Aprendizajes colectivos para la participación infantil en la defensa del territorio:
La experiencia de las niñas y niños Custodios del Archipiélago en mar abierto
Gialuanna Ayora Vázquez
Resumen
El propósito de este artículo es visibilizar la organización y acción de un grupo de niñas y niños que se conformó como un colectivo para la defensa del medio ambiente en su territorio (lo que llamamos un proceso socioambiental). Propongo algunas reflexiones sobre el proceso de sistematización y construcción de co-protagonismo infantil desde una mirada de la sociología de la niñez. Me interesa compartir la experiencia de este colectivo surgido y gestionado voluntariamente en respuesta a su necesidad de ser reconocidos y formar parte de un colectivo inicialmente de adultos “La Red de Custodios del Área Natural Protegida Archipiélago de Bosques y Selvas de la Región Xalapa”. La experiencia ofrece insumos que pueden permitir la reflexión colectiva de niñas, niños y adultos sobre los procesos autogestivos acompañados y los aprendizajes colectivos que ello genera.
Palabras clave: Niñez, Participación, Aprendizajes colectivos, Procesos socioambientales
Abstract:
The purpose of this article is to make visible the organization and action of a group of boys and girls that was formed as a group for the defense of the environment in their territory (what we call a socio-environmental process). I propose some reflections on the process of systematization and construction of children’s co-protagonism from a perspective of the sociology of childhood. I am interested in sharing the experience of this group that emerged and managed voluntarily in response to their need to be recognized and be part of a group of adults initially “The Network of Custodians of the Natural Protected Area Archipelago of Forests and Jungles of the Xalapa Region”. The experience offers inputs that can allow the collective reflection of girls, boys and adults on the accompanied self-management processes and the collective learning that this generates.
Keywords: childhood, participation, collective learning, socio-environmental processes
Introducción
Cada día es más visible la participación de niñas, niños y adolescentes (en adelante NNA) en todo el mundo, sobre todo en la defensa de sus propios derechos y de los derechos colectivos, como es el caso actual de adolescentes implicados en movimientos sociales a nivel mundial para la defensa del medio ambiente[1]. Sin embargo, a nivel local[2], observamos que existen escasos espacios de reflexión y diálogo en los que ell@s (niñas, niños y adolescentes) puedan compartir sus inquietudes e iniciativas sobre los problemas que los aquejan, pero sobre todo espacios en los que su participación sea tomada en cuenta seriamente y puedan aprender a generar propuestas de acción para la transformación de estas problemáticas, acompañados y no “guiados o dirigidos” por las y los adultos.
Son escasos los espacios críticos exentos del adultocentrismo (Hecht, 2013), en los que niñas y niños pueden participar con dinámicas para la generación de aprendizajes colectivos en pro de acciones transformadoras, o donde se valoren esos aprendizajes. Las personas adultas muchas veces no sabemos acompañar a la niñez en la construcción de una capacidad protagónica de la participación, es decir, una participación con implicación autogestiva y política.
La Red de Custodios articula esfuerzos y saberes de “[…] profesionistas de la sociedad civil, artistas, estudiantes, académicos y pobladores/as de la región interesados en la protección del ambiente a través de una participación plural en el manejo cuidadoso del territorio” [3] (Escalón, 2016, párr. 9). Inicialmente surge para custodiar el Área Natural Protegida (en adelante ANP) Archipiélago de Bosques y Selvas de Xalapa[4]. Es un corredor biológico multifuncional y sus fragmentos son llamados islas. En la Red participan familias que viven tanto en estas islas como en “mar abierto”. De hecho, la mayoría de los niños y niñas custodias no viven en las islas.
Si bien, desde su origen en 2015, la Red de Custodios tuvo consciencia de la importancia de la participación de niñas y niños, y de los aprendizajes intergeneracionales, no había un espacio destinado especialmente para acompañar sus iniciativas vinculadas a la Red. Ell@s asistían más bien en calidad de acompañantes de sus papás y/o mamás a las asambleas o reuniones semanales.
Zenyram Koff Maganda (una niña en ese entonces de 10 años), cuestionó en reunión con algunos adultos custodios (2017) la invisibilización de niñas y niños por parte de las personas adultas, y fue invitada a generar un grupo; meses después surgieron algunos talleres que por diversas razones, no tuvieron continuidad, no obstante, se reconoce la necesidad de mayor participación autogestiva. En 2018 la iniciativa se reanima al sumarme al equipo, generándose un diálogo de saberes y experiencias del que damos cuenta en este texto.
El espacio para el diálogo y la reflexión. Identidad y sentido de pertenencia
El espacio físico en mi experiencia es una parte clave, se vuelve simbólico, es importante para que niñas y niños se sientan en confianza y logren construirse como colectivo, apropiándose de él, haciéndolo suyo. Un lugar donde logren cotidianamente, realizar actividades concretas, gestionando sus necesidades e intereses para construir una identidad de grupo, ejercitar dinámicas de convivencia y toma de decisiones, así como acuerdos, a su ritmo y dentro de un proceso que dialogue y negocie con los deseos y necesidades de l@s adult@s.
Abrevando de mi experiencia de más de veinte años en Bunko Papalote[5], ofrecí un espacio físico y metodológico, al que llamamos “de diálogo y reflexión”. En este espacio, yendo más allá de los libros y la lectura, y con acompañamiento constante y sensible de algunas adultas, facilitamos la deliberación de niñas y niños, la reflexión sobre temas vinculados a sus derechos y a los problemas socioambientales, a conjuntar reflexión con diversión y a identificar las relaciones de poder, tanto entre ellas y ellos, como con las personas adultas.
El grupo más constante estaba conformado por Arantza Andrino (8 años); Diego Quetzal Lerma (8 años); Edsel Yasit Hernández (10 años); Ilana González (10 años); Juan Carlos Bautista (10 años); Karyme Andrino (7 años); Vania Pérez (9 años); Yolio Torales (10 años); y Zenyram Koff (11 años). Sus acompañantes adult@s fueron principalmente sus mamás y en alguna ocasión sus papás: Jimena Mejía, Alicia Bautista, Deisy Sánchez, Alejandra Sánchez, Vania Magdalena Macías, Verónica Hernández, Carmen Maganda, Harlan Koff; Sergio Lerma y Adrián Torales.
Cualquier niña y niño puede ser un custodio de su propio territorio. Cuando han tenido espacios y acompañamiento para reflexionar sobre lo que está pasando en el mundo, en su país y en su ciudad, generalmente se cuestionan, se preocupan y buscan actuar para aportar en la solución de los problemas. Las niñas y los niños, aunque provengan de contextos poco propicios para su participación activa, saben qué está pasando, tienen ideas sobre las causas y soluciones, pero no tienen el espacio ni el acompañamiento para llevarlas a cabo y ampliar su mirada. Necesitan poder constatar que pueden hacer algo y que sus propuestas serán tomadas en serio; necesitan un colectivo en el que se sientan invitad@s al diálogo, donde puedan aclarar sus ideas, aprender de los saberes de los otros y para animarse a participar y aprender a hacerlo junto con todas y todos; además un lugar donde todo esto puedan hacerlo segur@as, felices y divertid@s.
Las sesiones colectivas. Autogestión, acompañamiento y acuerdos
El espacio de diálogo y reflexión más allá del espacio físico hace referencia a lo que ocurre en él, un lugar agradable y cómodo, donde ellas y ellos se sientan en confianza, se puedan quitar los zapatos y puedan interactuar libremente, es lo que lo caracterizó. La dinámica consistió en reunirnos los viernes por la tarde, niñas y niños custodios, algunas mamás coordinadoras y yo. Durante la primera hora, había un taller de lectura de literatura infantil; el punto de partida fue la metodología Bunko Papalote y a partir de ella, brotaron de los propios niños y niñas, iniciativas de modificación de tiempos, propuestas de juegos, etc. Durante la siguiente hora, abordábamos temas de custodios, tomando acuerdos sobre las actividades propuestas por niñas y niños para las semanas siguientes, así como sobre las sugerencias de las personas adultas. Para ello, organizamos cuatro comisiones:
- Conocer y cuidar las islas
- Formarse como custodios: niñas y niños
- Elaboración de juegos relacionados con las islas
- Elaboración de un reglamento
L@s acompañantes de las niñas y niños nos reuníamos aparte, para ver cómo mejorar nuestro acompañamiento: si interveníamos mucho o no, si era necesario proponer invitados, actividades, preguntarnos cómo lograr lo que solicitaban y si no, cómo explicarles que no era posible llevarlo a cabo y por qué. Nos preocupaba darles opciones a sus inquietudes, poniendo énfasis en que fueran los y las niñas quienes tomaran sus propias decisiones y participaran directamente en la ejecución de sus propuestas.
El grupo de niñas y niños custodios, junto con sus acompañantes, llevamos a cabo las siguientes actividades: sesiones semanales; pláticas sobre las islas a cargo de invitados; elaboración y disfrute de juegos de mesa con temáticas ambientales; realización de un video para invitar a más niñas y niños[6]; participación en programas de radio exponiendo su experiencia como custodios y sus saberes sobre el cuidado del ambiente; participación en el Festival de la Niebla 2018, presentando sus actividades y organizando un rally para niñas y niños; participación en la Asamblea Anual de Custodios en 2018 y en la planeación 2019 y 2020; recorridos en las islas Luz del Barrio, El Castillo, el parque lineal Quetzalapan Sedeño y Rivieras del Pixquiac; participación en un monitoreo de la calidad del agua del río Pixquiac.
La experiencia nos permitió entender varias cuestiones: a) Es importante equilibrar el espacio de reflexión (lectura, plática, acuerdos, diálogo) con actividades prácticas y con salidas a las islas, para “saber qué defendemos y experimentarlo”; b) Para muchas de las actividades, las niñas y los niños requieren del apoyo de adult@s; c) Las niñas y los niños sufren los ritmos de las personas adultas y a veces están saturados de actividades vespertinas, en ocasiones se les veía molest@s agotad@s; d) Generar responsabilidad colectiva es difícil pero no imposible; a veces alguien quiere ser líder pero es mejor que todos podamos proponer, hablar, escuchar, enseñar, aprender, decidir. No ser adultocéntric@ cuesta trabajo, pero es muy satisfactorio escuchar que los niños y las niñas se sintieron acompañad@s y no dirigid@s.
¿Qué piensan y sienten los Custodios niñas y niños, sobre esta experiencia?
Zenyram Koff (11 años):
“Yo he estado con los custodios del archipiélago de Xalapa, niñas y niños desde el primer día, yo fundé los custodios en 2017 cuando acompañé a mi mamá en una reunión de los custodios adultos, estaban hablando del futuro de Xalapa, y es cuando les pregunté por qué no había niños en esa sala, y ahí fue donde empezó esta gran aventura. Al inicio no fue fácil pero cuando nos pusimos a trabajar con Bunko Papalote, nos ayudó mucho, hicimos más contactos e hicimos muchas más actividades como visitar las islas de Xalapa. Cuando fuimos al Castillo [la isla del Castillo] hicimos una caminata de dos horas, y después sin que quisieran nuestros papás, nos mojamos de pies a cabeza[7].
Los custodios no sólo es un grupo de niños que quiere ayudar a su ciudad, y que se oigan sus voces, también somos amigos y tenemos una comunidad que es nuestra. Lo que me gusta de los Custodios (NNA) es que los niños mandamos, y los adultos sólo nos ayudan. El grupo ha ido cambiando con los años, y yo que he estado ahí desde el inicio es bonito escuchar a la gente que viene y a veces se va. Los custodios luchamos por la ciudad de Xalapa, y también para que se oigan nuestras voces, por ejemplo en la campaña “que los restaurantes sean más sustentables”. Y yo estoy muy agradecida a todos los adultos pero especialmente a mi mamá que ha estado ahí, apoyándome en las buenas y en las malas en los custodios. Y los custodios es un lugar hermoso donde nos podemos expresar nosotros, siendo…pues…pues nosotros. Podemos expresar lo que pensamos, nuestros conocimientos, compartir todo lo que sabemos, y aprender. Custodios…es un diálogo, es un hermoso diálogo que yo nunca quiero que termine. Es hablar de nosotros con adultos, con otra gente que vive en comunidades, de cómo viven ellos y de cómo vivimos nosotros, y qué es lo que debemos hacer y qué es lo que debemos dejar de hacer. Es un diálogo muy bonito que nunca quiero que termine”.
Ilana González (10 años):
“[…] de las cosas que más me gustaron de custodios niños es que yo sentía que éramos un grupo muy bonito, un grupo unido, y de repente, llegaban nuevos niños y si se sentía cuáles tenían ganas y cuáles los papás los llevaban porque…no sé…porque los llevaban, pero cuando los niños sentían interés, se veía, se sentía, se escuchaba y estaba muy bonito el grupo, me encantó. Lo que yo sentía es que no solamente nos quedamos ahí sentados, diciendo “¡voy a salvar el planeta completo!” Y mirando al infinito sin hacer nada, sino que estábamos movidos, teníamos un objetivo, y lo hacíamos… y otra cosa que también me gustó mucho fue que… cuando estábamos en Bunko estaba padre y platicábamos sobre lo que queríamos hacer para defender las islas, pero cuando nos hablaban sobre las ANP’s, las islas y que no sé qué, a mí me intrigaba, digo, yo sabía lo que era una ANP, me habían platicado, porque era una cosa padre, bonita, pero yo no la conocía, entonces me gustó cuando salimos a conocer las islas, porque yo no sé para qué estábamos defendiendo algo que no conocíamos. También que en el festival de la Niebla [2018], fuimos custodios adultos y niños, y estuvo padre: hicimos el mural, jugamos lotería, y si nos preguntaban pues contestábamos lo que éramos, lo que hacíamos y en ese momento me di cuenta de muchas cosas que no me había dado cuenta de custodios, cosas padres”.
Yolio Torales (10 años):
“[…] Pues para mí todo lo de… “Bunkustodios” fue una experiencia muy divertida, muy hermosa, me gusta toda la idea, me gustaría que siguiera toda la iniciativa, el bien que hay dentro de todo esto, pues, vaya no es poco que digamos, entonces, pues a mí me gustó, es una experiencia muy divertida, muy bonita. Recuerdo los días en los que todos veníamos muy cansados, y el leer un cuento sin quedarnos dormidos era un logro, pero aun así, todo, cualquier segundo que pasábamos era divertido. Y bueno, con respecto a los custodios, me gusta mucho el bien que hay en toda esta iniciativa, me gusta que no sólo es dar a conocer sino también que nosotros conozcamos más y, además, es de una manera divertida: juegos, expediciones; me hubiera gustado quedarnos a dormir en alguna isla. Fue muy divertido, conocimos muchas islas, yo me divertí mucho, y en sí, dar a conocer sobre lo que está pasando, toda la contaminación y eso, dar a conocer lo que está bien y no, pues me gustó, bueno como ya dije conocer las áreas y me gustaría que siguiera y que hubiera más niños”.
Diego Quetzal Lerma (9 años):
“Hola Soy Diego Quetzal, tengo 9 años, me ha gustado custodios porque conocemos más nuestra zona, también ayudamos al mundo a que no se contamine más, y que otros niños conozcan la importancia de cuidar el bosque”.
En este texto las niñas y niños participaron con sus testimonios y revisando la versión final para aportar y corregir, al igual que las mamás. Dieron su aprobación para aparecer con sus nombres. He querido compartir esta incipiente experiencia, para enfatizar la importancia de aprender en colectivo y la conformación de niñas, niños y adolescentes como sujetos políticos de la Red de Custodios: mi intención, como adulta acompañante, no es entretener a las niñas y niños mientras sus papás asisten a las asambleas, ni proponerles cosas que no nazcan de ell@s. Busco junto con otras personas adultas acompañar sus procesos, desde una intención e interés genuino por participar en lo que les compete, y que además pueda prosperar en acción conjunta para saber resistir en situaciones de injusticia social y política en su territorio.
Considero clave el protagonismo de niñas y niños, no en el sentido de acaparar la atención, sino de ser participantes activos y conscientes. Este tipo de participación les abre posibilidades de defender sus derechos, de aportar a formas sustentables y amorosas de vivir y relacionarse, contribuyendo así a una cultura de paz (Ayora, 2019). Es importante generar los espacios físicos y simbólicos para que las niñas, niños y adolescentes asuman con convicción y entusiasmo la responsabilidad de la participación.
Para lograr este tipo de participación, es necesario que l@s adult@s cambiemos el lugar donde hemos colocado a la niñez y que ell@s mism@s cambien el lugar donde se han colocado, es decir, adoptar un “enfoque de niñez” (Ayora, 2019, p. 7) en las diversas actividades en las que participamos. Después, necesitamos reflexionar sobre la importancia del colectivo, la resistencia que necesitamos para dejar de reproducir las lógicas capitalistas salvajes (extractivas e impositivas) imperantes, las ideas individualistas, materialistas, competitivas y consumistas. El colectivo abre oportunidades para pensarnos en nuestra interdependencia, la cual es base de la participación social y política. La suma de estos dos elementos el enfoque de niñez y el colectivo como lugar de aprendizajes nos invita a los adultos a mirar de otra manera nuestro lugar y el de las niñas y los niños. Creo, al igual que López y Guaimaro:
[…] que los adultos son los llamados a impulsar la participación de niñas y niños y adolescentes, entendiendo que la participación es un proceso de construcción y aprendizaje mutuo adult@-niñ@, el cual inicia cuando aprendemos a escucharlos y a respetarlos. Para ello, es primordial promover espacios de comunicación y cooperación intergeneracionales en los que se estimule el diálogo y el intercambio basado en valores éticos que contribuyan al desarrollo de sociedades más democráticas e incluyentes. (2009, p. 137)
Estas autoras hablan también de la importancia de pensar la participación en la construcción de espacios de escucha para las políticas públicas, para la toma de decisiones democráticas. Si las niñas y niños saben que pueden y deben ser escuchados desde esas instancias, su participación se abre a otros sentidos. Por ello, pensarnos en colectivo, junto con las niñas y los niños, luchando por un mundo más justo y “cuidando lo que nos cuida”, puede generar aprendizajes diversos y significativos para cambiar el curso de nuestras decisiones. La auto-organización de la cual la Red es un ejemplo para niñas y niños, es la apuesta, la vía de un activismo cotidiano, de una resistencia pacífica: “La auto-organización nos puede mostrar la belleza de la fuerza colectiva en un camino de aprendizaje y autodescubrimiento” (Activistas desde la horizontalidad, 2019, p. 7).
Reflexiones finales
El proceso de defensa de la ciudadanía, de las Áreas Naturales Protegidas de Xalapa, en la Red de Custodios va más allá de un polígono definido por la Ley, es un “espacio” de aprendizaje colectivo donde se generan prácticas de intercambio, solidaridades y de soluciones a las problemáticas sociales que amenazan la naturaleza de la que formamos parte; es una oportunidad para que niñas y niños se impliquen activa y conscientemente permitiendo también avanzar en descubrimientos colectivos infantiles y juveniles que los empoderan.
Con pretexto de la lectura compartida, el diálogo y la reflexión, niñas y niños generan aprendizajes para compartir, descubrir a los demás, sus necesidades, prácticas, ideas y formas de andar el mundo. En esa confianza construida son capaces de descubrir otras formas de pensar, hacer y se preguntan cosas al respecto, alimentan su curiosidad, su imaginación y van gestando su propio lugar en el mundo; y en una fase posterior generar, con otros, acciones cada vez más autogestivas, poniendo en acción su agencia, y viéndose en unión, colaboración e identificación con los demás, aprendiendo a negociar ese poder con los adultos que los acompañan, para así construir una idea amorosa de la participación política (Nusbaum, 2014).
Desde muy temprana edad las niñas y los niños pueden construir sus percepciones acerca de sus territorios, las injusticias en ellos y las relaciones desiguales de poder. Ese darse cuenta, a partir de participar en las actividades en las que sus padres y madres participan, como la experiencia de niñas y niños custodios del archipiélago, abre la posibilidad de complejizar su mirada sobre lo que pasa para conformar una apreciación política, posicionada y crítica de lo que sucede (Gaitán y Liebel, 2011; Corona y Pérez, 2000). La mirada occidentalizada y urbana de la niñez, de lo que debe ser una niña o un niño, no deja ver que en los grupos y movimientos sociales todos los sectores de las comunidades son parte de la lucha, todos a su nivel deberían participar para ir aprendiendo y hacerlo de manera voluntaria, pues es la forma de pertenecer.
La participación política se ha restringido a los adultos en estos contextos de luchas y defensas, mientras que en otros, las niñas y los niños “son considerados integrantes plenos de la comunidad política” (Torres, 2015, p. 28). En el contexto de los niños y niñas custodios, la visión de participación infantil política es todavía muy distante de la de los movimientos sociales de niñas y niños trabajadores, por ejemplo, o de las niñas y los niños indígenas de la autonomía zapatista. Pero el sentido de la participación que sometemos a la reflexión es el mismo: la construcción de autonomía colectiva para la organización y la participación política. Ellas y ellos lo están pidiendo.
Referencias bibliográficas
Activistas desde la horizontalidad. (2019). La fuerza de lo colectivo. Apuntes sobre autoorganización. Madrid, España: Ochodoscuatro ediciones.
Ayora Vázquez, G. (noviembre, 2019). Protagonismo de niñas, niños y adolescentes para la construcción de una cultura de paz en Veracruz. Revista de divulgación del CEPREVIDE. Cultura de Paz y derechos humanos. Derechos de niñas, niños y adolescentes, (3), 4-9.
Corona Caraveo, Y., y Pérez Zavala, C. (2000). Participación infantil en un movimiento de resistencia. En Corona Caraveo, Y. (Coord.), Infancia, legislación y política (pp. 79-93). Recuperado de https://programainfancia.uam.mx/pdf/eventos/jornadas_1/participacion.pdf
Gaitán, L., y Liebel, M. (2011). Ciudadanía y derechos de participación de los niños. España: Editorial Síntesis.
Hecht, A. C. (enero-junio, 2013). Del adultocentrismo a la agencia infantil: un enfoque desde la socialización lingüística. Revista: Infancias imágenes, 12 (1). Recuperado de https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/27136
López, G., y Guaimaro, Y. (2009). Protagonismo de niños, niñas y adolescentes en la construcción y defensa de su hábitat. En Roldán Vargas, O. (Coords.), Niñez y juventud latinoamericanas. Experiencias de relacionamiento y acción colectiva (pp. 137-167). Colombia: Fundación CINDE.
Nussbaum, Martha C. (2014). Emociones políticas ¿Por qué el amor es importante para la justicia? Barcelona, España: Paidós.
Torres Velázquez, E. (2015). Cotidianidad y participación infantil política en una organización urbana de la ciudad de México (Tesis de maestría en psicología social). Grupos e instituciones de la UAM-División de Ciencias Sociales y Humanidades, Unidad Xochimilco, México.
[1] Este es el caso de Greta Thunberg, activista socio ambiental sueca que, a sus 15 años, generó un movimiento mundial exigiendo medidas contundentes contra el cambio climático. Pero no es la única: existen niñas y niños implicados en movimientos sociales que reclaman atención a las diversas problemáticas que viven.
[2] En Xalapa, Veracruz.
[3] Por razones de espacio no hemos podido explicar con amplitud qué es y cómo se gestiona la RED de Custodios y las características del territorio que defiende, sugerimos ver a detalle el sitio de Internet y acercarse para conocerla a través del siguiente link: http://www.custodiosanpxalapa.org/
[4] Esta ANP tiene una superficie total de 5,580 hectáreas. Se caracteriza por la presencia de bosque mesófilo de montaña, zonas de selva baja caducifolia y cafetales de sombra, con una amplia biodiversidad. Por su geografía parecida a un archipiélago, cada fragmento es coloquialmente llamado Isla y el resto del territorio fuera del polígono de la ANP, mar abierto.
[5] Bunko Papalote A.C., es una organización de la sociedad civil que tiene como misión promover espacios de diálogo y reflexión a partir del contacto con la literatura, en los que el encuentro creativo y lúdico con los demás permita a los participantes (bebés, niño@s y jóvenes) una lectura significativa y propositiva del mundo, el conocimiento de sí mismos, la defensa de sus derechos y la construcción de una cultura de paz.
[6] Se puede consultar en la página web de la Red antes citada.
[7] La isla del Castillo se localiza principalmente en la congregación “El castillo” caracterizada por su laguna, “la laguna del castillo”. Esta laguna se alimenta de manantiales, uno de los cuales forma un pequeño riachuelo donde las niñas y niños custodios comenzaron saltando de orilla a orilla y terminaron nadando en él.