- Docentes de nivel básico son considerados como cuidadores de tipo educativo
- Clara Saraí Gutiérrez Gálvez, egresada de Pedagogía, realizó investigación sobre cultura digital de niñas, niños y adolescentes
José Luis Couttolenc Soto
Fotos: Luis Fernando Fernández y cortesía Saraí Gutiérrez
07/02/2024, Xalapa, Ver.- La cada vez mayor interacción de niñas, niños y adolescentes con el ciberespacio demanda orientación de sus cuidadores (padres de familia y docentes), consideró Clara Saraí Gutiérrez Gálvez, egresada de la Universidad Veracruzana (UV).
La joven profesionista, que cursó la Licenciatura en Pedagogía en el Sistema de Enseñanza Abierta (SEA), realizó la investigación recepcional “Cultura digital de niñas, niños y adolescentes: percepciones de sus cuidadores educativos”.
En el desarrollo de su trabajo encontró que, de acuerdo con información de 2018 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), más de 175 mil niños y niñas se conectan diariamente por primera vez a Internet, que equivale a uno cada medio segundo.
Lo anterior llevó a Gutiérrez Gálvez a indagar qué tanto se sabe del uso que dan las niñas, niños y adolescentes al ciberespacio; encontró que son las docentes de preescolar quienes más saben acerca de las actividades que realizan los pequeños (de tres a seis años) que se inician en el internet, “posiblemente porque es la edad en la que deben ser mayormente supervisados”.
Observó también que los docentes de 23 a 29 años de edad son los que más saben sobre cultura digital debido a que crecieron paralelamente al desarrollo del internet que les fue acompañando en su vida cotidiana; sin embargo, los padres y la escuela son fundamentales como agentes educativos, a pesar del distanciamiento generacional impulsado por las tecnologías de la información y comunicación.
Entre los usos que las niñas, niños y adolescentes dan al ciberespacio, la universitaria detalló que son de carácter social, recreativo, por diversión y lúdico, pero no dejan de enfrentarse a riesgos potenciales.
Refirió que de la brecha digital de acceso se pasó a la del uso, que ha propiciado que ahora se busque que los usuarios no sólo consuman, sino que también creen, interactúen y transformen espacios digitales.
Reiteró que los padres no están exentos de su obligación moral de mediar en el uso de los nuevos medios, construyendo un puente crucial entre la tecnología y la ética a través de la comunicación.
Los resultados de la investigación sugieren que las experiencias generacionales, el género y la influencia del nivel educativo, podrían desempeñar un papel determinante en la comprensión y en las variaciones en la supervisión de la dinámica digital de las niñas, niños y adolescentes.
En opinión de Gutiérrez Gálvez, la tecnología se percibe, para adultos y docentes, como sinónimo de peligro, deshumanización, pérdida de poder, dominio absoluto, desmoralización, y los adolescentes, fascinados por esas tecnologías, aparecen también en la línea de peligro.
Por ello, consideró, la educación actual debe abrazar la experimentación y exploración social de los entornos digitales, potenciando el papel de las instituciones educativas en la formación digital de esta población.
Como recomendación planteó que en trabajo conjunto, padres de familia, docentes e instituciones públicas y privadas, supervisen a qué contenidos acceden las niñas, niños y adolescentes, cuánto tiempo pasan frente a la pantalla, que los orienten sobre cómo navegar en internet, qué contenidos ver y usar, y a qué riesgos se exponen en esta actividad.
Para esta investigación, la universitaria contó con la dirección de Alberto Rodríguez Martinell, adscrito al Centro de Investigación e Innovación en Educación Superior (CIIES) de esta casa de estudios.
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