Año 2 • No. 104 • junio 2 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Fiesta inolvidable con mariachi,
Eugenia y la OSX
Gina Sotelo

Cumpliendo todas las expectativas, se presentaron el 23 de mayo en el Gimnasio Universitario del Campus para la Cultura, las Artes y el Deporte, la Orquesta Sinfónica de Xalapa, el mariachi Vargas de Tecalitlán y la encantadora Eugenia León.

Liderados por Pepe Martínez, los integrantes del mariachi se lucieron con sus excelentes voces. Todos cantan y lo hacen bien, además de que a más de una le robaron un suspiro por su impecable atuendo con botonaduras de plata.
“Los amores son como la verdolaga” cantaban los centenarios mariachis acompañados por la OSX que, a escasas semanas de cumplir 75 años de fundación, tiene más bríos que nunca.

Con Peregrina y Amorcito corazón se sumó Eugenia León a los más de 100 músicos que fueron el marco perfecto para su inigualable voz; siguió Por amor para reafirmar el embrujo de una voz espléndida.

Del “pintor musical de México”, Pepe Guízar, los mariachis ofrecieron una selección musical que incluyó la inolvidable Sin ti, para dar paso a Guadalajara.

“¡Ay, cómo sufre mi pecho, por Dios no hay derecho de que tú seas así!”, “hasta el rezo que es de Dios me sabe amargo” y “maldito corazón, me alegra que ahora sufras” eran las palabras desgarradoras que Eugenia cantaba, coreadas por más de dos mil espectadores que se dejaron seducir por la presencia, cadencia y talento de la artista.

Pero no todo fueron canciones populares. La noche tuvo también virtuosismo. Y es que el diálogo logrado entre el mariachi Vargas y la Orquesta Sinfónica en Violín huapango –autoría de Pepe Martínez– dejó en claro porqué se trata del mejor mariachi del mundo y una de las mejores orquestas de América Latina.
Del México romántico interpretaron temas de Agustín Lara, José Alfredo Jiménez y Pedro Infante, canciones que –a decir de Pepe Martínez– hicieron “una barbaridad en el corazón de los mexicanos”, como ¿Qué te ha dado esa mujer? (cantada por todos los asistentes) y la muy difícil de interpretar El pastor.

Ella, Si nos dejan y El rey se escucharon en la última parte del concierto. Canciones de ayer y hoy interpretadas con “la voz de los hombres de verdad”, como si fuera otro instrumento que se manejara a voluntad.

“Aunque me miren sonriendo, la pena que traigo ni Dios la sabe”, entonaban estos músicos que disfrutan su trabajo y, más que ofrecer un concierto, hacen una fiesta donde se paren.

No podía faltar –para cerrar con broche de oro– la música de Veracruz: “La bendición de los hombres son las benditas mujeres” y “para bailar La Bamba se necesita una poca de gracia”, “me picaron las abejas pero me comí el panal” fueron las palabras que culminaron el concierto.

Un concierto que fue una celebración a la música hecha en México, un festejo que de manera natural unió tres mundos musicales diferentes e hizo disfrutar al máximo a todos los presentes.