- Es el último del país y el único en el mundo que se localiza en una latitud de 19 grados
- Estudio realizado por el CCT-UV muestra que la superficie del glaciar pasó, de 2019 a 2024, de 0.46 a 0.37 kilómetros cuadrados, debido a los cambios drásticos en la temperatura
Paola Cortés Pérez
Fotos: Cortesía investigador
09/01/2025, Xalapa, Ver.- El glaciar norte del Pico de Orizaba, el último existente en México y el único a nivel mundial ubicado a una latitud de 19 grados, enfrenta una acelerada desaparición debido al cambio climático y otros factores ambientales, advirtió Víctor Soto, investigador del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la Universidad Veracruzana (UV).
A través del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Veracruz, una de las metas contempladas por el equipo del CCT es vigilar, monitorear y documentar la evolución del glaciar para contar con datos actualizados, ya que algunos medios y ambientalistas se han atrevido a pronosticar su tiempo de vida, indicó el investigador.
Más allá de ser un símbolo de México, esta masa de hielo es un indicador vital de los cambios que afectan a todo el planeta, de ahí que su monitoreo constante es un esfuerzo por comprender el impacto del cambio climático y, al mismo tiempo, un llamado a la acción para proteger el equilibrio de nuestro entorno.
“El año pasado escribí un artículo justamente en el que decía que un glaciar no se puede pronosticar, no es como la tarea de los meteorólogos que pronostican el estado del tiempo; contrariamente, la glaciología no es una disciplina que lo permita porque son diversos los factores que se combinan y que son distintos de un día para otro.”
Lo anterior, debido a que un glaciar no tiene un comportamiento lineal, por el contrario, puede ser bastante errático, de ahí que sea monitoreado para conocer su evolución.
Con respecto al glaciar del volcán Pico de Orizaba, Víctor Soto dijo que es último del país y a nivel mundial es el único que se localiza en una latitud de 19 grados, convirtiéndolo en un indicador debido a que refleja las condiciones climáticas de una de las zonas más sensibles del planeta.
“En 2024 se publicó el artículo ‘Retraction status of Glaciar Norte of Pico de Orizaba, Mexico: Update to 2024’, en la revista Journal of South American Earth Sciences, en el que analizamos cómo se había retraído de 2019 a 2024, tiempo en el que no se habían documentado los cambios.”
Cabe mencionar que en la investigación participaron Víctor Soto, Carlos Welsh Rodríguez, Rafael Torres Orozco, Francisco Córdoba Montiel y Hugo Delgado Granados, investigadores de CCT-UV y de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Indicó que desde 2019 notaron que en la parte alta del glaciar –cercana a la cima– disminuía el espesor del hielo y afloró un lecho rocoso, el cual empezaría a recibir más energía solar, calentándose la superficie cada vez más.
“Empieza a almacenar mucha energía, lo que calienta la roca y va derritiendo el hielo que esté a su alrededor. En esta superficie identificamos temperaturas de hasta 17 grados centígrados en una zona donde es de cero o más bajo, a nivel de congelamiento. Este es un efecto progresivo porque a más exposición, mayor almacenamiento de energía y más derretimiento.”
El fenómeno ha ocasionado la pérdida de masa glaciar de forma preocupante, así lo muestran las cifras: la superficie del glaciar pasó de 0.46 kilómetros cuadrados en 2019, a 0.37 en 2024.
“Desde 1958 al día de hoy se están perdiendo alrededor de 24.500 metros cuadrados de hielo por año. En referencia a los datos de elevación, se documentó que el límite inferior –hasta la misma publicación de mayo del año pasado– asciende en altura a un ritmo de 9.4 metros por año.”
Todo lo anterior, aunado al incremento en la temperatura –de 0.4 grados centígrados desde el 2000–, genera un derretimiento progresivo, advirtió.
Otro factor que considerar es la falta de acumulación de nieve, es decir, si no hay acumulación en la parte superior del glaciar no habrá traslado de hielo hacia abajo, lo que lleva a un déficit generalizado y agrava la fragmentación.
Víctor Soto puntualizó que ya no pueden modificarse las condiciones de un glaciar, ni en aumento ni en retroceso; la humanidad debe adaptarse a los nuevos escenarios y a los efectos adversos, como escasez de agua y los cambios abruptos de temperatura.
Sin embargo, es urgente reducir las emisiones globales y fomentar prácticas sostenibles, ya que las actividades del hombre alteran y aceleran el proceso natural del planeta
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