Para todos quienes tuvimos oportunidad de tratarlo, menor o mayormente, sabemos que la ausencia del profesor Hugo Cancino nos deja un desconcierto profundo, pero también, el seguimiento de su obra, su decurso vital, sus actos y congruencia, nos indican caminos a seguir para dotar de significado el trabajo académico, la ética profesional y ciudadana, la integridad y honestidad personal, la búsqueda de derroteros mejores, más humanos y benévolos, para nosotros los latinoamericanos. Desde este espacio, queremos expresar nuestro cariño, admiración y respeto continuo a quien fuese nuestro fundador. Requiescat in pace.
Compartimos con ustedes el obituario escrito por el Dr. Arauco Chihuailaf:
Recordando al amigo y al historiador
Nuestro querido amigo y colega Hugo Cancino Troncoso, falleció el 15 de abril de 2021 en Aalborg, ciudad donde residía. La repentina noticia me conmovió. Intento ahora recordar al amigo, al compañero de pretéritas jornadas de luchas estudiantiles y políticas en Chile. Era en los años de efervescencia política: reforma universitaria (1967-68), toma de la Catedral (1968) encabezada por el movimiento Iglesia Joven; fue uno de los encargados del Departamento de Estudios y Comunicación (1969) de este movimiento.
Nos encontramos, por primera vez, en el Instituto Pedagógico, Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile en Santiago. Era un estudiante brillante y ejercía como ayudante de la cátedra de Historia medieval en el Departamento de Historia y Geografía. Yo daba mis primeros pasos en esas aulas. Poco tiempo después coincidimos en la esperanza y movilización por el advenimiento de una sociedad más justa y distinta. Tras ese objetivo participamos en la misma trinchera política durante nuestros años estudiantiles. Prosiguió su trayectoria universitaria como Director del Departamento de Teoría e Historia del Arte de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, yo asumía responsabilidades docentes en el sur del país. No faltaron las ocasiones para relatarnos nuestras respectivas experiencias pedagógicas y políticas.
El dramático desenlace de la “Vía chilena al socialismo” nos llevó a emprender el camino del exilio que supuso una brusca y precipitada ruptura con el entorno cotidiano. Nuevos desafíos esperaban en otras latitudes. “El exilio nos hermanó en el sufrimiento, en la búsqueda, en la renovación”, me decía en la dedicatoria de unos de sus libros. Búsqueda y renovación imprimieron un sello a su vida de riguroso historiador e intelectual. Respondió al desafío de ser el Otro en otras tierras, con paciencia, resolución e inteligencia. Testimonio de ello son: su destacada trayectoria académica en universidades danesas, sus nutridos artículos y libros, su valioso aporte en el Grupo de trabajo Ahila del cual fue uno de sus arquitectos; contribuyó a cruzar las miradas, a renovar la investigación y el análisis, en la tarea de comprender nuestra Latinoamérica diversa desde perspectivas internas y externas. Abordó temas de investigación y de reflexión que no escapaban a las tomas de posición. ¿Puede el historiador tomar partido? Pregunta inútil, puesto que siempre se toma partido, sea de manera silenciosa e hipócrita, sea de manera honesta. Así lo expresó Ruggiero Romano un historiador europeo que estudió y recorrió “nuestra América” al decir de Martí.
Ya alejados de nuestro suelo natal, la geografía europea nos distanciaba y el teléfono nos acercaba. Una semana antes de su muerte, habíamos compartido, una vez más, la conversación que con regularidad mantuvimos por años. Quedamos en proseguirla, pero quedó definitivamente interrumpida.
En el curso de estas palabras que contienen el recuerdo y el homenaje, se despliegan las raíces de una fraterna amistad y del vacío que siento en este instante.
Hugo Cancino (1942-2021) durante una conferencia de prensa en 1968, foto extraída del libro «Los Cristianos por el Socialismo en Chile» de Teresa Donoso. Tomada de Facebook
Apertura del V Encuentro del Congreso TIPMAL, Quito, Ecuador, 2016. Archivo fotográfico TIPMAL. Tomada de Facebook.