- Invitados por Bellas Artes para un Festival Beethoven pospuesto, no cancelado
- En puerta, video con el Cuarteto virreinal de Bernal Jiménez
Jorge Vázquez Pacheco
04/12/2020, Xalapa, Ver.– Félix Alanís, violinista en la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) e hijo del trompetista del mismo nombre que fuera integrante de la misma agrupación durante más de tres décadas, es un convencido de las bondades aleccionadoras de la música de cámara. Ello le condujo a formar el Cuarteto Chroma hace cinco años y medio, con la intención de trabajar consistentemente sobre esta parcela del arte sonoro de altos vuelos.
Actualmente, Alanís espera que se concrete el Festival Beethoven organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y en el que habría de participar con Chroma desde inicios del presente año, y que se suspendió por efectos de la pandemia de Covid-19. Ahí, abordará los cuartetos creados por el compositor alemán.
Al cuarteto corresponderá presentar, entre otras partituras de Beethoven, la Gran fuga opus 133, una de las más complejas y difíciles en el repertorio para cuatro ejecutantes de cuerda.
Egresado de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana (UV) en 2004, con maestría por la Universidad de Houston y catedrático en el Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz, Félix indicó que entre sus planes inmediatos está el registro en video del Cuarteto virreinal, de Miguel Bernal Jiménez, compositor michoacano generador del denominado “nacionalismo sacro” y uno de los creadores más importantes en el panorama nacional.
“La música de cámara siempre me ha gustado, por lo que previamente integré dos cuartetos, pero por diversas razones no pudimos trabajar consistentemente todos. Con Ilya Ivanov, otro integrante de la OSX, buscamos los dos elementos restantes, que resultaron ser el violinista Carlos Quijano y el violonchelista Manuel Cruz, este último de la Orquesta Universitaria de Música Popular. Apenas en nuestros inicios asistimos a un festival organizado por el Cuarteto Latinoamericano, a los hermanos Bitrán les dio gusto saber que con apenas tres semanas de reunidos ya mostrábamos un excelente nivel. Pero una cosa es iniciar y otra, muy distinta, es mantenerse. Nos contemplaron como diciendo ‘es un buen principio, pero puede que sí o puede que no’.”
Alanís ve el trabajo en conjunto desde la óptica más realista. No se forma una agrupación sólo para pasar el tiempo o tomar las cosas a la ligera. “Cada uno debe compartir con los demás las inquietudes, metas parecidas, gusto por el repertorio, ejercer mucha humildad y paciencia. Esto es como un matrimonio arreglado en que de inmediato debes tratar de ubicar el balance con los elementos complementarios”. A lo largo de más de un lustro han asistido a diversos festivales y lograron ser invitados a cursar una maestría como conjunto en Victoria, Canadá, entre 2017 y 2019.
“Ahí tuvimos la suerte de trabajar juntos mucho tiempo, recibimos clases de relaciones interpersonales, cómo hablarnos y entendernos mejor, respetarnos personal y artísticamente, y que cada quien asuma su trabajo con seriedad y gran preparación.”
Comentó del respaldo de la UV que, al respetar sus respectivas posiciones laborales, les facilitó cursar la maestría en Canadá. También surgió un inopinado apoyo para grabar un disco al lado del jazzista Édgar Dorantes, algo que no tenían planeado hacer.
“Después de los ensayos en nuestras respectivas orquestas, debemos trabajar como cuarteto por la tarde o noche, y eso suele ser agotador. Nuestro repertorio no es sencillo y la música de cámara es de tal delicadeza y finura que requiere muchísima dedicación. Estamos muy agradecidos con la UV y con el Fonca, que al segundo año entendió lo que estábamos haciendo en Victoria y nos apoyó. Nos agradará representar oficialmente a la UV como cuarteto de cuerdas.”
Al preguntarle por qué la obra de Bernal Jiménez, respondió: “En nuestros programas siempre incluimos piezas mexicanas y de autores latinoamericanos. Hemos interpretado el único cuarteto de Arturo Márquez, otros de Eduardo Gamboa, Carlos Chávez y queremos tocar el de Revueltas. Pero el de Bernal Jiménez es muy atractivo porque, además de estar admirablemente estructurado, presenta rondas infantiles como La víbora de la mar y Naranja dulce. Lo tocamos en el examen final en la maestría en Canadá y gustó.”
Agregó que para la integral de los cuartetos de Beethoven en Bellas Artes les programaron con el opus 18, el 59 (uno de los que dedicó al conde Razumovsky) y la Gran fuga opus 131. “Todos somos conscientes de que abordar obras de enorme complejidad es lo que nos hace mejores músicos. En Canadá abordamos cuartetos de Brahms y Bartók, obras fuertes pero con ayuda y guía de maestros experimentados. Ésta será la primera ocasión que tocaremos algo difícil sin coaching”.
Finalmente, el violista en el Cuarteto Chroma reconoció el respaldo del público que sigue detenidamente la trayectoria de la agrupación, y agradeció el apoyo de quienes asisten a los conciertos de la OSX, además reiteró su lealtad a la UV.
“Deseamos consolidarnos seria y formalmente. Necesitamos tiempo y espacio, y seguiremos hasta donde sea posible. Estoy convencido de que hemos logrado un inmejorable acoplamiento entre los cuatro y eso no queremos perderlo.”
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