Año 3 • No. 114 • septiembre 1 de 2003
Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


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Y así comienza...
Sobre el inicio de un nuevo semestre
Jay Bildstein (Traducción: Rosben L. Olivera L.)
Comprar cuadernos, lápices y plumas, llenos de entusiasmo acerca del comienzo de una nueva página en nuestras vidas, tentador, parcialmente familiar, desconocido; el comienzo de las clases. Sí, para la mayoría de nosotros no es la primera vez que hemos comenzado un nuevo semestre. Aún para aquellos de nosotros que comenzamos nuestra carrera universitaria, tenemos la experiencia de la preparatoria en nuestro
pasado. Maestros y alumnos, todos esperamos con gran suspiro, reflexionando sobre las posibilidades que tiene un nuevo semestre.

Personalmente, nunca he comenzado un nuevo semestre escolar lleno de miedo. Por el contrario, me encontraba entusiasmo por las posibilidades ilimitadas que conlleva comenzar un nuevo semestre; el miedo vendría algunos meses más tarde, alrededor de la temporada de exámenes de mitad del semestre o finales cuando descubrí que mi entusiasmo fresco al comienzo del semestre se había transmutado en una sombría complacencia, en la que asistí a clases (sí es que asistí a ellas) contando los minutos hasta que el aburrimiento terminaba y así era libre de irme a hablar con mis amigos sobre la chava con la que quería salir, o la música de que grupo escuchaba en ese momento. Consecuentemente, temía a mis pruebas porque no me había preparado para ellas a lo largo de este tiempo.

¿A dónde había ido mi interés por dominar los detalles de la contabilidad
gerencial? ¿Dónde estaba mi deseo ardiente por entender la profundidad de los trabajos de Shakespeare? ¿Por qué mi interés por comprender los tratados lógico-filosóficos de Wittgenstein se transformaron en un deseo claro para dormir cada vez que levantaba el libro? ¿Por qué?
Hoy, en los EUA, puedes encender tu televisión muy tarde en la noche para ser bombardeado por comerciales informativos de productos que prometen convertirte en una persona más delgada, más rica, más feliz. Lo único que debes hacer es marcar un número 01 800, darles la información de tu tarjeta Visa, MasterCard o American Express y con tres pagos fáciles de $29.95 puedes ser la persona que siempre has soñado ser. Algunos días después recibes los libros, cassetes y materiales que solicitaste. Los empiezas a utilizar por un rato cuando de repente te das cuenta que el programa para adelgazar o ganar más dinero o ser más feliz necesita algo que no habías considerado cuando hiciste la compra; TRABAJO!
Así es amigos, el trabajo es el ingrediente secreto que debemos añadir a cualquier ecuación para hacer nuestros sueños realidad. Necesitamos trabajar para poder convertir el entusiasmo de nuestro inicio de clases en un semestre encaminado al éxito; no simplemente obtener buenas calificaciones, sino obtener un verdadero entendimiento del material que estamos estudiando. Trabajo es esa palabra sucia que muchos de nosotros no queremos escuchar. Debo decir que cuando estaba en la escuela la noción de trabajo me parecía ser una molestia en mi existencia. A fin de cuentas, era mejor ir a tomar unas cervezas con los amigos, jugar los video juegos, salir a una cita amorosa o pasarse el día en la playa. El trabajo se debía evitar, o por lo menos eso pensaba.

Sin embargo, en algún momento de mi carrera escolástica, aprendí una lección muy importante que me gustaría compartir con todos ustedes. Al principio pensaba que mi deseo por evitar hacer mi trabajo escolar era simplemente porque actuaba como un hedonista, dedicado a satisfacer mis placeres inmediatos en vez de metas a largo plazo. La verdad es que… simplemente tenía miedo de hacer mi trabajo.

Lo que sucede cuando comienzas un semestre, la promesa del conocimiento y auto mejoramiento se agrandan. Un curso, un libro o una conferencia son apenas un boleto a la oportunidad.

El aprendizaje puede ser aterrador. Tememos fallar. Tememos perder oportunidades para hacer algo más. Tememos confrontar nuestras propias habilidades. Al final, si queremos crecer como seres humanos tenemos que darnos cuenta de que para hacer el trabajo, debemos vencer nuestros temores.

Toma el entusiasmo que sientes por este nuevo semestre y utilízalo como un ímpetu para hacer un pacto contigo mismo; que no tendrás miedo de descubrir cuán bueno puedes ser. Entonces, liberado del temor, ve a hacer el trabajo. Te dará frutos.