- En el 5º Foro Editorial “La ecoedición”, que se efectuó en la FILU 2023, se presentó un decálogo de acciones sostenibles para estar acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, establecidos en la Agenda 2030
- La Editorial UV ya actúa bajo criterios de sostenibilidad, pues en sus procesos de licitación se pide que los impresores utilicen papeles con un estándar mínimo para reducir la huella ecológica: Jesús Guerrero, responsable de Derechos de Autor de esta editorial
- “La sostenibilidad en el sector editorial no tiene que ver únicamente con los recursos renovables, sino también con el acceso al conocimiento, a la educación, con la formación del personal para llevar a cabo acciones sostenibles en el tiempo”: Marcos Giraldo Barreto, editor colombiano
Dunia Salas Rivera
25/05/2023, Xalapa, Ver.- Como resultado del 5º Foro Editorial “La ecoedición”, que se efectuó en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2023, el director de la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV), Agustín del Moral Tejeda, presentó un decálogo de acciones para hacer más sustentables cada uno de los procesos que conforman la cadena de producción editorial.
En la mesa “Presente y futuro de la Editorial UV”, donde se expuso la relatoría del foro, también participaron el editor, traductor y gestor cultural, Marco Giraldo Barreto, y Jesús Guerrero García, responsable de Derechos de Autor de la Editorial UV, quienes analizaron y reflexionaron sobre cada uno de los puntos que integran el documento, el cual fue propuesto por la editora de la UV, Aída Pozos Villanueva, quien constituyó una pieza fundamental para la elección del tema y el desarrollo del foro.
Desde el establecimiento de una agenda y un plan de trabajo con acciones que motiven a hacer un manejo más consciente de los materiales de publicación hasta lograr acuerdos con todos los participantes del ciclo editorial, así como firmar convenios con otras editoriales universitarias para lograr un menor impacto ambiental, estas acciones –coincidieron los ponentes– deben comenzar con la participación de las autoridades de la UV.
El decálogo
El primer punto es revisar el catálogo de la Editorial UV y a partir de ello buscar producir lo valioso, lo trascendental, lo útil y lo socialmente responsable. En este sentido, Giraldo Barreto dijo que es obligación de las editoriales académicas, en tanto entidades en constante evaluación, velar por la producción de contenidos más útiles, trascendentales y socialmente responsables.
El segundo punto menciona diseñar bajo criterios del mejor aprovechamiento de recursos materiales y humanos. Al respecto, Jesús Guerrero puntualizó que la elección de determinado diseño, tipografía y formato también tiene un impacto en el aprovechamiento de los recursos y, por tanto, en la generación de un menor daño ambiental.
Aludió al término ecodiseño, utilizado por el editor catalán Jordi Panyella Carbonell en su conferencia magistral de apertura del foro, quien mencionó que el diseño editorial puede ser sostenible y tener un impacto sobre el producto final para que éste también lo sea. En estos términos, dijo Guerrero García, también deberíamos pensarlo no sólo como la maquetación o la tipografía con un fin meramente estético, sino también como un proceso sostenible.
El tercer punto habla de reducir las tiradas a lo necesario, es decir, a la demanda, la cual debe determinarse en un estudio del producto y del mercado. En este aspecto, Marco Giraldo reiteró la propuesta sobre el uso de herramientas como Google Trends o LinkedIn, que ayudan a conocer las tendencias de lo que se está moviendo más en el mercado y a anticiparse a tener una mayor certeza en el tiraje para que no haya un desperdicio y, con ello, minimizar un impacto económico y ambiental a posteriori.
Por su parte, Jesús Guerrero habló de la impresión bajo demanda –cuyo funcionamiento explicó en su conferencia Xiluén Zenker para el caso de Librántida, una editorial pionera en el uso de este formato en México–, la cual permite beneficios de tipo no sólo económico sino también social, evita el uso de placas, reduce el consumo de energía, disminuye el costo de distribución, permite una oferta permanente en el mercado y no genera costo de almacenamiento.
El cuarto punto del decálogo tiene que ver con normar los procesos de toda la cadena editorial para hacerlos más eficientes, lo cual tiene que ver con la certificación de papeles, tintas, la exportabilidad, el uso y la disponibilidad de materiales más amigables con el medio ambiente como tintas vegetales, papel proveniente de bosques sostenibles, entre otros.
“Es muy importante que todos estos esfuerzos vengan de parte de cada uno de quienes conforman la cadena editorial, no solamente de los editores, cuya tarea llega cuando ya está el archivo final, sino también de los impresores, que se vuelven una parte fundamental porque muchos de los insumos que se necesitan para estos proyectos tienen un impacto ambiental bastante alto”, afirmó Marco Giraldo.
En este sentido viene el quinto punto, que es utilizar materiales más amigables con el ambiente. Y citó el caso de Colombia, donde se ha firmado, en representación de todo el gremio editorial, un compromiso acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): “Esto tiene ya un impacto que, a medida que se vayan viendo qué otras iniciativas hay en el país, va a ser más fácil que universidades como la UV puedan ser las líderes en términos de este compromiso medioambiental”.
El sexto punto habla de reciclar el fondo editorial y llevarlo al mercado del libro electrónico. Esto, a decir de Jesús Guerrero, tendría dos tipos de impacto: el primero, es que el catálogo estando en línea se mantendría vivo por mucho más tiempo, ya que los ciclos de vida de los productos editoriales tradicionales suelen ser muy cortos; el segundo, es que evita un desperdicio de papel y tintas.
“No se trata de generar una ‘pelea’ entre lo digital y lo impreso, ya que ambos tienen su parte positiva y su parte negativa, y no son incompatibles. Se pueden combinar estos procesos electrónicos con los tradicionales”, agregó.
El punto siete se refiere a contratar sistemas de impresión adecuados al tiraje, ya sea offset, digital o bajo demanda, y pugnar por elegir imprentas que trabajen sobre procesos limpios.
El jefe de la oficina editorial de la Universidad de Bogotá, Jorge Tadeo Lozano, aclaró que, por ejemplo, el acceso abierto no necesariamente impacta en un objetivo ambiental, pero sí en el de acceso al conocimiento y a la educación; “en este sentido, lo sostenible no puede entenderse únicamente como ‘lo verde’, lo medioambiental, pero sí en términos de coadyuvar a lograr una sociedad más equitativa y más justa, si lo estamos considerando dentro de la Agenda 2030, que ya existe por parte de la ONU”.
El octavo punto es precisamente hacer uso de plataformas de distribución y de acceso abierto como mecanismo de acceso global a la información, al conocimiento y a la manifestación de las ideas críticas.
“Como editoriales académicas universitarias tenemos una responsabilidad grande con la distribución y difusión del conocimiento científico, más en esta época en la que hay muchos movimientos políticos que comenzaron a gestarse desde pequeñas comunidades, refirió Giraldo Barreto.
Y mencionó los dos ejemplos a los que aludió en su conferencia la editora Elena Bazán, los cuales fueron comandados por mujeres: el Cinturón Verde, en Kenia, y el Chipko, en India. Y pidió destacar la importancia de la mujer en relación con los ODS de la Agenda 2030, con el acceso al conocimiento en términos de la sostenibilidad social.
El noveno punto aborda la importancia de difundir y acompañar el producto editorial desde que se concibe hasta su distribución para generar acciones acordes con su comportamiento en el mercado. Con ello se busca crear mecanismos de cooperación, por ejemplo, entre impresores de diferentes regiones del país o de distintos países y con esto propiciar un mayor desarrollo económico.
Este tipo de prácticas, mencionó Marco Giraldo, pueden fomentar el desarrollo social y económico de regiones particulares, “porque muchas veces somos muy centralistas y pensamos que sólo es posible hacer alguna cosa en un determinado lugar”.
Por su parte, Jesús Guerrero destacó la ventaja de la exportación digital, esto es, hacer publicaciones impresas en colaboración con otros países, donde lo que viaja es el archivo y no el papel, lo que contribuye a no aumentar el precio de venta, ya que se ahorra el costo del traslado del impreso. Con esta medida la posibilidad de generar coediciones es mucho más fácil porque se hace un intercambio de archivos y así, por ejemplo, es posible imprimir en Colombia un libro hecho en México, y viceversa.
El especialista en Derecho de la Propiedad Intelectual de la Universidad “Sergio Arboleda”, recalcó que este tipo de iniciativas son benéficas no sólo en términos de sostenibilidad, sino también en términos de visibilidad de las universidades en diferentes países.
El último punto, es que la Editorial UV se consolide como una entidad comprometida con su sociedad, que dé a conocer los resultados de las acciones emprendidas como medio de vinculación y retroalimentación hacia la comunidad universitaria y a la sociedad en general.
Los tres participantes coincidieron en que actividades como la FILU apuntan no sólo a lo medioambiental sino también al desarrollo social y cultural, que es transversal a todos los ODS.
Comentaron que el 5º Foro Editorial es un espacio para “mirarse al espejo” y ver qué falta por hacer, pero también reconocer que hay cosas que ya se están haciendo bien y que probablemente se habían perdido del panorama porque se cree que la ecoedición es hacer grandes acciones, pero en realidad pequeñas acciones van impactando positivamente cuando se llevan a una meta.
Marco Giraldo afirmó que instintivamente “estamos haciendo cosas, pero tal vez lo que nos falta es más juicio para convertir esas acciones en indicadores, que si bien pueden convertirse en una estadística, ayudan a los sistemas de gestión de calidad dentro de las oficinas editoriales a hacer un seguimiento y a evaluar realmente el impacto que se está teniendo, a partir de una estrategia medible y cuantificable”.
Esto, puntualizó, va a ser mucho más atractivo para que instituciones y gobierno apoyen este tipo de iniciativas porque se podrá demostrar lo que se redujo en términos de impacto medioambiental, lo que se sumó en términos económicos y lo que se ve en términos sociales.
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