Año 3 • No. 100 • mayo 6 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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El satanismo en México,
la realidad contemporánea

Gibram Martínez Fuentes (Facultad de Ciencias de la Comunicación)
Después de un largo periodo de omisión, el tema del satanismo resurge cada vez con más fuerza en México. Hasta no hace mucho era considerado un tabú, ya sea por el miedo que suscitaban las siniestras prácticas que eran atribuidas a los adoradores de Satán o por el simple hecho de no comprender cómo se podía adorar a un “personaje” tan temido, como es el representante del mal. La versatilidad y facilidades que ofrece esta pseudo religión la convierten en una extraordinaria alternativa para la liberación de ciertas frustraciones en contra de lo establecido por la mayoría.

La sociedad actual tiene entre sus principales características la pérdida de valores de todo tipo, aunado a factores socio-culturales como la soledad del individuo dentro de la masa impersonal y amorfa y el impacto con ambientes que lo denigran, tales como la disgregación de la familia. Lo anterior explica de alguna manera la inesperada dimensión de la adhesión a sectas satánicas, la participación en los ritos introducidos, la invocación de seres sobrenaturales,el culto personal y solitario del demonio y la afirmación de ideas provenientes de la religión satanista que según uno de los mas destacados satanistas contemporáneos, Anton Szandor La Vey (fundador de la Iglesia de Satán “Church of Satan”), fueron diseñadas para llenar el vacío entre la religión y la psiquiatría, abarcando la necesidad humana del ritual, la fantasía y el encantamiento, a la vez de ofrecer un conjunto de creencias en las cuales basar la vida. Las otras religiones importantes no tienen valía, asegura, porque intentan mantener con vida la superstición en una era tecnológica.

Al parecer, la ambigüedad de concepciones acerca del satanismo es tal que ni siquiera se puede clasificar como religión, corriente filosófica o ideología, por la diversidad de enfoques que se conocen acerca del tema; sin embargo, es oportuno intentar una definición, que se puede hacer desde dos perspectivas: tanto general, como particular, es decir, cuando al hablar de satanismo nos referimos a personas, grupos o movimientos que, de forma aislada o más o menos estructurada y organizada, practican algún tipo de culto al ser que en la Biblia se indica con los nombres de demonio, diablo o Satanás, o cuando hacemos referencia específica a aspectos singulares: teológicos, antropológico, psicológicos, jurídicos, sociológicos, etc.

Anton Zsandor
En general, tal entidad es considerada por los satanistas como ser o fuerza metafísica, o como misterioso elemento innato en el ser humano que se evoca bajo diversos nombres propios (por ejemplo Lucifer), a través de particulares prácticas rituales.

En nuestro país, los grupos y movimientos satánicos son muy diversos, algunos están relacionados entre sí, otros no, incluso ciertos grupos son desconocidos hasta para las mismas personas que frecuentan el ambiente satanista, como practicantes de esta pseudo religión. Hay sectas cuya existencia es efímera, otras, con el tiempo, dejan de actuar o en algún caso continúan en forma oculta. Cabe mencionar que en México casi todas estas sectas sufren cismas con mucha frecuencia, es decir, que un grupo se divide en uno o más troncos, los cuales a su vez se separan en otras ramas y así sucesivamente; esto hace aún más complicada la consolidación de estas prácticas.

Pero en contraparte, se puede detectar en la sociedad actitudes como la subestimación de este fenómeno como algo marginal o sin relevancia alguna, la sobrevaloración al considerarlo excesivamente difundido y estigmatizado, y la fobia antisatanista, que con una crítica excesiva y sistemática, impulsa la difusión del satanismo.

Según Giuseppe Ferrari, secretario nacional del Grupo de investigación e información sobre las sectas y director editorial de las revista Religioni e Sette nel mondo, tanto en Europa como en Estados Unidos existe una gran diversidad de sectas, de las cuales la mayoría ha perdido fuerza e incluso está al borde de la extinción, con representantes sólo de Inglaterra, Italia y sobre todo Estados Unidos, donde sobreviven varias de estas organizaciones, entre las que destaca la Church of Satan, fundada en Estados Unidos en 1966 por Anton Szandor La Vey, sin duda la de mayor influencia ideológica en México.

Esta diversidad de opiniones, teorías, enfoques e información en general, ayuda a comprender un poco más el supuestamente “escalofriante” tema del satanismo en México, que, por los comentarios de los que dicen saber, la mayoría de los paganos no adora a Satán o practica ritos satánicos; algunos practican algo llamado satanismo, esta gente tiende a valorar el placer como su motivación principal, o encuentran cierta importancia en imágenes que han sido atacadas por la represiva Iglesia Cristiana. Para algunos, el usar la palabra “satanista” es un acto de resistencia contra la opresión.

Por otro lado, se pueden percibir las dos caras de la moneda, donde ni lo bueno es completamente bueno, ni lo malo es completamente malo, sino que existen también puntos intermedios, así como aciertos y errores de cualquier religión o doctrina filosófica. La libertad de culto es un elemento importante, que queda para el análisis de manera soberbia en la siguiente cita de: Eric Hoffer, filósofo estadounidense: “La fe absoluta corrompe tan absolutamente como el poder absoluto”.