- Es necesario capacitar a pobladores para enfrentar los retos que implica conservar, proteger y dar buen uso a estos bienes
- Sergio Vásquez Zárate participó en el Seminario Permanente Interinstitucional “Repensar la etnografía”
Jorge Vázquez Pacheco
Fotos: César Pisil Ramos
16/06/2023, Xalapa, Ver.- Son necesarios los “estudios de público” especialmente diseñados para los contextos patrimoniales donde confluyen distintos actores institucionales y sociales, lo que implica necesariamente investigaciones enfocadas a las poblaciones locales, indicó Sergio Vásquez Zárate, académico de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV).
El arqueólogo dictó la conferencia “Etnografía en sitios patrimoniales a cielo abierto; algunos retos sobre la llamada puesta en valor”, en el Auditorio “Gonzalo Aguirre Beltrán” del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, como parte del Seminario Permanente Interinstitucional “Repensar la etnografía”.
Comentó que “no existen soluciones simples para problemas complejos”, e indicó que la población suele ser excluida de los planes de manejo de los sitios que son patrimonio cultural, lo cual es preocupante “porque no es capaz de enfrentar los retos que implica la conservación, protección y uso social, especialmente de aquellos bienes que se definen como nacionales”.
Los sitios patrimoniales son importantes porque albergan, custodian y conservan el legado cultural, a la vez que resultan un referente significativo que incide favorablemente en la colectividad. Incluyen monumentos históricos, zonas arqueológicas, áreas naturales protegidas, geositios, parques y, desde luego, museos, entre otros.
Vásquez Zárate dijo que nuestro país ocupa el séptimo lugar mundial en la lista de naciones con mayor número de sitios reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, aunque dio una serie de datos que merecen consideración, relacionados con la educación consciente y organizada en torno de ese patrimonio.
Un asentamiento cuya población aspira a convertirlo en patrimonio o Pueblo Mágico, no lo logrará por el “buen pan que allí se elabora o porque tienen la cascada más alta”, sino por su capacidad para la conservación de esos bienes, además de resolver la problemática derivada del incremento de visitantes.
Respecto a cómo incentivar en la población infantil y juvenil el interés por visitar un museo o sitios con importancia histórica y patrimonial, dijo que es necesario replantear las dinámicas que en estos espacios existen para proveerles información y despertar su curiosidad. Para ofrecer un mejor contexto de lo anterior, mostró una tablilla del área de Teotihuacán, un típico “recurso informativo” que contiene un texto rebuscado, kilométrico y sin verdadera sustancia asimilable para los menores.
Enseguida, detalló las formas en que es posible instalar fuentes de buena información: divulgación directa mediante guías, informantes locales y población anfitriona, dramatización de sucesos históricos, además de los otros muchos recursos susceptibles de ser instalados in situ. Sin embargo, los retos consisten en convertir las zonas de monumentos históricos en sitios “vivos”, inculcar valores patrimoniales en la conciencia de la población regional, así como prever y vincular las numerosas facetas que implica esta delicada misión.
“Las normas y reglamentos son sólo una medida parcial dentro de un marco muy amplio de derechos y obligaciones. Ninguna ley opera únicamente por la severidad de sus sanciones, sino por su poder de convicción”, aclaró.
“Los visitantes, aun aquellos entusiastas del llamado turismo cultural, no siempre generan beneficios y suelen ser agentes potenciales de deterioro o alteración”, advirtió el académico.
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