- Caleb Cruz realizó su trabajo en torno al impacto de la acumulación de metales pesados en el ambiente a través de estos seres
- Lo llevó a cabo en el ejido Los Pescados, municipio de Perote, donde por 20 años consecutivos se cultiva papa y usan agroquímicos
Paola Cortés Pérez
Fotos: Omar Portilla y cortesía Caleb Cruz
06/08/2024, Xalapa, Ver.- Caleb Cruz Mota, egresado de la Maestría en Ciencias en Ecología Forestal que imparte el Instituto de Investigaciones Forestales (Inifor) de la Universidad Veracruzana (UV), desarrolló investigación sobre la acumulación de metales pesados en el ambiente, analizando la bioacumulación en insectos.
En los últimos 20 años, habitantes del ejido Los Pescados, municipio de Perote, han cultivado papas de manera consecutiva utilizando una cantidad importante de plaguicidas y fertilizantes; entonces, el interés fue conocer el impacto de esta acción a través de la investigación titulada “Uso de insectos como bioindicadores de diversidad y acumulación de metales pesados”.
Existen muchas formas en las que pueden usarse los insectos como bioindicadores, detalló, ya sea por su ausencia o presencia; por ejemplo, si un cuerpo de agua es limpio habrá un número importante de ellos, en cambio, no habrá en lugares contaminados.
La segunda, es por bioacumulación, es decir, la capacidad de cualquier insecto o ser vivo de almacenar en sus tejidos todo lo que come, respira y con lo que está en contacto directo.
“Cuando están vivos se da la acumulación directa e indirecta de cualquier cosa que esté en el ambiente, lo que permite su estudio; en mi caso, me interesan los metales pesados al ser tóxicos y peligrosos.”
Una tercera forma, señaló, son los cambios morfológicos y/o genéticos derivados de la contaminación, que pueden generar una coloración diferente en alguna parte de su cuerpo.
En su trabajo, Caleb Cruz se enfocó en el estudio de insectos del suelo –aunque en las trampas colocadas cayeron de todo tipo y todos fueron registrados–, especialmente: tenebriónidae, carabidae, staphylinidae, curculionidae y grylloidea, al estar comprobado que tienen una mayor capacidad de almacenar los metales pesados en sus tejidos, de ahí su selección.
“Ellos están en contacto directo con el suelo y la mayoría se alimentan de la planta de la papa que contiene los metales pesados por los agroquímicos que recibe, por ello analizamos desde el suelo, la planta y los insectos.”
El egresado dijo que aún no cuentan con todos los datos de los hallazgos, dado que restan los resultados del análisis de hojas e insectos enviados al laboratorio, al tratarse de procesos que requieren mayor exactitud y, por ende, mayor tiempo.
En el caso del suelo, indicó que obtuvieron muestras del bosque y de las parcelas convencionales, además evaluaron el manejo agroecológico promovido por los habitantes. Lo que llamó su atención fue que no encontraron diferencias significativas en las concentraciones de metales pesados en ambos espacios, especialmente porque en el bosque no hay aplicación de agroquímicos.
“Nos preguntamos qué lo ocasiona, pensamos que se trata de una contaminación cruzada; esto es, las corrientes de aire pueden transportar los insecticidas, o bien las mismas personas a través de sus zapatos, siendo una contaminación involuntaria. Por lo pronto, seguimos investigando cómo llegaron.”
Por último, Caleb Cruz consideró que este trabajo representa un antecedente a nivel estatal y nacional en el tema de los insectos como bioindicadores. Asimismo, invitó a reflexionar sobre el manejo consciente de los cultivos y en qué se puede mejorar.
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