, porque ha habido investigadores y gente que ha sacado notas y (hay) partes que no son reales de lo que es Coyolillo, y qué más que yo, que aquí nací, aquí crecí y aquí viví con mis abuelos y mis padres; yo podía escribir algo de historia, porque platiqué mucho con mis abuelos, con señores grandes sobre la fundación y todo, y eso quería escribir”, compartió en un tono de voz característico de la comunidad.

El título del libro es tomado de una canción de don Octavio y al dar la referencia, de la nada, empezó a entonarla: “A mi Coyolillo le voy cantar/ le voy a contar/ el 15 de mayo quiero festejar/ porque Coyolillo se siente campeón/ porque San Isidro es nuestro patrón”.

Nada inhibe a don Octavio y lo mismo sugiere dónde o cómo tomarle fotografías, que expresa orgulloso haber estudiado la primaria siendo un niño y la secundaria en la adultez. Lo justificó con dos líneas de Sin fortuna, de Gerardo Reyes: “Las letras no entran cuando se tiene hambre y no hay quien te dé la mano si eres pobre”.

¿Pero qué sentido tiene recordar, saber de la historia de la comunidad?, se le pregunta insistentemente. Para él, este libro será útil a las nuevas generaciones de Coyolillo, porque es importante que sepan cómo se fundó, a qué se dedicaban sus abuelos, bisabuelos, tatarabuelos.

Maricruz Barradas Carranza, expresó contento y orgullo por tener un libro sobre su pueblo

Maricruz Barradas Carranza, expresó contento y orgullo por tener un libro sobre su pueblo

 

“Para mí era fundamental hacer un libro (en el) que quedara plasmada la historia para las nuevas generaciones, las futuras generaciones, porque nosotros estamos de paso y tenemos que dejar algo para nuestros nietos, para nuestros hijos”, remarcó.

Las voces históricamente silenciadas
En marzo don Octavio cumplirá 61 años, casualidad o a propósito, pero el sábado 12 el libro fue presentado por primera vez ante la comunidad de Coyolillo.

Se trató de una mezcla del protocolo académico y el de la comunidad, porque una vez escuchadas las intervenciones de quienes lo comentaron, las personas presentes –que asentían con la cabeza cada que se describía una escena o costumbre propia de la comunidad– tomaron el micrófono, expresaron el contento por tener un libro así y repitieron el ejercicio de “recordar”.

Lo presentaron Mayra Chávez Courtois, del Instituto Nacional de Perinatología –quien además fue dictaminadora del libro–; Alfredo Martínez Maranto, antropólogo; Sagrario Cruz Carretero, del Instituto de Antropología de la UV, y una de las autoras, Zulma Amador.

Asistentes a la presentación de De mi Coyolillo les voy a contar: historias del pueblo y su gente

Asistentes a la presentación de De mi Coyolillo les voy a contar: historias del pueblo y su gente

 

Ésta recordó aquel día cuando don Octavio las “desafió de manera muy importante”. No sólo en términos del propio trabajo académico, sino de “imaginar otra manera de trabajar la historia oral”.

Si bien, explicó, el libro tiene como eje principal el testimonio de don Octavio, le acompañan dos testimonios más: los de don Andrés Acosta Mendoza y la ya fallecida doña Tiburcia León –ambos nacidos en 1932–.

“Nosotras íbamos a la par o detrás de don Octavio. Él hacía un ejercicio de activación de la memoria, de ahí venía una serie de preguntas. Nuestro lugar no fue el de las investigadoras que íbamos y recuperábamos.

”Fue un ejercicio muy interesante, metodológicamente muy importante y también, en términos del proceso de construcción del conocimiento, es una experiencia fundante, en esto que llamamos, desde la antropología y la sociología, el trabajo de hacer historia oral, reivindicar esa memoria viva. Fuimos bailando con él ese son”, explicó.

El acontecimiento se desarrolló en el auditorio de la comunidad

La presentación del libro se desarrolló en el auditorio de la comunidad

 

El libro es también un trabajo colectivo de las universitarias, quienes son parte del cuerpo académico (CA) Transdisciplinariedad, Sostenibilidad y Diálogo de Saberes, adscrito al Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes (EcoDiálogo) de la UV.

Además, es el tercer producto del proyecto “Recreación de saberes y comunidades sustentables. Un estudio comparativo en poblaciones rurales mestizas e indígenas del estado de Veracruz”, que se desarrolló con financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

“Lo más importante de trabajar esto, lo que llamamos la historia oral, la memoria de las personas, es que al mismo tiempo que está en estas páginas, es un libro abierto, porque activa la memoria de ustedes”, les dijo la académica.

Para Zulma Amador, la memoria tiene ese gran potencial: “Enseñarnos de dónde venimos, qué nos constituye y hacia dónde queremos ir”.

La comunidad mostró interés por la publicación

La comunidad mostró interés por la publicación

 

En posterior consulta, otra de las autoras, Cristina Núñez, hizo hincapié en que a través de la metodología transdisciplinaria se recuperó el potencial epistemológico de la historia oral, en un proceso de construcción colectiva del conocimiento. Para ella, “la palabra viva emerge construyendo una serie de imágenes identitarias y así se hace posible visibilizar las voces históricamente silenciadas”.

Recordar a mi Coyolillo
El libro lo conforman 16 historias: La fundación de Coyolillo; Tío Juan Bueno; ¿Venimos de África?; Abuelos y abuelas; La vida en el tiempo de antes; Zapatistas y carrancistas; Cuando Manuel Parra dominaba; La lucha por el ejido; Después del ejido; Calamidades que agobiaron al pueblo; Costumbres que se van perdiendo; Curanderas, parteras y brujos; Lo que sabemos de la siembra; Cortando caña somos número uno; San Isidro, la Santa Cruz y Todos Santos; y Carnaval es disfrazarse.

Le acompañan, además del texto introductorio, un Dossier fotográfico, Glosario, Referencias y Agradecimientos.

Tal cual como lo dijo Zulma Amador, una vez que el libro fue comentado por parte de la comunidad académica, moderada por don Octavio, se “activó” la memoria de las personas presentes.

Portada del libro, que se puede consultar en digital y en soporte impreso

Portada del libro, que se puede consultar en digital y en soporte impreso

 

Poco a poco se apoderaron del micrófono y, además de expresar el contento y orgullo por tener un libro de su pueblo, recordaron: el inigualable sabor de las gelatinas que hacía y vendía la tía Bucha; lo versadora que era la tía Estefanía; las viviendas que, pese a ser pequeñas, eran habitadas por 10 personas o más; los tiempos en que quien podía iba a la escuela con sandalias y si no “a pie pelado”; la migración y el cambio que ésta provocó en la comunidad; los conocimientos de medicina tradicional que han heredado de sus ancestros.

“Es tan importante que nuestros hijos sepan de dónde venimos”, dijo enfática doña Celestina.

Pero don Octavio no está tranquilo con este libro, la misión no está cumplida, porque ya vio por la memoria de su comunidad y ahora verá por la suya, y dijo sonriente: “Si Dios me lo permite, voy a escribir la historia mía, ya lo mío, lo propio, desde niño”.