Año 3 • No. 104 • junio 2 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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  La falsa sobriedad después del mareo
Heriberto G. Contreras/Leticia Garibay
A menudo, cuando asistimos a una reunión, fiesta o evento que implique consumir algún “trago”, del que a usted más le guste, llámese whisky, ron, ginebra, vodka o las siempre populares cervezas, los riesgos de no regresar a casa aumentan considerablemente. Seguramente pensará, “eso cualquiera lo sabe”.

Y es cierto, al ingerir una bebida alcohólica perdemos algunas
capacidades motrices e incluso psicológicas por algunas horas. En el mejor de los casos, los “bebedores responsables” esperan, después de llegar a su umbral y navegar entre el mareo, la somnolencia y los males enunciados, a tomar un reposo, mejorar, quedar sobrios y salir del lugar como si nada hubiese pasado.

Sin embargo, qué tanto sabemos de esto. Un estudio realizado en Canadá sugiere que los efectos del alcohol en el funcionamiento del cerebro son más prolongados de lo que se tenía pensado. Según la investigación, la bebida sigue afectando negativamente ciertas funciones incluso cuando la persona cree que ya está sobria.

Los científicos examinaron los efectos del alcohol sobre funciones cerebrales complejas como pensamientos abstractos, capacidad para planificar y la habilidad de supervisar nuestro propio comportamiento, y encontraron que el desempeño en esas áreas seguía siendo afectado, incluso cuando la concentración de alcohol en la sangre había disminuido a tal punto que las personas no se daban cuenta.

De hecho, el efecto en esas funciones del cerebro parecía más pronunciado a medida que la concentración de alcohol en la sangre comenzaba a descender de su punto más alto.

Los investigadores compararon el desempeño de voluntarios que ingirieron una mezcla de alcohol y jugo de naranja con otras personas que tomaron bebidas no alcohólicas. El profesor Robert Pihl, de la Universidad de McGill en Montreal, Canadá, señaló que los resultados tenían serias implicaciones para actividades tales como conducir vehículos.

Las personas que creen que es suficiente esperar dos horas para ir a casa, en realidad puede que tengan que esperar seis, ya que la persona podría estar más vulnerable cuando menos se lo espera. Según explicó el investigador, el bebedor que está en proceso de recuperar la sobriedad es probablemente más peligroso que el bebedor que aún sigue consumiendo alcohol.

Al menos en Canadá, y según una encuesta elaborada por la Oficina de Seguridad y Tráfico, en 80 por ciento de los accidentes automovilísticos se ven involucrados conductores que consumieron alcohol, drogas o fármacos; el 20 por ciento restante se debe a fallas mecánicas o por fenómenos naturales.

El “estar sobrio” no es garantía de seguridad, mucho menos de que nuestros reflejos respondan como en las situaciones normales.

Con información de Globe and Mail de Toronto.