- Jessica Navarro, egresada de la MECC, desarrolló la investigación en Jáltipan, donde durante la pandemia músicos y pobladores construyeron un espacio común
- Con la tesis “Recorrer, preparar, gozar: El entramado entre el son jarocho y el tapalewi como ontología relacional en Jáltipan, Veracruz”, ganó el Premio “Arte, Ciencia, Luz” al mejor trabajo recepcional en la categoría de Maestría
Paola Cortés Pérez
Fotos: Cortesía Jessica Navarro
14/01/2025, Xalapa, Ver.- Jessica Navarro González, egresada de la Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación (MECC) de la Universidad Veracruzana (UV), en su tesis titulada “Recorrer, preparar, gozar: El entramado entre el son jarocho y el tapalewi como ontología relacional en Jáltipan, Veracruz”, analiza y visibiliza el vínculo entre el son jarocho y las dinámicas comunitarias en una región a través de una cocina.
Los antecedentes de la investigación surgen en 2018 en la Ciudad de México, donde tuvo su primer acercamiento con el son jarocho. Un segundo encuentro se da en 2020, durante la pandemia por COVID-19, cuando se enteró que soneros de Jáltipan empezaron a articular una cocina comunitaria, que gracias a la música ha sido posible.
Al ingresar a la MECC presentó un proyecto de investigación centrado en el son jarocho y la cocina; en lugar de enfocarse solamente en el análisis y estudio de este género musical, lo que hace es explorar cómo este interactúa con otras prácticas sociales, como la cocina. Presenta un ángulo distinto sobre esta tradición musical.
“Generalmente vemos esta relación intérprete-audiencia, pero qué pasa entre la ejecución musical y quienes participan en esto. De alguna manera la investigación o la mirada que construía –de mano de los actores, mis interlocutores en el campo– desenfoca la tarima y vemos qué ocurre atrás, donde está la leña, el fuego y la cocinada; para que exista esta música y el fandango hay mucho trabajo, muchas personas y muchos recursos comunitarios”, expresó.
La cocina comunitaria
En 2020, durante la pandemia de COVID-19, reiteró que se enteró de cómo músicos y habitantes de Jáltipan articularon una cocina comunitaria que no solo sirvió para atender necesidades alimentarias de los pobladores, sino también para revitalizar el son jarocho.
Con respecto a la relevancia de la investigación, dijo que visibiliza a las cocineras y su trabajo, así como las dinámicas de los actores comunitarios que están alrededor de la cocina (tablajeros, comerciantes, pescadores, ganaderos, agricultores y donadores constantes).
“Lo primero que vi cuando llegué fue cómo la tía Charo mueve la masa; a mí me parecieron impresionantes los movimientos, esa performatividad, había hasta un sonido, una rítmica al cocinar que tenía todo que ver con la música.”
Asimismo, planteó que se convirtió en un espacio de autonomía y solidaridad, donde las decisiones sobre qué celebrar y cómo hacerlo eran tomadas colectivamente.
“Lo más rico de este proceso fue que la hipótesis me falló toda, porque me permitió ver un ángulo diferente sobre esta tradición musical, desde el lado de la comunidad dentro de una cocina, convirtiéndose en un espacio de autonomía y solidaridad, donde las decisiones se toman colectivamente.”
Esto ha permitido que el son jarocho y las tradiciones culturales de Jáltipan experimenten un proceso de revitalización. Para ella, este género no solo es música, sino una herramienta de resistencia y creación de nuevos órdenes sociales, porque no solamente representa al mundo, lo produce, promueve otro tipo de órdenes sociales.
Premio “Arte, Ciencia, Luz”
El año pasado, Jessica Navarro ganó el Premio “Arte, Ciencia, Luz” al mejor trabajo recepcional, en la categoría de Maestría y en el Área Académica de Humanidades, el cual es otorgado por esta casa de estudios.
Destacó que este proyecto fue un esfuerzo compartido y así lo muestran los agradecimientos plasmados, los cuales “son muy robustos, son como siete páginas, pero es parte del trabajo”.
Además, representa un impulso para explorar la relación entre cultura, comunidad y tradiciones; pero también espera que inspire a otros jóvenes e investigadores a adoptar enfoques creativos y comprometidos en sus trabajos académicos.
Cabe mencionar que a la fecha la cocina comunitaria sigue activa, ofrece talleres de son jarocho y organiza eventos como encuentros de jaraneros y posadas. Esta continuidad refleja el poder transformador de este género musical como eje cultural y social en la región.
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