• Tarsila do Amaral, Tina Modotti, Alaíde Foppa y los modelos mitológicos de Ulises y Penélope, fueron temas de desarrollo 

Lydia Scatolin e Silva

Jorge Vázquez Pacheco 

12/05/2021, Xalapa, Ver.– Como parte de las actividades programadas por el grupo Trabajo Intelectual, Pensamiento y Modernidad en América Latina(TIPMAL), siglos XIX-XX, y con la colaboración de la Universidad Veracruzana (UV), el jueves 6 de mayo se efectuó una jornada más del V Coloquio «Intelectuales, migración y exilio en Iberoamérica”. 

En el evento participaron Lydia Scatolin e Silva, graduada en Comunicación Social por la Facultad Cásper Líbero de Sao Paulo; María de las Mercedes Sierra Kehoe, catedrática en la Facultad de Estudios Superiores (FES) de la UNAM en Cuautitlán; Karina Leyte, del posgrado en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, y Mariela Ávila, investigadora en la Escuela de Filosofía de la Universidad Católica Silva Henríquez de Chile. 

Scatolin e Silva ofreció una disertación en torno de la obra de Tarsila do Amaral, artista plástica nacida en 1886 en Sao Paulo, que aunque no fue precisamente víctima del exilio, su permanencia en Europa le dotó de una clara conciencia en torno de la necesidad de desligarse de los modelos ajenos y trabajar sobre un nacionalismo estético identificado con su tierra natal. Una de sus obras, Abaporu realizado en 1928, inspiró al escritor Oswald de Andrade –su esposo– a escribir y desarrollar el Manifiesto antropófago, que conllevaba con la intención de “deglutir” la cultura europea y transformarla en algo totalmente brasileño. Su trayectoria y sus viajes al interior del país, le permitieron concebir y desarrollar una novedosa percepción artística. 

Por su parte, Sierra Kehoe, también profesora en Artes Visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, habló de “Tina Modotti, entre el amor y el exilio”. Modotti, nacida en Italia, llegó a México desde Los Ángeles, California, en 1922; aquí inició una relación sentimental con el comunista cubano Julio Antonio Mella, quien fue asesinado por la espalda en 1928, cuando ella tenía 32 años y él 26. Se sabe que fue muerto por instrucciones de Gerardo Machado, entonces presidente de Cuba.

María de las Mercedes Sierra Kehoe

Acusada de ser autora del homicidio, se vio obligada a exiliarse en Europa desde 1930, viajó a Berlín y la URSS, pasó por España en plena guerra civil (donde sirvió en un hospital como parte de las Brigadas Internacionales) y se encargó de ilustrar el poemario de Miguel Hernández Viento del pueblo. Al posar desnuda para Diego Rivera y Manuel Álvarez Bravo, esas imágenes fueron calificadas de pornografía, pero se le permitió regresar a México en 1939 como refugiada y en enero de 1942 murió en el interior del taxi. Se especula que pudo haber sido envenenada.  

En su intervención, Karina Leyte tomó como tema “Alaíde Foppa, exilio, arte, poseía y feminismo”, que forma parte de una investigación para su maestría. Nacida en Barcelona, España, en diciembre de 1914, la estancia de Alaíde en Europa le hizo ver y experimentar los efectos del ascenso del nazismo. Su inclinación hacia temas humanistas y la preocupación por su desarrollo personal fueron rasgos esenciales durante toda su vida. Llegó a Guatemala (tierra natal de su madre) en 1943 y al año siguiente participó en la Revolución guatemalteca, convencida de que mucho habría de hacer contra la pobreza y la explotación. 

Restaurado el gobierno democrático, en 1955 fundó el Instituto Italiano de Cultura en Guatemala, pero su esposo Alfonso Solórzano sí debió exiliarse en México. Una vez aquí reunida la familia, Alaíde se vinculó con organizaciones políticas y en actividades académicas, construyó redes de apoyo y cultivó amistad con muchos intelectuales exiliados como Mario Monteforte Toledo, Luis Cardoza y Aragón, Carlos Illescas, Otto Raúl González, Augusto Monterroso, Raúl Leyva y Miguel Ángel Asturias, entre otros. También con Juan Rulfo, José Luis Cuevas y Raquel Tibol.

Karina Leyte

En este momento inició una obra feminista desde la poesía y publicó el libro Los dedos de mi mano, en que cuestiona su condición de madre con una pregunta elemental: “¿Hasta dónde, hijos, queréis mi vida?”. Para ella, el feminismo tiene el valor de la hermandad y solidaridad, se opone firmemente a la “cosificación” de las mujeres y contribuye a generar conciencia con participaciones en actos académicos y políticos. 

Su poema “Mujer” se convirtió en estandarte del movimiento feminista y en 1980 regresó a Guatemala para ver a su madre. Suponía que no sería reprimida, pero fue secuestrada y desaparecida en diciembre de ese año, por miembros de la inteligencia militar. 

Mariela Ávila, con su ponencia “Entre Ulises y Penélope, experiencias y narrativa entre intelectuales exiliados del Cono Sur”, mostró parte de su investigación en torno de las persecuciones generadas por las dictaduras a través de las dos míticas figuras citadas. El primero se ha convertido en un modelo del exilio y exiliados, receso inacabado que busca su sanación con el retorno para el cual fueron muchas pruebas a que habrá de someterse. También Penélope se ajusta, indicó, al modelo del exilio femenino. 

Finalmente, las participantes procedieron a responder las preguntas de quienes se integraron a la transmisión del acontecimiento vía YouTube.

Mariela Ávila