Año 3 • No. 119 • octubre 13 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Tolerancia, avance democrático
Santiago Gómez Ortiz (Facultad de Derecho)
Muchos de los estudiosos en materia política coinciden en que la democracia no es un fin, sino un camino; la anterior consideración nos lleva a la idea de que los estados se encuentran en una constante transición democrática, debido a la enorme complejidad de la estructura política, social y económica.

Resulta inocente pensar que el Estado como institución puede plantearse fines y
llegar a ellos sin obstáculos, sólo mediante la buena administración de los planes.
De igual forma resultaría ingenuo pensar que las decisiones en las que incurre el gobierno, tienen la aprobación total e incondicional de la población, es decir, el gobierno, como la población, ansía el bien común, y para lograr la plena realización de éste, se fija un plan diseñado, es el gobierno el jurídicamente responsable de tomar las decisiones. Sin embargo, la población, como elemento racional, en plena conciencia de su representación puede estar o no de acuerdo con el tipo de plan que se quiera tomar.

Estando de acuerdo o no, hay factores que alteran el buen curso del plan, y el gobierno tiene que tomar nuevas decisiones para sortear de una mejor forma estos obstáculos.

Así, población y gobierno entran de nuevo en divergencia, pues la decisión de éste, puede no ser la mejor, según el punto de vista contrario. Antaño, esto podría crear serias dificultades, la realidad del pasado sugería como medio de protesta la resistencia armada.

Afortunadamente esta forma de resistencia civil ha sido superada, evolucionando hacia las protestas no violentas, cuya dignificación fue alcanzada por Mohandas Karamchand Ghandi y perfeccionada por Martin Luther King, el primero llegó al éxito, en su más conocida marcha por la sal, donde la obtuvo evaporando agua del mar, rompiendo el monopolio que hasta entonces mantenían los ingleses sobre ella.

El segundo descubrió el efecto de solidaridad que despierta al público haciéndolo ver como una parte del conflicto usa la violencia para repeler la opinión contraria; pero no sólo llegó hasta ahí, sino que fue más allá; perfeccionó la resistencia civil usando los recursos legales consagrados en la constitución.

De esta manera, podemos darnos cuenta, cómo hasta nuestros días, si bien las opiniones de los elementos racionales del Estado no han podido unificarse, sí se ha establecido una reglamentación consuetudinaria donde hay, más tolerancia por parte del gobierno y una mayor prudencia encaminada a cómo se debe mostrar la resistencia ante las acciones del gobierno, esto es producto de nuestros avances democráticos. Lo interesante de está reflexión gira en torno a las medidas que adoptaremos para hacernos escuchar, indudablemente debemos tener creatividad y capacidad de negociación, ¿están de acuerdo conmigo?