- La Organización Mundial de la Salud define a una ciudad saludable como “aquella que está en progresivo incremento del bienestar físico, social y ambiental”
- “Las metrópolis del futuro deben incluir áreas verdes, ya que existen estudios científicos que asocian estos espacios a numerosos beneficios”
Carlos Hugo Hermida Rosales
23/11/2021, Xalapa, Ver. Emilia Román López, catedrática e investigadora de la Universidad Politécnica de Madrid, España, participó en el Congreso Internacional “Cuestiones Metropolitanas Comunes” realizado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana (UV), en el que explicó cómo el diseño de las ciudades impacta directamente en la salud de la población y del medio ambiente,
La docente, quien impartió la conferencia “Ciudades Saludables” el 22 de noviembre, mencionó que el diseño de la mayoría de las ciudades actuales presenta entornos poco sanos y una amplia variedad de problemáticas, como la escasez de áreas verdes de calidad, la contaminación del aire y la primicia por el uso del vehículo privado.
Enfatizó que la salud de la población y del planeta dependen en gran medida del diseño de las ciudades, y que ante ello la vida urbana plantea desafíos para repensar la forma en que se planifican y gestionan los entornos urbanos.
La Organización Mundial de la Salud define a una ciudad saludable como “aquella que está en progresivo incremento del bienestar físico, social y ambiental, y que emplea sus recursos en una mejora completa de ellos, dirigida a todas las personas de la comunidad”.
La especialista habló de la necesidad de complejizar los espacios urbanos y explicó que cada vez que se recluye en una zona privada alguna de las funciones tradicionales del espacio público, tal complejidad disminuye. Esto ocasiona que se expulsen a los ciudadanos de calles, plaza y parques, lo que lo vuelve menos rico y más vulnerable al entorno, a la par que reduce sus posibilidades de funcionar adecuadamente.
Si con las actividades urbanas se expulsa de las áreas comunes a mujeres embarazadas, niños, ancianos, o a personas que presentan alguna discapacidad, se destruye la esencia misma de la ciudad, agregó.
Para la investigadora, la creación de una ciudad para el siglo XXI debe pasar por la recuperación del espacio público para el peatón, ya que caminar tiene una mayor sostenibilidad ambiental frente a otras formas de desplazamiento, e impacta positivamente aspectos económicos, sociales e incluso de salud.
Una ciudad diseñada para caminar implica una recomposición casi completa de los parámetros actualmente establecidos, que están basados en ciudades construidas para la circulación de automóviles.
El modo natural de movilidad del ser humano es andar a pie, por lo que las ciudades modernas deben facilitar esta acción, que trae consigo un beneficio en salud ya que es una forma de transporte activo que implica actividad física.
Emilia Román manifestó que las metrópolis del futuro deben incluir áreas verdes, ya que existen estudios científicos que asocian estos espacios a numerosos beneficios, como la reducción del estrés, el aumento de años de vida y un mejor estado de salud física y mental.
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