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Entrega la UV doctorado Honoris
Causa al pensador francés
No es al mundo al que hay que criticar, sino
su ceguera: Morin
Edgar Onofre Fernández Serratos |
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No
debemos criticar a la economía, sino su ceguera; no es el desarrollo
tecnológico al que debemos criticar, sino su uso exagerado:
necesitamos la economía, la ciencia y la tecnología
pero no de la manera incontrolable en que funcionan y con la que gobiernan
al mundo, aseguró el pensador francés Edgar Morin durante
el discurso que ofreció luego de recibir el máximo galardón
que otorga la Universidad Veracruzana, el doctorado Honoris Causa. |
El
rector Víctor A. Arredondo entregó el doctorado
Honoris Causa al pensador Francés Edgar Morin.
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En
el vestíbulo de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de
Información (usbi-Xalapa), Morin advirtió que es necesario
modificar el camino que ha recorrido la sociedad y el conocimiento,
pues éste va encaminado al desastre y aseguró que vivimos
el momento previo a la transformación del mundo o a la catástrofe:
La metamorfosis se impone cuando el sistema no es capaz de tratar
sus propios problemas y el sistema actual no tiene esa capacidad.
Todos sabemos, por ejemplo, que la posibilidad de la paz existe, pero
sabemos que ella es imposible.
Ante el rector Víctor Arredondo; el subsecretario de Gobierno,
Flavino Ríos (representante personal del gobernador Miguel
Alemán Velazco) y la ministro-consejero de la embajada de Francia
en México, Jeanne Teixer, el escritor Juan María Alponte
aseguró que la obra de Morin persigue un fantasma, el hombre,
y que a través de ella el pensador francés asegura:
Yo ensayo reconocer a qué errores me han conducido mis
demonios y a qué verdades permanezco fiel.
Durante su presentación, Alponte, articulista de diversos diarios
en nuestro país y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas
y Sociales de la UNAM, hizo un recorrido por las etapas de la historia
que vivió Morin en conjunción con los momentos intelectuales
que atravesó en su formación. Así, tocó
en diversos momentos a Martin Heidegger, Anatole France, Raymond Aron,
Jean Paul Sartre, Louis Althusser, Walter Benjamin, Roland Barthes,
Michel Foucault, lo mismo que la primavera de Praga, la Segunda Guerra
Mundial, Hitler y aquel mayo de 1968 en París. |
Uno de los grandes
retos de la enseñanza contemporánea es reorganizar
el conocimiento y reanudar el vínculo entre las culturas
y las disciplinas divorciadas: Arredondo
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De
entre todo ello, Juan María Alponte dijo que Morin es un sobreviviente,
física y mentalmente, de esas legendarias generaciones: Había
sido uno de los primeros en vivir el cambio dialéctico de los
hombres y del mundo. A las páginas de su revista Argumentos,
llegaron los primeros relatos de las infamias totalitarias; éstas
se puntualizaron, pero no para perseguir, sino para descubrir y, quizá,
inventar la esperanza.
Autor de más de 30 libros que le han valido diversos premios,
como el Internacional de la |
Estrella
X. Dorantes, Víctor A. Arredondo y Edgar Morin.
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Revista
Mundo Hispánico y el Internacional Mercurio de
Oro, Alponte dijo que, de esta época, quedaba en pie,
solitario en su prodigiosa obra conceptual, Edgar Morin, cuyo trabajo
le conduciría a buscar y encontrar el vínculo, quizá
el eslabón perdido, entre la filosofía, la ciencia
y la materia.
Aseguró que Edgar Morin es, en sí, una época
entera que dura largo tiempo, traspasada por las grandes conmociones
del siglo XX y se valió de la obra que Althusser escribió
recluido en un hospital para dolencias mentales, El porvenir
dura largo tiempo, para presentar al nuevo doctor Honoris
Causa y asegurar que la Universidad asume, desde el silencio
de su vida, que el porvenir dura largo tiempo.
Por su
parte, y a lo largo de su discurso, el pensador francés,
quien se mostró complacido de que esta ceremonia lo integre
al claustro académico de la UV, institución de la
que destacó algunas de las tareas que ha emprendido para
el estudio de las ciencias sociales y, particularmente, el pensamiento
complejo, advirtió acerca de los errores y riesgos de ilusión
que conlleva el conocimiento y aseguró que la historia de
la humanidad ha sufrido dichos errores e ilusiones, pues los
hombres han fabricado falsas concepciones de ellos mismos y de lo
que hacen. El mismo (Carlos) Marx no
escapó a ellos.
Morin explicó que el problema del error y la ilusión
en el conocimiento del mundo no es tema exclusivo de expertos, sino
de cada persona, y advirtió que en el proceso en que la mente
traduce e interpreta los estímulos que nos llegan a través
de los sentidos, la posibilidad de equivocarse está siempre
presente. Conocer es siempre, dijo, traducir y reconstruir la realidad.
Así,
explicó que las teorías de la información y
la comunicación en sí mismas tienen siempre el riesgo
del error, de la presencia de ruido que destruye el sentido de la
información y, también, aseguró que nada escapa
a la interpretación; sin embargo, apuntó que la alucinación
es semejante a la percepción, sólo el contacto con
los demás nos permite distinguir lo verdadero.
En este sentido, dijo que está vigente un modo senil y alucinatorio
de interpretar la realidad, en el que nos mentimos cuando
recordamos, la memoria desfigura y, en el proceso de lograr
la comprensión de lo que nos rodea, aseguró que el
desarrollo de la razón está estrechamente ligado a
la afectividad y que existe un nexo permanente e indisoluble entre
ambas.
Sin embargo, Morin aseguró que hay fuentes intelectuales
de errores, sistemas q ue parecen invulnerables y que reducen lo
real a la idea que tenemos de realidad, pues las ideas tienen
poder sobre nosotros como lo tenían los dioses. Los dioses
tienen ideas brillantes y terribles por las que nos podemos hacer
matar: no podemos escapar a las ideas. El principal obstáculo
para el conocimiento es una lucha contra las ideas apoyada en las
ideas.
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