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El
espejo enterrado
Roberto Ortiz Escobar
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Desde
agosto, el departamento de cine de nuestra máxima casa de estudios
diseñó un ciclo dedicado a Carlos Fuentes, mismo que
concluye la presente semana de octubre.
Vasta y fructífera ha sido la carrera del escritor como guionista,
además sus obras han servido de inspiración a varios
cineastas. El gallo de oro, Tiempo de morir, Los bienamados, Los
caifanes, Pedro Páramo y Aquellos años, nos remiten
a dos décadas donde el vínculo literario con el cine
mexicano era fuerte (1964-1972) y a algunos cineastas: Felipe Cazals
Roberto Gavaldón, Juan José Gurrola, Juan Ibáñez,
Arturo Ripstein y Carlos Velo. |
El
ciclo de ficción se completa con el documental televisivo El
espejo enterrado, diseñado y conducido por Fuentes, quien
en cinco capítulos reflexiona sobre el pasado de España
y el Nuevo Mundo planteando al final una visión del presente
iberoamericano.
Ambientada en diferentes locaciones de España y Latinoamérica,
la serie hace un recorrido histórico por momentos clave en
la política, la sociedad y la cultura de diversos países,
cuyas razas se fusionaron con la sangre española, la cual,
desde el descubrimiento de América por Cristóbal Colón,
preludiaba tres siglos de dominio colonial.
El precio de la libertad, el capítulo IV se proyectará
el miércoles primero de octubre. Aborda el canto de rebeldía
a principios del siglo XIX, cuando visionarios como Simón Bolívar
y José de San Martín reivindicaron la independencia
soñando con la unidad latinoamericana. Mientras el primero
libera Colombia y Venezuela, la campaña andina de San Martín
se traduce en el combate por Chile y la liberación del Perú.
Paralelamente, las milicias locales argentinas derrotan en 1806 a
los ingleses invasores, evidenciando la deshonrosa huida de los españoles.
Desafortunadamente, la claridad de San Martín sobre la preeminencia
de las instituciones por encima del poder militar, se borró
de manera bárbara y cruel por las dictaduras, una oprobiosa
forma de gobierno extendida hasta el último tercio del siglo
XX.
Bolívar, quién afirmaba la guerra es mi elemento,
al final de su jornada existencial, solo y abandonado, recapitularía
diciendo: América es ingobernable,
el que sirve a una revolución, ara en el mar.
Estos gobiernos tuvieron su equivalencia en México con su Alteza
Serenísima Antonio López de Santa Anna, quien gobernó
la nación 11 veces como presidente.
Los agravios sufridos por Latinoamérica durante siglos dieron
como resultado una crisis permanente: de deudas económicas,
drogas, desarrollo y democracia. En los últimos años,
por fortuna, la tradición centralista empezó a sustituirse
por el afán democrático. Comentarios al correo: roeamarcord@yahoo.com.mx
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