Año 3 • No. 114 • septiembre 1 de 2003
Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


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Paso de gato: un espacio para la reflexión teatral
Roberto Benítez Contreras (Primera de dos partes)
Sabido es que los espacios para las publicaciones sobre teatro son reducidos, uno va a cualquier librería o biblioteca y lo que encuentra al respecto es sumamente pobre. En noviembre de 2001 apareció a la venta el número cero de la revista teatral Paso de gato, ahora, a casi dos años de circulación bimestral, ha venido a llenar el vacío que existía en este tipo de publicaciones. Su cuerpo lo estructuran críticas, ensayos, entrevistas, artículos obras de teatro. Además de ser un órgano de divulgación, también ha funcionado como punto de encuentro para diversos pensadores de teatro y su quehacer cotidiano.
Jaime Chabaud.

Casa de los Teatros, de Oaxaca.
Al calor de unas tazas de café, en el inter de la sesión sobre dramaturgia y la presentación para los oaxaqueños de la revista Paso de gato, le propongo a su director, Jaime Chabaud, hacerle unas preguntas a manera de plática de café sobre el paso del gato que ha seguido dicha publicación, él acepta e iniciamos esta charla aderezada de campanas oaxaqueñas, en este lugar hermoso y apacible.

Jaime, a ver comencemos por el principio o bueno, por un principio ¿Cómo nació hace ya casi dos años Paso de gato?
Fue la iniciativa de un grupo de gente. Al principio con Ilya Cazés, posteriormente con Carlos Nóhpal e Iván Olivares, tuvimos la inquietud de hacer una revista ante el vacío de publicaciones, sobre todo que manejara un carácter realmente periódico y no solamente académico, sino más bien informativa, en donde cupiera a la vez lo docto y el ensayo, y pudiéramos centráramos en analizar en cada número un tema en especifico que interesara al gremio teatral, además de publicar siempre un texto dramático.

Es ciertamente un sueño, que he tenido desde hace muchísimos años: hacer una revista. Mira, yo he participado en muchas: Escénica, Artes Escénicas, Gala Teatral, Repertorio, Espacio Escénico; y en otras como: Máscara, Tramoya… en fin. Y siempre ha sido como un sueño tener un espacio de reflexión sobre la cultura teatral. Desde un principio pensamos en la necesidad de que esta revista fuera creciendo en los estados de la república. Nació también de la iniciativa de algunos funcionarios de la cultura que decían que era una vergüenza que no existiera una revista de teatro.

Ha habido un vacío durante varios años. ¿Cuál fue la revista teatral anterior? ¿Espacio Escénico?
Espacio Escénico, y Máscara aunque con otro perfil, además también con una periodicidad irregular, de hecho la segunda lleva más de dos años de no salir. Tramoya tiene un carácter muy específico porque versa sobre la divulgación de textos teatrales más que de ensayos, aunque tenga cabida éste. Pero una revista con cierta periodicidad donde se tuviera en cuenta el ensayo y se reflexionara sobre temas de actualidad del teatro, pues no la teníamos desde Espacio Escénico; antes de eso… Gala teatral, antes… Artes Escénicas que dirigió la maestra Josefina Brun, mítica fundadora y promotora de revistas. Había, si una necesidad de nuestra parte y un sueño, pero la realidad nos ha confrontado muy duramente.

¿Qué evolución ha tenido la revista? ¿Contra qué dificultades ha tropezado?
Muchas, primordialmente siempre ha sido la dificultad económica, que nos pone en un nivel de estrés, a esto súmale una cantidad de trabajo brutal. Cuando la revista era bimestral, era como estrenar una obra de teatro cadaa dos meses. Yo prácticamente dejé de escribir teatro, lo que finalmente es mi profesión. La revista ha implicado ese tipo de sacrificios. No me estoy haciendo la víctima para nada, nadie dijo que era mi labor en la vida hacer una revista; de hecho creo que esto es el proyecto más absurdo en el que me he podido meter en mi existencia, pero bueno, también soy necio, ¿no?
El factor económico ha sido una de las cosas más complicadas, porque un proyecto que debe ser subsidiado por otros, ha terminado en nuestras manos bajo nuestro subsidio, porque regalamos el trabajo, y ha habido ahí un nivel de compromiso muy alto. Al-gunas instituciones que han retirado su apoyo son el Centro Nacional de las Artes (Cenart) y también la uam, la cual en un principio parecía muy entusiasta.

Ha sido una lucha permanente esto de perseguir el bolillo y eso implica una cantidad de horas de gestión que luego no te permiten dedicarte a los contenidos.

Hablando de contenidos, el gremio teatral, habla mucho, tenemos una boca muy grande, somos muy buenos para opinar, sólo entre pasillos, en el lobby de los teatros, en las cafeterías; pero a la hora de aterrizar esas ideas y quejas en papel, muchos, o no se atreven a la hora de articular el discurso. Esta revista ha permitido tener un espacio a otras plumas que de otra manera no habrían tenido acceso a un medio. Aspiramos a que se creen relevos de gente que reflexione sobre el teatro. En realidad, si la revista no tiene un nivel mucho más alto es porque no nos la pasamos reciclando textos. Lo que nosotros hemos querido es que desde la propia comunidad teatral mexicana se reflexione sobre temas y entonces crezcamos en esa reflexión, y crezca nuestro poder reflexivo, esta ha sido una batalla también muy, muy tenaz. Y lo que hemos hecho es abrir el foro, no nos podemos hacer responsables de todo, como han querido algunos, de que cada número tenga la solidez que todos desearíamos; sin embargo ha habido números, súper bien estructurados y que han tenido una mayor cohesión a nivel reflexivo, teórico, etcétera.