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Té
vs SIDA
Heriberto G. Contreras |
Hace
unos días escuchaba por la radio que el SIDA es uno de los
peores males de la humanidad. Eso no es nada nuevo. De pronto recordé
cómo esta enfermedad se llevó a Fredy Mercury y con
ello a la dinastía Queen, que a mediados de los ochenta llegó
a su punto más álgido, y cuyo legado aún se escucha
con fuerza en el cuadrante radial.
Otro
de los que me tocó ver cómo luchó ante la noticia
de padecer del síndrome fue el famoso Magic Johnson, quien
también a mediados de los ochenta brillara con los Lakers
de los Ángeles en el baloncesto de los Estados Unidos. Asombrosamente,
el deportista sigue aún vivo y en buen estado de salud, sin
embargo, esto nos enseña que este mal no tiene ni fronteras,
ni se debe a clases sociales ni nada por el estilo.
Lo verdaderamente dramático, fue la nota que continué
escuchando esa tarde, en la cual hacía referencia a que países
cómo Curasao, una isla al Norte de Colombia en el Mar Caribe,
y cuna de Andrew Johnes (para los que gusten del beisbol), ve cómo
el 60 por ciento de su población de jóvenes entre 17
y 35 años está infectada de Sida. ¿Se imaginan?
Seis de cada 10 habitantes de un país sufren de esta enfermedad.
A esto súmenle que este año China registró 10
millones de personas infectadas.
Tómenlo como propaganda o pasatiempo, pero al día siguiente
que escuché esto, leía en el periódico New
York Times que el ex presidente estadounidense Bill Clinton, dijo
que el Sida debería ser considerado un tema de seguridad nacional,
pues la enfermedad afecta a más personas en el mundo que el
terrorismo, más que ser un tema humanitario, es un tema de
seguridad, ya que advirtió que el SIDA podría avivar
la pobreza y la desesperación.
Pero no todo son noticias malas; tal parece que la ciencia se encarga
de mitigar las preocupaciones y decirnos que tomemos las cosas con
calma. Días después de conocer estos números
apareció en la agencia de noticias británica Reuters,
que el té podría combatir al virus del SIDA.
Según un grupo de investigadores de la Universidad de Tokio,
en Japón señalaron que una molécula presente
en el té podría bloquear la diseminación del
virus. Los hallazgos de laboratorio ofrecerían una novedosa
manera de combatir la infección por el virus vih, que causa
el SIDA, al evitar que se disemine por todo el cuerpo. Los estudios
actuales así como tratamientos que se dirigen al VIH, combaten
la infección después de que ésta se disemina.
Kuzushige Hawai es el nombre del investigador líder del proyecto,
quien halló un compuesto llamado galato de Epigalocatequina
(EGCG), que se cree que contiene más de los beneficios de salud
que se hallan en el té verde, pues ataca rápidamente
las puertas de entrada que el virus del Sida usa para invadir las
células. El VIH prefiere infectar a las células llamadas
linfocitos T CD4, y usa una entrada molecular llamada receptor cd4
para lograr el acceso. Al unirse primero con la molécula CD4,
el EGCG evita efectivamente que el VIH se adose a la membrana, al
menos en pruebas experimentales en recipientes de laboratorio.
Tal parece que la sencillez de tomar un té ofrece más
beneficios que muchos de los medicamentos que actualmente se encuentran
en el mercado. Estudios previos han revelado que las personas que
beben mucho té verde tienen índices más bajos
de cáncer, cardiopatía y artritis reumatoide. Además,
en septiembre pasado, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos
halló que las personas que beben té negro vieron que
su colesterol disminuyó entre un siete y un 11 por ciento.
Ahora veremos si es capaz de combatir al SIDA.
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