- Procedentes de varias comunidades del centro del estado de Veracruz
- Intercambiaron saberes ancestrales con estudiantes y académicos, quienes apreciaron una gran variedad de hongos
Claudia Peralta Vázquez
Fotos: Omar Portilla Palacios
30/09/2024, Xalapa, Ver.- Procedentes de varias localidades de las Altas Montañas del centro de Veracruz, productoras y productores de hongos dieron a conocer a la comunidad de la Facultad de Ciencias Agrícolas (FCA) de la Universidad Veracruzana (UV) y público en general, una gran diversidad de especies comestibles, saberes ancestrales, así como el complejo proceso que implica su recolección.
En la explanada de dicha entidad académica se realizó la “Feria de exposición Recolectoras de la montaña: sabores y sabiduría de los hongos comestibles silvestres”, con el fin de visibilizar el papel que juegan las mujeres en la conservación de los bosques, recursos genéticos forestales y no forestales.
Las y los productores llegaron desde El Escobillo y Rancho Nuevo, localidades aledañas al Parque Nacional Cofre de Perote; Nueva Vaquería, municipio de Calcahualco, cerca del Parque Nacional Pico de Orizaba; así como de la región de Tlacotepec de Mejía y Huatusco, en el centro de la entidad veracruzana.
Yajaira Baeza Guzmán, académica de la FCA y representante de la Unidad de Género, destacó la importancia de difundir los conocimientos que aportan las hongueras como guardianas de las montañas, su papel y rol en la conservación y preservación del suelo, recursos y bosques.
Comentó que la actividad deriva de las acciones de vinculación de su grupo de trabajo, dedicado al estudio de la simbiosis micorrízica, con mujeres recolectoras de hongos silvestres comestibles.
Por ello, en esta ocasión la comunidad universitaria de la FCA pudo apreciar alrededor de 20 especies de hongos comestibles, aun pocos, si se considera que Veracruz tiene una alta diversidad.
“En México tenemos más de 300 especies de hongos comestibles, recurso que poco se aprovecha y conoce, y que lamentablemente ha disminuido por el problema de la sequía”, manifestó la académica.
Gabriela Sánchez Viveros, directora de la FCA, informó que dicha iniciativa enmarcada en los 80 años de la UV y 44 de la entidad que dirige, busca recobrar el conocimiento cultural de comunidades de las Altas Montañas, donde tanto profesores como alumnos tienen presencia por su labor académica.
“Es una forma de dar a conocer todo lo que nos pueden proporcionar los bosques; los hongos son un ente esencial para todo ecosistema y, en el caso de las Altas Montañas, son de gran importancia.”
Guillermo Mendoza Cervantes, coordinador del Centro de Investigación en Micología Aplicada (CIMA), institución participante en la exposición, dio a conocer que durante la presente jornada estudiantes del Doctorado en Micología Aplicada y de la Maestría en Ciencias Agropecuarias, y en Ciencias Alimentarias, impartieron algunas charlas relacionadas con los hongos.
“Bien sabemos que los hongos aportan nutrimentos como vitaminas y minerales, y algunos de ellos producen moléculas, metabolitos compuestos con efectos sobre la salud.”
La feria fue una oportunidad para platicar acerca de los hongos que salvan vidas, los causantes de ciertas enfermedades, comestibles que deleitan el paladar, y los que hacen vibrar nuestros sentidos, como los alucinógenos.
“Una persona que junta hongos es porque los conoce y sabe cuáles son comestibles”
Ramona Falfán Martínez, originaria de la comunidad Rancho Nuevo, en la región de Perote, aprendió sobre la recolección de hongos a los 10 años, de la mano y orientación de su padre.
Desde que tiene uso de razón han sido parte de su alimentación, así como otros productos que también cosechan para consumo personal y como un medio de subsistencia, pues la vida en la localidad es difícil, así lo expresó.
“Nos da gusto que nos hayan recibido aquí para dar a conocer nuestros productos”, expresó respecto a su participación en la exposición.
Ramona pertenece al grupo “Sembrando vida”, conformado por mujeres productoras y recolectoras. Entre sus actividades está cosechar haba, papa, hongos, rábano, cilantro, cebollina, col, coliflor, brócoli, entre otros, para llevar a sus hogares y alimentar a sus familias.
Diariamente, a partir de las siete de la mañana, se dirigen al monte para recolectar hongos, cuyos peculiares nombres son: enchilado, morita, corneta, cholete, farolito, escobeta, panzas, tecomate y champiñón de montaña, mantequilla, los gallitos y chipotles.
En esa travesía se enfrentan a muchos peligros, como la picadura de víboras de cascabel o escorpiones, de ahí que las primeras horas del día sean recomendables para desarrollar esa actividad.
Sin embargo, el saber transmitido por su padre la llena de satisfacción y orgullo, gracias a ello ha sacado adelante a su familia y transmitido sus conocimientos.
Afirma que una persona junta hongos porque los conoce y sabe qué tipo son comestibles. Además, agregó: “Hay que saberlos recolectar y cortar porque al momento que uno jala el hongo desgaja la tierra, y al siguiente año no nacen más en ese lugar”.
La feria, en la que también estuvo Donají Callejas del Callejo, coordinadora de Temas Transversales de la Dirección General de Vinculación, sirvió también para comercializarlos y mostrar la preparación de alimentos a base de hongos.
Los asistentes disfrutaron de tamales, chilatole, tacos, chimichangas, y de otros productos a precios accesibles.
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