- Del 25 al 27 de septiembre, estudiosos abordan la problemática de la alimentación, así como lo que implica el maíz como sistema de milpa y organización social de los pueblos indígenas y rurales de México y otras partes del continente
José Luis Couttolenc Soto
Fotos: Omar Portilla Palacios
26/09/2024, Xalapa, Ver.- Con el propósito de conocer desde diversas miradas el carácter dinámico de la relación que se ha construido con el maíz y su impacto en los grupos humanos, el Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV) realiza las Primeras Jornadas Interdisciplinarias “El maíz en la alimentación de poblaciones del pasado y del presente”.
En el evento, que se lleva a cabo del 25 al 27 de septiembre en modalidad virtual y fue inaugurado por Yamile de la Cruz Lira López, directora del instituto, participan académicos, investigadores y estudiantes de instituciones de educación superior (IES) de México, Nicaragua y Perú.
Sofía Larios León, investigadora de la entidad organizadora del evento, señaló la importancia de abordar la problemática de la alimentación, particularmente lo relativo al maíz como sistema de milpa y como organización social de los pueblos indígenas y rurales de México y el continente.
Dijo que del maíz como planta alimenticia y su bagaje simbólico se tiene una perspectiva amplia que va de lo arqueológico a lo contemporáneo, de las políticas públicas hasta la problemática de los sistemas alimentarios tradicionales.
La domesticación de la gramínea no ha terminado
La primera charla de las jornadas estuvo a cargo de Jorge Ezra Cruz Palma, doctor en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien habló del proceso de domesticación del grano en Mesoamérica desde la perspectiva de los gránulos de almidón; destacó que este proceso no ha terminado, sigue su curso en colores y sabores.
Con base en su trabajo de investigación doctoral, precisó que de restos materiales arqueólogos obtienen información sobre el pasado, en este caso del almidón como parte de un micro-resto vegetal que se encuentra regularmente en semillas, raíces y tubérculos que se convierten en material arqueológico.
Contiene también una variedad morfológica y por su olor se puede distinguir si proviene del maíz, frijol o chile, y con base en ello se obtiene la información que se busque.
En el contexto arqueológico, se puede obtener de artefactos líticos de piedra como metates, de molienda, cerámica, pisos o suelos; es decir, las áreas donde las personas del pasado realizaban sus actividades cotidianas, domésticas o rituales.
Se puede encontrar también en los cálculos dentales como el sarro que se acumula en dientes y muelas de restos óseos.
El investigador Cruz Palma refirió que estudios genéticos han mostrado que el maíz se domesticó a partir del teosinte, específicamente del Zea mays ssp. Parviglumis que crece actualmente en los estados de Guerrero, Michoacán y Jalisco, principalmente.
Existe también la propuesta que hace cinco mil 500 años en Tehuacán, Puebla, probablemente el maíz se encontraba a “la mitad” del camino a la domesticación, dado que resultados genéticos realizados en tres muestras de maíces arqueológicos en la cueva de San Marcos, muestran cambios morfológicos a causa de la alteración de genes específicos.
De acuerdo con el investigador de la UNAM, la domesticación sucedió probablemente en una sola ocasión, ya que la especie de teosinte tiene en sus genes la capacidad de desarrollarse y resistir a una gran concentración de metales pesados; ello se debe a que hace aproximadamente 10 mil años el volcán Nevado de Toluca hizo explosión afectando las regiones aledañas al río Balsas, donde crece la variedad parviglumis, provocando una selección natural o cuello de botella a los individuos que resistieron estos cambios y a las afectaciones en su medio.
“Estos genes que ofrecen la capacidad de desarrollarse a pesar de estos metales, también los posee el maíz (Zea mays ssp mays); los estudios genéticos nos dan bases suficientes para argumentar que el maíz se domesticó a partir del teosinte Zea mays ssp. parviglumis, hace aproximadamente nueve mil a 10 mil años, en la región del Balsas”, concluyó.
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