Año 3 • No. 110 • julio 14 de 2003
Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Información General

 Estados Financieros
 
 Observatorio
 de la Ciencia

 
 Arte Universitario

 Halcones al Vuelo


 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 
Para qué y por qué leer
Celia Rosado (Facultad de Comunicación) Última parte
Leer también conlleva un bagaje de información almacenada en nuestra computadora cerebral; cuando se requiere aparece en pantalla tecleando una motivación que la desencadena al relacionarla con el significado de las palabras y las oraciones.
Tanto Iser como Eco convierten a la lectura en una experiencia, ambos autores enfatizan la actividad de un lector real ligando la expectativa y lo retrospectivo que lo conduce a una dimensión real, la que a su vez trasforma al texto en una experiencia, que habitualmente se entiende como una experiencia de vida, al convertirse en
una especie de espejo; pero al mismo tiempo, la realidad que este proceso ayuda a crear es diferente a la suya propia.

Las anteriores aseveraciones nos llevan en la vereda de meditación para determinar la importancia de la selección de la lectura y sus funciones.
Establecemos que básicamente existe un desarrollo de habilidades y aptitudes con la lectura, entre las que destacan: observación, atención, memoria, concentración, análisis y síntesis. Asimismo, es el lector quien escoge, según su interés, la lectura: si requiere conocimiento o si necesita un momento de esparcimiento y distracción.

Bajo esa perspectiva, destacan como funciones de la lectura: la informativa y la recreativa; subdividiéndose la informativa en: cognoscitiva, instrumental, afectiva, socializadora y de sensibilización.

En las traducciones se enfatizan dos procedimientos, la lectura integral y la selectiva. Ambas requieren sus tiempos que habrán de ser determinados por el lector, recurriendo a su perfil.

La integral es reflexiva y por ende requiere de mayor tiempo, pues se absorbe todo el contexto, mientras que con la selectiva se hecha mano de la síntesis, de la observación, llegando a la selección de la información específica requerida.
Ambas lecturas son válidas pues se enfocan en las necesidades del lector. No hay lectura de primera ni de segunda. Leer como proceso de comprensión es lo importante.

Las reflexiones nos conducen a entender que el papel del docente no debe ser el centro del proceso de la lectura. No debe ser el único en escoger la lecturas, ése no es el camino adecuado para potenciar a los alumnos a la lectura, coinciden Freire y Macedo, así como Giroux.

Por lo tanto, un enfoque diferente al tradicional en el proceso de enseñanza de la lectura sería: la lectura considerada como un proceso constructivo que supone transacciones entre el lector, el texto y el contexto; la participación activa de los lectores en la creación de textos individuales, para lo cual el profesor ayuda a los lectores a construir textos elaborados a medida que leen. El docente comparte los significados que construye cuando lee y estimula a los alumnos a hacer lo mismo.
La puesta en común de grupo y la interacción se consideran esenciales para incrementar la comprensión y el fin perseguido en la lectura.

Parece que los estudiantes aprenden a leer mejor cuando se relacionan con personas que no sólo esperan de ellos que aprendan, sino que los estimulen y apoyen de manera activa como aprendices, aseguró Cairney.

Habrá que llenar las aulas de lectores satisfechos y activos, así como de creadores que comuniquen sus saberes trasformados mediante conocimientos adquiridos en un texto, y que habrán de redactar en mensajes atractivos y coherentes.