Necesario,
integrar medicina occidental y tradicional para crear una ciencia
integral, afirmó Tullio Seppilli Recibió el doctorado Honoris
Causa
de la Universidad Veracruzana Edgar Onofre Fernández (fotos:
Luis Fernando Fernández)
Con
el doctorado Honoris Causa,
el antropólogo italiano Tullio Seppilli quedó
inscrito en el claustro universitario veracruzano.
El científico
italiano Tullio Seppilli, fundador en 1956 del Instituto de Etnología
de la Universidad de Perugia, dijo en la UV, institución
que le confirió el doctorado Honoris Causa, que es necesario
integrar los conocimientos médicos de la civilización
occidental y de la medicina tradicional para construir una medicina
integral que incluya los factores sociales como determinantes en
los estados de salud y enfermedad.
Seppilli, quien tiene más de 500 publicaciones entre libros
y artículos especializados, aseguró que los factores
económicos, sociales y psíquicos, entre otros, tienen
repercusión inobjetable en el estado de salud y enfermedad
de la población y que éstos han sido dejados de lado
por la medicina occidental, la biomedicina, cuyos aportes; sin embargo,
dijo no rechazar, sino asumirlos como uno solo de los elementos
que conforman un sistema de salud integral.
En presencia
del rector Víctor Arredondo y del secretario de Educación
y Cultura, Juan Maldonado Pereda, Seppilli aseguró que la
pobreza, la riqueza y la mala alimentación, son factores
producidos por la práctica social que tienen repercusiones
biológicas provocando mellas en la salud social, y afirmó
que deben ser vistos como expresiones de la condición social
contemporánea: Eliminar esos factores sociales representa
un problema de cambio social, explicó.
Las aceleraciones
sociales de los últimos años, dijo, han tenido consecuencias
en el sistema nervioso central y aseguró que, por ejemplo,
la depresión es la neurosis fundamental de nuestro siglo,
tal y como en el siglo XIX, la histeria respondía a las presiones
y a la moral de la época victoriana.
Sin embargo,
señaló que los postulados de la antropología
médica rebasan la visión unidimensional de la medicina
convencional practicada en Occidente y aseguró que una visión
multidimensional de los factores que inciden en la enfermedad debe
contemplar, por ejemplo, la transformación del estatus del
enfermo y la manera en cómo vive la enfermedad.
El rector Víctor
Arredondo aseguró que sólo a través de
la cooperación internacional y la participación
comunitaria podremos enfrentar los retos que plantean la globalización
y las demandas de los grupos sociales
Frente
al rector de la UV y el titular de la SEC,
Seppilli aseguró que la pobreza es un factor social
relacionado con la enfermedad.
Seppilli,
miembro distinguido
del claustro académico de la UV
Tullio
Seppilli.
Previo
a la entrega del doctorado Honoris Causa, Alberto Olvera,
director del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales
(IIH-S), y Carlota Bagaglia, vicepresidenta del Circolo Amerindiano,
coincidieron en destacar la trayectoria de Tullio Seppilli,
cuyos estudios lo han llevado a las universidades de Montreal
y Québec en Canadá, la Autónoma Metropolitana
(UAM) en nuestro país, la Federal de Bahía,
Sao
Paulo y Santa Catarina en Brasil, como experto en etno-psiquiatría
y antropología médica, disciplina esta última
que lo llevó al frente de la sociedad italiana de la
especialidad en 1988.
Además de presidir la Fundación Angello
Celli para una Cultura de la Salud, Seppilli actualmente
desarrolla su actividad docente en la Facultad de Sociología
de la Universidad de Roma y la Facultad de Medicina en la de
Perugia. Todos estos merecimientos motivaron la propuesta del
Instituto de iih-s para que se le distinguiera con el doctorado
Honoris Causa y que el cug ratificó en su sesión
de julio de 2003.
En el acto participaron el secretario de Educación y
Cultura, Juan Maldonado Pereda; los vicepresidentes del XXV
Congreso de Americanística, Rosa María Grillo
y Pedro Jiménez Lara (IIH-s), y los secretarios Académico
y de Administración y Finanzas, Raúl Arias Lovillo
y Elías Álvarez
Seppilli,
quien ha participado como profesor en las Universidad de Roma, en
el Instituto de Arte de Florencia y algunas casas de estudio de
España, además de ser profesor de doctorado en Siena
y Cagliari, explicó que el dolor se vive de diferentes maneras
y que ello implica una modificación en la relación
médico-paciente, donde la biografía de este último,
sus problemas personales y la repercusión de la práctica
social en que está inmerso, deben ser factores determinantes
para el tratamiento de la enfermedad.
Al respecto, aseguró que los factores sociales deben ser
considerados en términos de prevención por los responsables
de la salud pública, quienes deberían procurar una
modificación en los estilos de vida de la población
y en la estructura de la sociedad: Una política sanitaria
es aquella que modifica la manera de vivir en nuestros países,
dijo.
Advirtió que la medicina occidental abrió una paradoja
cuando erradicó las infecciones con los antibióticos
pero generó nuevas enfermedades: Después de
derrotar a las infecciones, la medicina occidental pensó
que podría derrotar todas la enfermedades. Eso fue una utopía.
La práctica convencional de la medicina, dijo, produjo una
hiperespecialización cuyo objetivo es saber todo sobre nada;
una hipertecnificación que provocó que el médico
visitara menos al paciente, y una hiperburocratización donde
las relaciones del médico son con los órganos del
paciente y no con el paciente, lo que significó un detrimento
del sentido humano en esta relación.
Sin embargo,
aceptó que las medicinas tradicionales están empezando
a ser consideradas en el mundo y que ello significa una modificación
en el monopolio de la biomedicina, aunque advirtió que los
médicos egresados de la universidades occidentales tienen
vastos conocimientos biomédicos pero no contemplan el lado
social de la enfermedad ni otros sistemas médicos.
En este sentido, Seppilli concluyó que se impone una integración
de los conocimientos médicos occidentales y tradicionales
de las distintas culturas en la creación de una medicina
integral que tome en cuenta los factores sociales que intervienen
en los estados de salud y enfermedad y en las subjetividades del
paciente.