Cultura

Trabajo colectivo, esencial en rituales indígenas: Gibránn Becerra

  • El docente de la Facultad de Antropología destacó que el rito de los voladores engloba un proceso anual que cubre varias dimensiones de la vida 

 

Gibránn Becerra Álvarez

Gibránn Becerra Álvarez

 

 

Carlos Hugo Hermida Rosales 

Fotógrafo: Luis Fernando Fernández

02/12/2024, Xalapa, Ver.- “El trabajo colectivo es esencial en los rituales de tradición indígena de la costa del Golfo de México, pues ha permitido que algunos, como la ceremonia de los voladores, hayan resistido y se mantengan vigente después de cientos de años”, declaró Gibránn Becerra Álvarez, docente de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV). 

El catedrático impartió en el Museo de Antropología de Xalapa (MAX) la conferencia “La ritualidad del movimiento. Comunidad, cooperación y sacrificio en las celebraciones del vuelo y la pelota”, organizada por este recinto en coordinación con la Facultad de Antropología; la moderación la realizó Henri Noel Bernard Medina, jefe del Departamento de Análisis Arqueométricos.  

Gibránn Becerra destacó que el pintor Diego Rivera fue el primero en relacionar el ritual de los voladores con un sitio arqueológico –El Tajín–, lo cual plasmó en un mural que se encuentra en el Palacio Nacional en la Ciudad de México.  

“Aunque es conocido por el aspecto fascinante del vuelo, engloba un proceso anual que cubre varias dimensiones de la vida comunitaria de las localidades donde se realiza”, puntualizó.  

Explicó que cada grupo de voladores posee instituciones complejas con su propio sistema y normativas, que confieren a los participantes responsabilidades y derechos específicos, y dictan las actividades que llevarán a cabo.

El ponente explicó que cada grupo de voladores posee instituciones complejas con su propio sistema y normativas

El ponente explicó que cada grupo de voladores posee instituciones complejas con su propio sistema y normativas

 

El académico compartió que el ritual de los voladores tiene una antigüedad mayor a los dos mil años, pues existen registros de él en el occidente del país, en maquetas encontradas en el estado de Michoacán que datan del 600 antes de Cristo.  

Su elemento más básico y representativo es un tronco o poste de altura superior a los 18 metros, que une al inframundo con la tierra y el cielo. 

Gibránn Becerra comentó que Papantla es conocido como un centro importante de los voladores y su celebración ritual tuvo amplia distribución, aunque también existió en el área maya, Oaxaca o el altiplano mexicano, entre otros lugares.  

Enfatizó que la causa de su desaparición en algunas regiones fue porque dejó de tener el componente cooperativo de la comunidad y adquirió elementos propios de una festividad. 

“Cuando pensamos en los voladores como una celebración patrimonio de la humanidad, no debemos olvidar que depende de la organización comunitaria, por lo cual es fundamental poner atención a las formas y resistencias indígenas que la hacen vigente”, manifestó.